La grave crisis de inseguridad a la que se enfrenta la región africana del Sahel se ha visto exacerbada por el cambio climático, el cual ha sido responsable de intensificar las tensiones y los conflictos violentos, especialmente en áreas afectadas por sequías extremas, lluvias torrenciales y olas de calor. El rápido crecimiento de la población en el Sahel, junto con la pérdida de recursos naturales, ha creado una espiral de conflictos. Las intervenciones estatales, mal gestionadas, la corrupción y la mala distribución de la justicia han exacerbado las tensiones preexistentes. Los grupos terroristas han capitalizado estos resentimientos, ganando apoyo popular y haciendo que la violencia se vuelva endémica en la región.
En las últimas cuatro décadas, la reducción significativa del caudal del río Níger, vital para el comercio en África Occidental, ha afectado el riego y ha eliminado vastas áreas de pastoreo, obligando tanto a agricultores como a pastores a competir por tierras cada vez más escasas. Regiones como Níger, Burkina Faso y Malí han visto un aumento en la actividad terrorista debido a estas tensiones. Malí ha perdido dos tercios de sus bosques en los últimos treinta años, y el Lago Chad ha visto evaporarse tres cuartas partes de su agua, dejando a millones de personas sin medios de subsistencia. La competencia por los recursos naturales escasos ha generado conflictos y alimentado la violencia, una situación aprovechada por los grupos terroristas en áreas alrededor del Lago Chad, incluyendo Níger, Chad, Nigeria y Camerún.
La violencia no se limita al Sahel. Desde Mozambique hasta Somalia, la pobreza y la frustración con los Estados en crisis están impulsando la expansión del terrorismo. Abordar esta amenaza requiere atacar las raíces de la inseguridad y la violencia, mejorando la gestión estatal para que las acciones sean coordinadas y efectivas evitando la desintegración social y económica en las áreas más afectadas. La región del Sahel necesita fondos para reparar los daños causados por el cambio climático e invertir en desarrollo humano, reconciliación y fortalecimiento social. Reducir la burocracia y facilitar la acreditación de estructuras capaces de gestionar recursos serán clave para el éxito de los planes de estabilización.
Autor: Moussa Mara
Fuente: Le Point
[Traducción y edición, Bruno Rodríguez]
[CIDAF-UCM]
0 comentarios