De Guinea a Cabo Verde, por Josep Anglada Bigordà

22/09/2011 | Bitácora africana

Salvando todas las distancias, Guinea Ecuatorial y Cabo Verde son dos países estructuralmente comparables: una población total parecida -6oo.ooo habitantes en el caso de Cabo Verde; quizás un poco más en Guinea-, un territorio disperso, con el agravante de la insularidad -9 islas habitadas en Cabo Verde; la zona continental más cinco islas dispersas en Guinea-, dos grandes ciudades ejerciendo un papel bipolar político-económico separadas por unos 300 kilómetros de distancia –Praia y Mindelo en Cabo Verde; Malabo y Bata en Guinea-, la dependencia casi exclusiva de un solo factor de producción en su economía –el turismo en Cabo Verde; el petróleo en Guinea-, y por último una pirámide demográfica muy joven con mucho desempleo y graves problemas de alcohol -66% de la población menor de 30 años y 33% de la población menor de 22 años en Cabo Verde; 43% de la población menor de 15 años en Guinea.

En Cabo Verde el pasado agosto se celebraron elecciones presidenciales cuyo desenlace se saldó, en una segunda vuelta el 21 de agosto, con la derrota del candidato del partido del gobierno Manuel Inocencio Sousa y la designación como presidente de Jorge Carlos Fonseca apoyado por un partido de la oposición (MpD, Movimiento para la Democracia). Por primera vez desde la independencia, Cabo Verde tendrá un presidente apoyado por un partido distinto del que gobierna. Si tenemos en cuenta que el actual partido en el gobierno es el PAICV (Partido para la independencia de Cabo Verde), heredero directo del mítico partido fundado por Amílcar Cabral, entenderemos el desconcierto y la prudencia con que fueron recibidos estos resultados. A pesar de todo, tanto en la prensa, la opinión pública, como los propios partidos, este desenlace se ha vivido como un paso más de madurez democrática, como el asentamiento definitivo de la alternancia simbolizada en la primera cohabitación.

Precisamente estos días en Guinea se están publicitando reformas políticas para evitar dicha posibilidad: reforzar el papel presidencial para impedir que, si gana las elecciones otro partido que no sea el gubernamental (PDGE), se produzca una colisión entre gobierno y presidente.

Pero no es sólo esa la diferencia entre Cabo Verde y Guinea. Ha habido muchos mítines antes y después de las elecciones y los tres semanarios que se publican en el país han seguido al detalle las incidencias electorales: desde entrevistas en profundidad con los candidatos hasta denuncias de fraude por compra de votos, pasando por la opinión contrastada de múltiples intelectuales sobre los programas y circunstancias de las candidaturas, sin olvidar la llana opinión de los lectores en forma de cartas o encuestas. En Cabo Verde hay justamente lo que falta en Guinea: libertad de expresión, de opinión y de reunión.

Pero, por desgracia, no sólo en materia de libertades políticas son distintos Cabo Verde y Guinea, sino en cosas tan básicas como la alimentación: ¡en Cabo Verde hay agricultura! Y eso quiere decir que en los mercados de los pueblos y ciudades se amontonan y compran y venden verduras y frutas de todo tipo y en abundancia. A parte, claro está de la grandísima variedad en la oferta de pescado fresco y la no tan generosa variedad de carnes.

Paseando por los pueblecitos y las dos grandes ciudades del país, uno percibe enseguida la problemática del desempleo y el alcohol, como en Guinea. Y la vida de los desfavorecidos. Ahora bien, ni siquiera en los barrios más alejados de Praia y Mindelo se ven los núcleos de barraquismo ni la miseria extrema que uno puede contemplar aún hoy en día en Bata y en Malabo.

El suministro de agua corriente y electricidad funciona razonablemente , y la red de carreteras y transportes también, con autobuses grandes en las ciudades y furgonetas medianas para las conexiones entre ellas. Los semáforos y los pasos de cebra son respetados escrupulosamente y los taxis ¡pasan la I.T.V.! No hace falta decir que en Cabo Verde no hay barreras ni militares que te pidan los papeles, sobornos, ni nada parecido. La presencia militar en la calle en Cabo Verde es nula y la policial escasa; apenas se ven algunos guardias de seguridad privada en los bancos y edificios públicos. Hay multitud de cajeros funcionando con total normalidad por todo el territorio. Entre islas hay conexiones de avión o de ferry o de ambas cosas a la vez, con periodicidades variables según las combinaciones.

La vida cultural caboverdiana es riquísima y no sólo en el plano musical donde la oferta es diaria y muy variada. Se editan como mínimo dos revistas literarias. En Praia, la capital, hay un museo arqueológico y un museo etnográfico, ambos modestos pero dignos, y una Fundación Amílcar Cabral. La Biblioteca Nacional tiene un fondo considerable, no sólo de literatura lusófona sino africana y universal, además de secciones específicas en la totalidad de las ciencias; a parte también se organizan ahí múltiples eventos y disponen asimismo de librería. Quien haya estado en la flamante Biblioteca Nacional de Malabo sabrá que aparte de libros escolares y actas parlamentarias, las estanterías están prácticamente vacías. En Mindelo abundan las salas de exposiciones, así como un activísimo Centro Cultural, un Centro de Artesanía, un Centro de afrodescendientes ligado a Brasil, una Casa de la Música y multitud de salas de conciertos. Tanto en Praia como en Mindelo, los barrios disponen de Campos de deporte y una Casa de Cultura. Hay oferta de teatro no sólo en las dos grandes ciudades sino también en otras poblaciones medianas como Assomada, que también tiene un Centro Cultural propio muy activo. Todo ello, sin que haya ningún Centro Cultural Portugués que lo anime…

En cuanto al turismo, a parte del masificado de sol y playa de las islas de Sal y Boavista, se empiezan a ver otras alternativas interesantes como los complejos de buceo en la isla de San Antao o Tarrafal en Santiago o turismo ecológico en Maio y Fogo. En ninguna parte se ve, sin embargo, nada parecido a Sipopo. En Tarrafal, además se puede visitar el Campo de Concentración que puso en marcha el dictador Salazar y por donde pasaron buena parte de los independentistas angoleños, mozambiqueños, de Guinea Bissau o los propios caboverdianos. ¿Alguien se imagina Back Beach, en Malabo, finalmente convertida en un centro de interpretación del abuso irracional de las dictaduras nguemistas?

Hay muchos emigrantes en verano en Cabo Verde, como en Guinea pero muchos más. Supongo que no tendrán los problemas con el visado ni el miedo a las represalias. Las remesas de los emigrantes caboverdianos son el segundo ítem económico de país. No sabemos cuál es el peso de las remesas guineoecuatorianas.
Resumiendo: Cabo Verde y Guinea se parecen y no se parecen en nada. Mientras Cabo Verde parece un país normal, Guinea continua siendo “especial”. Guinea Ecuatorial ha buscado últimamente modelos de aprovechamiento del dinero del petróleo lejos, ya sea en Dubai, en Corea del Sur o en Brasil. Acaso no se den cuenta, pero también podrían tomar ejemplo de países hermanos mucho más cercanos.

Original en La Celda de Mumia

Autor

  • Anglada Bigordá , Josep

    Licenciado en Filosofía , interesado en la política y el pensamiento africano, y particularmente en la literatura de Guinea Ecuatorial. pertenece al grupo de Barcelona de Apoyo a Juan Tomás Ávila Laurel.

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