La peligrosa generación del cero a la izquierda (I Parte), por Nse Ramón

27/07/2011 | Bitácora africana

La pregunta inevitable entre los viandantes cuando se cruzan por la calle con un flamante buga que pertenece a Teodoro Nguema Obiang. Ven el coche, pero les interesa poco la carretera donde circula ese bólido que vale su peso en oro. Y qué decir si les interesa lo más mínimo el precio del coche, o peor aun, de dónde sacó el dinero para adquirirlo.

No, cuando el guineoecuatoriano de a pie ve una máquina de casi 300C (me lo invento, no soy muy de coches…), se emboba admirando al coche y a su «pelo estirado» dueño, que con o sin lluvia, le gusta ir con las ventanillas bajas. Así se sabe que es él quién va al volante de los tantos millones robados a los espectadores que le habría costado el chiste. Insisto que en el mundo, hay un especial apego, sin rechistar, de lo bling bling. Así que por favor, céntrense en la historia que sitúa a los guineoecuatorianos en la senda de la perdición intelectual. Por que, si no hay escuelas, no hay buena sanidad, no hay libertades, no hay derechos, entonces ya me dirán cómo es que esa mi gente de sangre va ha entender ciertas minucias creadas a diario para embobarlos con lo más cutre. Cierro mi círculo geográfico nacional, y me centro en Malabo, ciudad que conozco mejor que Teodoro Nguema Obiang y Guillermina Mekuy juntos (huy!, que romántico…). Dos chicas están charlando de «sus cosas», esas cosas que hacen de ellas unas futuras ambiciosas sin escrúpulos. Una le va trenzando los pelos a la otra, es jueves y el fin de semana se presenta guay. Según cuentan los que saben de todo sin preguntar nada, Hassan y Obiang están en la ciudad. Dicen los mismos sabiondos que tienen planeado ir a divertirse en la discoteca Sport con sus amigos. Por eso, estas dos jovencitas, cuyas hermanas mayores están casadas como terceras esposas de algún pez gordo, se preparan para no perder la oportunidad de ver a los gemelos, hijos de la primera dama, hermanos menores del hermano mayor Nguema Obiang, e hijos de un señor que no necesita presentación (total…). Se han gastado en los trapos nuevos que se van a poner todo lo que les ha dado la semana anterior el novio, o el amante, o el «escró», o quien quiera que sea el bobo que las de dinero pensando que así las tiene «dominadas». Lo cierto es que han hecho una gran inversión. Se han comprado tangas nuevas, alguna con un agujero en la parte central, por si toca emular a Sharon Stone en «Basic Instinct» (¿Lo escribo bien….?). Luego se puede apreciar las falditas, los pantalones ajustados, las camisetas súper de moda, y los sujetadores que van a mantener por unas horas en posición «chúpame» a las moribundas tetas, que por tanto exponerla ante manos atrevidas, ya no dan para ir sin ayuda en el frente. Está claro que se van a ver muy guapas. Pero sueñan con que la competencia, que estará en las mismas, no les salga muy fuerte. Por eso entran, días atrás, en la tienda de un grigrí aussá, para que «bendiga» sus tisás de aguacate. Nunca se sabe con las demás muertas de hambre, te pueden salir con cualquier cosa. «Hay que ser precavidas» le dice la menos agraciada a la más agraciada. Se trenzan entre si como hacen las chicas de mi país, son una expertas y saben mejor que nadie que el pelo debe estar a la altura de as circunstancias, y a responder a la «bendición» cuando, por casualidad (saben que habrá pelea…) se crucen por su camino uno de los gemelos que tienen el poder de decidir lo que se come en Guinea Ecuatorial, ya que el big brother es ministro de agricultura y bosques. Lo malo es que está claro que no saben elegir la comida para el pueblo, ya que ni hay agricultura, ni hay nada que le haga sombra al eterno arroz en el país entero. Pero está el bosque, pero ese sirve para que Teodorín tale árboles que luego se convierten en ferraris, o lamborginis, o ducatys… Eso.

Nuestras chicas ya han acabado de poner guapos sus cabellos. Se miran al espejo, ¡joder, lucen como reinas!. Está claro que tienen claro que esta vez, esta vez va la vencida. Uno de esos gemelos deberá encontrarse entre sus muslos, empujando a más no poder, y prometiéndoles un mundo mejor a base de «te quieros» vacíos que ellas en su tontadéz, no pueden descifrar. Pero falta algo para que la cosa sea perfecta. Hay que llevar dinero encima. «Dicen los expertos que mujer que invita, mujer que juega en ventaja», le dice una a la otra (la menos agraciada…), y remata, «¿No tienes a nadie por ahí que sea mano ligera?». La otra pone cara de buscar en su coco vacío al imbecil de turno que se muere por sus huesitos, que no la ha «mojado» todavía, que lleva como tres años intentando llevársela a su casa, pero que lo único que ha obtenido por un par de besos sosos, es perder casi 2.500.000 Fcfas en caprichos, que ni su propia mujer (la de casa, vulgarmente…) ha llegado a proponerle, con el miedo a no recibir una bofetada y un «¿Tú trabajas?». Eso, que nuestra amiga (la más agraciada…) busca y rebusca… Empieza a eliminar nombres «Nenín, no, ese es tacaño… Cholipín, nada, siempre quiere la «cosa» antes de dar y yo no quiero mancharme. Pepín Ray B, ¡huy!, ese acaba de perder su trabajo en Halliburton, ahora ya no tiene ni para chicles». A ese rítmo, se le va reduciendo la larga lista de idiotas. Pero la menos agraciada de las amigas, sabedora que ella no tiene una lista de «perdedores» en su coco vacío, si no una larga lista de tipejos salvajes, mal educados y sinvergüenzas que se la han cepillado antes de ofrecerle una codys en el bar ambiance. Opta por uno al que llaman «en caso de…». Pues ya toca usar ese «caso». La más agraciada, que es a por la que va el tipo al que tiene en mente la menos agraciada, sabe que ese señor les dejó claro que todo lo que quisieran en la vida, pero antes había que «chupar».

– No, no quiero. Ahora no Lisandra, no quiero ir con él – Se queja la muchacha. Ya sabemos que la menos agraciada se llama Lisandra.

– ¿Y qué quieres que hagamos Luna?. Hassan y Obiang no invitan, para retenerlos, tendremos que invitar nosotras – Aconseja Lisandra a su amiga dudosa

– Pero es que ese señor ya es viejo. Chico, chico… ¿No podemos preguntar a Nene Ondó? – Intenta encontrar otra solución

– ¡Kieeee Luna!, ¿Ya no te acuerdas de que dicen de que Nene Ondó tiene sida? Su mujer le ha dejado – Espeta Lisandra

– Eso es congosá de Malabo. Tú misma ya has estado con él varias veces, y sin condón, me dijiste, ¿acaso tú tienes sida? – Pregunta Luna a su asombrada amiga

– ¿Yo… Yo?. Yo nooooo, ¿por qué voy a tener sida. Tú también, el sida no se transmite así tan facilmente. Además, núnca le dejé correrse dentro de mi – Dijo Lisandra, acordándose de que en su puta vida, no había visitado a ningún doctor, o algún centro de salud donde se haga eso del test. Se asustó en silencio

– ¡AAAAAH!, ¡POR ESOOOO!. Podemos llamarle, tú te acuestas con él ésta noche, y le pides 300 mil – Dijo Luna casi viendo una solución fácil.

– No puede ser Luna. Sabes que desde que te lo presenté, él quiere acostarse contigo. Si quieres, lo llamo que venga…

– ¡No, no… no le llames! – Se asusta Luna, recordando que el tipo se la había acercado mucho una noche de copas en elá Nguema, y que casi le roba un beso

– Amiga, si no llamamos al Señor Manuel, no tenemos esperanzas de salir con los gemelos – Dice con tez seria la Lisandra, que ahora sabe que acaba de acorralar a su «manipulada», pero no inocente amiga.

Al otro lado de la ciudad donde están las dos reinas sin corona, ni vergüenza, ni espíritu, ni futuro, ni cerebro, ni nada de nada digno de sus edades (22 y 25…). Al otro lado de ahí, hay un grupo de chavales que están admirando un ferrary azul oscuro mate. Con unas ruedas adornadas con unas yantas que buscando en google, te topas con que darían de comer a Basupú Fistón durante un mes, sin reparar en desayuno completo, merienda, almuerzo, comida y cena. Los chicos miran el coche y están sin poder ver la mosca que visita sus sucios dientes de tanto comer mal y no cepillarse (la buena cepillación…) nunca. El coche está aparcado en frente del café Kristania, por lo que se puede ver a través de los cristales que hacen de ventanas del local de Malabo, a gente en el interior riéndose a carcajadas. Por sus pintas, se nota que no tienen hambre, y que pueden quedarse en el lujoso local durante varios días sin tener que ir a casa a por más pasta. Pero los chavales de fuera que miran el cochazo, no les importa quiénes están haciendo de pijos en el local. El coche les parece genial, y saben que cuando ven un coche así, quiere decir que «El Patrón» anda cerca. Y si el patrón anda cerca, billetes de 10000 Fcfas están a punto de volar por los aires para aterrizar entre las manos de unos pedigüenos que jamás sabrán que ese dinero proviene del sudor de la frente de 650.000 guineoecuatorianos (incluidos ellos…). Pero tampoco eso les importa… El coche es demasiado precioso como para andarse perdiendo el time buscando el cómo se adquirió el coche de puta madre. Ahora entramos en el local de cafés más malo del mundo, y justo llegamos cuando a uno de los chicos le suena el movil.

– Hola

– Hola – Escucha la voz de una chica

– ¿Quién eres?- Pregunta el chaval

– Soy Lisandra – dice la voz

– ¿Pero tú no estas muerta? ¡Coño hija… Déjame en paz, estoy con Hassan, y no quiero perder tiempo con una zorra hambrienta de mierda! Y no vuelvas a recordar mi número, ¡borralo! – Y click. cuelga

Los amigos que han escuchado la conversación entre risas y burlas, le preguntan por la chica.

– ¿Y esa puta que acabas de mandar a la mierda, Tío, por qué vaís dejando vuestros números a esas zorras? ¿No sabéis dar un número de mentira? – Pregunta uno que lleva unas rayban de 200 euros, una camiseta de los Lakers de 150 dólares, un vaquero hiphopero de 250 dólares, un reloj rolex regalo de mamá valorado en casi 15 mil euros, unas zapatillas tuneadas en California, de unos 300 euros… Bueno, digamos que el chaval iba de «sencillo» ese día, por eso los «trapos».

– JAJAJAJAJAJAJAJAJA… ¡¡¡Vais a convertir este país en un puticlub!!! – dice otro chaval que tampoco ha reparado en gastos para su vestuario de hoy.

– Es una puta llamada Lisandra. Una noche de borrachera con Javi, me emborraché y como todas se habían ido, decidí no dormir sin mojar… Así que – Dijo el chico del móvil

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. Se reían todos. Luego siguieron con su charla interesante, sobre el nuevo ligue de R. Kelly, de 2PAC, de la casa de Teodorín en Malibú, donde se había organizado una fiesta en la piscina, y vino Britney Spears a decir «Hello, can you take down the sound of your musik?»… JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA… Pese a la mentira, daba igual, se rieron mucho. Mientras los niños seguían con los ojos abiertos mirando el ferrary que podría ser de Nguema Obiang, «El Patrón».

Las dos amigas han decidido que nada les va a chafar el plan de subirse a la cama de los hijos de Constancia Mangue, por lo que no tienen otra salida que llamar al Señor Manuel. El señor Manuel es hermano mayor del marido de la hermana de Luna. Así que la conoce a la chica que le trae loco, y conoce a su familia. Ya ha estado varias veces en la casa, y siempre ante la presencia de Luna repite incansablemente que algún día decidirá «invadir» la casa de los suegros de su hermano menor y se llevará a Luna. Lo dice en broma en público, pero a escondidas, ya le ha ofrecido varias ofertas a la chica. El cuñado de Luna es un hombre casado con tres mujeres más (esos que tanto le chiflan a Guillermina Mekuy… ) y flamante Director General de Minas e Hidrocarburos. Pero es un tacaño, y no deja dinero a ninguna de sus mujeres, eso si, las llena la nevera de bonnet rouge y de Colacao para que la casa esté alimentada. Lisandra llama a Manuel (ahora a secas…)

– Manuel, Luna quiere hablar contigo

– Dile que se ponga ella – Responde Manuel

– Hola – dice Luna nerviosa

– Hola cuñadita. ¿Qué pasa, algún problema hija mía? – Pregunta Manuel con voz paterna, pero con el pene apuntando a mala hostia

– Bueno, bueno… Es que, sabes, bueno… – la inocente-peligrosa no se siente bien.

– Luna, Luna… ¿Estas bien? ¿Pasa algo?… Luna, ¿quieres que nos veamos en algún lugar. ¿está todo bien?. ¡Pásame con tu amiga!

Luna le deja el teléfono a Lisandra y esta escucha

– ¿Qué pasa con Luna? ¿algún problema? – Pregunta Manuel, que ahora si que pone cara de humano. Es su cuñadita de todos modos. El hombre tiene 68 años, y la chiquilla 22

– No pasa nada Manuel. Luna quiere que os encontréis en mi casa en Buena Esperanza.

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Continuará… Si ustedes quieren que continué, claro

Nsé

Autor

  • Nse, Ramón

    Nse Ramón o Ramón Esono Ebalé (alias Jamón y Queso) es un artista guineoecuatoriano nacido en Nkoa-Nen Yebekuan (Mikomeseng-Kie Ntem) en 1977 y residente en Malabo desde 1982. Dibujante e ilustrador autodidacta, compagina su pasión por el dibujo y el cómic con su trabajo de grafista. Actualmente es el grafista titular del Centro Cultural de España en Malabo y como dibujante de cómics ha ganado varios premios y certámenes internacionales como el concurso "Regarde 9", en el Festival Internacional de BD de Angulema (Francia), el premio obtenido en Cocobulles, Costa de Marfil con el trabajo "Le réveil d'Akoyo". Ha expuesto en los Centros Culturales Francés y Español en Malabo y Bata, en el Feshcary (Camerún) y en diversas galerías de Europa, América y Estados Unidos. El artista ha iniciado diferentes proyectos para organismos internacionales que operan en Guinea Ecuatorial realizando carteles e ilustraciones para la campaña de la Unión Africana en fomento de la Juventud y sus Derechos de la Organización de la Unión Africana.

    Participó en ARCO2010 con dos series ácidas y corrosivas sobre las dictaduras y la corrupción

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