“Oprabama” y la corrupción del Ubuntu

8/07/2011 | Opinión

Michelle Obama y Oprah Winfrey estuvieron en Suráfrica en el mes de junio y cautivaron a los surafricanos de una manera jamás vista.

Obama viajó para reunirse con nuestra juventud. Oprah llegó para recibir el doctorado “honoris causa” que le otorgó la Universidad del Estado Libre.

Las dos mujeres estuvieron cenando en Johannesburgo y no creo que las relaciones diplomáticas entre EEUU y Suráfrica estuvieran presentes en su charla.

Lo más probable es que ellas no hablaran de los temas que realmente preocupan a los surafricanos, como el significativo levantamiento del 16 de junio en Soweto o de los millones de parados que hay en Suráfrica o del legado de Andries Tatane. Ellas están demasiado alejadas de nuestros problemas, tanto sociales como políticos, económicos, sociales y culturales.

Encuentro bastante enigmática la estampa de estas dos mujeres de gira privada por tierras africanas. África es una plataforma encantadora, una bonita distracción de otras cuestiones importantes ¿Y cuáles son estas?

Para comenzar, el Señor Obama debería apuntarse el tanto de la presión ejercida sobre las economías en desarrollo del mundo para aceptar acuerdos de libre comercio a favor de corporaciones. Siempre, claro está, que estos acuerdos sirvan a los intereses de las multinacionales americanas mientras empobrece a las empresas locales y precipita la destrucción de empleo. La industria agroalimentaria es de las que descabeza particularmente en favor de las corporaciones americanas que inundan los mercados de las economías más débiles con alimentos baratos genéticamente modificados. El resultado es la parálisis de la industria alimentaria local y el desempleo.

Mientras tanto Michelle Obama apoya la causa de la producción de alimentos orgánicos en el hogar. La burla ofende.

Y el sarcasmo es más evidente y grande al comprobarse que los predecesores de los Obama han dedicado a África algo más de tiempo y con más respeto. Clinton fue el iniciador de la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África y George W. Bush puso en marcha el Programa de Emergencia del Presidente contra el Sida (PEPFAR).

Llega Obama y dinamita el PEPFAR reduciendo los fondos de financiación. La Campaña de Acción para el Tratamiento públicamente criticó el año pasado a la administración de Obama por dar la espalda al Sida en África.

La retórica y el carisma de Obama pueden haber tenido que pagar peaje en su carrera hacia la Casa Blanca. Pero él mismo ha originado una caída meteórica más catastrófica que su ascenso. Él ha llevado al pueblo americano a creer que su alejamiento del estilo agresivo de Bush, que sus maneras empáticas y su encanto metrosexual iría seguido de contenido en las políticas y su aplicación. Pero no ha sido así.

Desgraciadamente en 2009, cuando sus oponentes Republicanos le preguntaron sobre el paquete de medidas que anunció en su plan de estímulo económico con recortes de impuestos para aquellos que no los pagan, él respondió con la gracia de una evacuación intestinal, “Yo gané”.

El presidente que comenzó su gobierno prometiendo que verdaderamente escuchaba y comprendía a las clases media y pobre, finalmente se enfrenta a la crítica de los frustrados americanos.

La opinión de la ciudadana Velma Hart, expresada en setiembre de 2010, es representativa de los americanos de clase media: “Estoy exhausta de defenderle”.

A veces las marañas se tejen sin querer y la gente se da cuenta de que el “emperador no lleva ropa”. Pero generalmente el bochorno de las desnudas maquinaciones políticas se viste de retórica. Y esa vestimenta debió ponerse cuando el emperador de los afro-americanos envió a su emisario a África. Pero ser afro-americano no da derecho para hablar como experto africano, sobre todo si estás próximo al imperio. Y más aún si tú eres del mismo imperio.

La señora Obama representa al imperio y Oprah le sigue la estela. Sin embargo la cita que acompaña al título de doctor honoris causa de Oprah dice: “Se ha convertido en una verdadera surafricana”. ¡Qué vergüenza!

¿Su filantropía con Suráfrica la hace automáticamente de los nuestros? ¿Cómo una americana que construyó un imperio de medios de comunicación mediante la mercantilización de la miseria puede llegar a ser verdaderamente surafricana? Oprah persigue el individualista sueño americano, no el comunitarismo del Ubuntu. Ambos jamás se encontrarán.

Pero los dos que si están completamente conectados son Oprah y los Obama. Estos últimos tienen una enorme deuda con Oprah por su enorme apoyo a su victoriosa campaña electora de 2008. De ahí mi sorpresa cuando la noticia del primer doctorado honorífico de Oprah de una universidad surafricana fuera pomposamente anunciado. ¿Apoya una universidad surafricana progresista de forma habitual despolitizar y vaciar de contenido histórico las políticas del imperio en razón de otorgar doctorados a personajes que nos dan caridad? ¿Está la universidad haciendo una declaración política o solamente disfruta del capital en relaciones públicas que se deriva de la marca Oprah?

Oprah domina el arte de crear contenidos con experiencias de la vida privada, incluyendo la suya propia, difundiéndolos públicamente en medios de comunicación privados.

Influye en la decisión de la gente cuando participan en sus programas mediante el estímulo catártico que genera y con la asociación personal a la exclusiva marca Oprah.

La miseria de la gente se convierte el centro de su programa de terapia pública mediante la agencia de glamour televisivo. El imperio de medios de comunicación privados de Oprah se beneficia del sufrimiento de los individuos y las familias convirtiéndolos en un espectáculo público.

Esta mercantilización es insidiosa. La gente valora esa terapia en directo. No ven el valor del capital de los medios que se traducen en índices de audiencia y beneficios.

Pueden darse cuenta de que el espectáculo es pasajera pero no son conscientes de hasta qué punto es manipulado para la televisión, que la interacción es unilateral, no dialéctica y controlada por la actriz. Es el uso del poder que aparenta un interés público.

Oprah’s Book Club es un alucinante buen ejemplo de esta utilización del poder de los medios de comunicación.

Lo que vemos es la influencia positiva sobre los niveles de alfabetización y la interpretación de un género literario serio como el postmodernismo del Premio Nobel afroamericano Toni Morrison para un discurso populista. Esto alcanza un gran valor de interés público. Es muy bueno para alfabetizar y además entretiene bien.

Pero lo que no se ve es lo que subyace, la empresa capitalista. El crítico Houston Baker Junior lo llama “algo obsceno aunque dolorosamente rentable al poner en escena versiones modificadas con esmero acerca de los afroamericanos, de su propia esencia expresiva, para entretenimiento de sus opresores anglo-americanos”.

¿Qué lealtad mostramos a la memoria de aquellos que hicieron el mayor sacrificio por nuestra libertad en nuestra tierra cuando parecemos tan serviles con los agentes del imperio? ¿Qué lealtad tenemos con la dignidad de la mayoría de nuestra gente que hoy en día pelea de frente contra la pobreza cuando parece que aprobamos los valores de lucha y gloria de la aristocracia imperial?

Mahmood Sanglay

Articulista, sección Blog del lector Mail & Guardian, Sudáfrica, 1 de julio de 2011.

Traducido por Juan Carlos Solís Santander.

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