El ejército de Egipto lucha por encontrar su lugar junto a la juventud revolucionaria

2/06/2011 | Crónicas y reportajes

El ejército de Egipto, fue alabado por su papel durante la revuelta que derrocó al presidente Hosni Mubarak. Pero cuando un general relató este papel ante más de 1.000 jóvenes, varios de ellos dieron muestras de no estar de humor para aceptar más alardes.

“¿Qué hubiera pasado si el ejército, cuando salió a las calles, no hubiera tomado la decisión acertada?, preguntó el general el día 1 de junio en una conferencia, refiriéndose a su decisión de no reprimir a los manifestantes que derrocaron a Mubarak en febrero.

“¡Libia!”, “¡Siria!”, gritaron aprobadores algunos entre el público, que abarrotaba el auditorio del teatro del ejército.

Y entonces alguien gritó: “¡No hubierais tenido el derecho a atacarnos!”, después, otros se pusieron en pie y empezaron a corear: “Queremos una constitución ¡ahora!”.

Los generales quedaron reducidos a suplicar a la multitud que permaneciese en silencio, un papel al que claramente no están acostumbrados.

Incluso cuando han prometido una transición a un gobierno civil, un general perdió los nervios y gritó: “¡Cuando yo hablo, se me escucha!”.
Este evento se había anunciado como la primera reunión pública entre los miembros del organismo que gobierna Egipto, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, y la gente joven de la rebelión.

La reunión se celebró después de que los generales fueran duramente criticados por supuestos abusos, con varios grupos de jóvenes anunciando que boicotearían la reunión en protesta por los juicios militares para los civiles y porque consideraban que esta conferencia carecía de sustancia.

Varias docenas de personas protestaban a la puerta del edificio del teatro.

La mayoría de la multitud, sin embargo, era claramente favorable al ejército, ofreciéndoles profusos aplausos, pero un contingente considerable interrumpía repetidamente a los generales por los supuestos abusos.

Una de las últimas acusaciones se ha producido después de que la emisora de radiotelevisión estadounidense, CNN, informase de que un general admitió que los soldados habían forzado a una mujer, arrestada durante las manifestaciones del 9 de marzo, a someterse a una prueba de virginidad. El ejército ha negado estas informaciones.

También se los ha criticado por llamar la atención a los periodistas por sus informaciones.

Confinados durante mucho tiempo en sus cuarteles, los “altos mandos” ahora luchan por dirigir un país post revolucionario de 80 millones de habitantes, hacia unas elecciones parlamentarias en septiembre de este año.

Los generales, que parecen realmente serios, a menudo aparecen en shows de la televisión o publican sus comunicados en Facebook, una de las redes que los activistas utilizaron como herramienta para derrocar a Mubarak.

Pero es tal la desconfianza creciente de los activistas en los militares, que cuando la semana pasada el ejército aseguró que se mantendría alejado de una manifestación, fue interpretado por algunos activistas como una amenaza velada de que permitirían a los matones atacar a los manifestantes.

En la conferencia, algunos oficiales expresaron su sorpresa al ver cómo se interrumpía a los generales, “Están gritando a generales”, dijo un teniente incrédulo, “pero ¿qué quieren, un Gadafi?”.

El evento terminó con un embrollo logístico, que para algunos parece el reflejo de los acontecimientos en el país.

El ejército había decidido que todos los teléfonos móviles debían ser depositados en el mostrador de la recepción. Inevitablemente, llegó el caos cuando cientos de personas se apretujaron para recuperar sus teléfonos.

El ejército al final persuadió a la multitud para que volviera al auditorio, mientras un general en el escenario gritaba números de tickets del teléfono como si fuera una subasta.

“Este es nuestro futuro”, dijo abatido uno de los integrantes de la multitud.

Samer al-Atrush, AFP.

(Modern Ghana, 02-06-11)

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