El 17 de abril, conmemoramos el Día Internacional de las Luchas Campesinas, nuestro día de acción anual que nos reúne para conmemorar la masacre de Eldorado do Carajás[1] en 1996 y honrar la resistencia de lxs campesinxs de todo el mundo que persisten en su lucha por la justicia social y la dignidad.
Tras nuestra 8ª Conferencia Internacional en diciembre pasado, nosotrxs, campesinxs, jóvenes, hombres mujeres y diversidades, migrantes, trabajadorxs rurales y sin tierra, pueblos indígenas, nos levantamos con renovada esperanza y fuerza, mayor conciencia, compromiso inquebrantable, unidad organizada y determinación para enfrentar las crisis globales. Sostenemos una lucha incansable contra genocidios, guerras, violaciones de la soberanía de los pueblos, desalojos de familias campesinas, la criminalización y persecución de líderes y liderezas sociales, así como el extractivismo y las violaciones de los derechos de lxs campesinos. Unidxs, protegemos nuestra madre tierra, contra el control de multinacionales agroindustriales, neocolonialistas y fuerzas fascistas y militares represivas.
Esta devastación involucra a diversos actores en las sombras, principalmente instituciones neoliberales como la OMC, el Banco Mundial y el FMI. Su injerencia en políticas agrícolas nacionales, vinculadas al comercio, almacenamiento público de alimentos y protecciones sociales, es evidente. Acuerdos comerciales como el de la UE y Mercosur, condiciones neoliberales ligadas a préstamos y programas de asistencia financiera, o medidas que favorecen los intereses de grandes corporaciones agrícolas ponen en riesgo los medios de vida de lxs trabajadorxs agrícolas. Sin embargo, son lxs campesinxs quienes proveen sustento al 70% de la población mundial con alimentos saludables y de calidad.
¡Basta de genocidios, desalojos y violencia!
Hoy, el mundo es testigo de múltiples crisis que afectan todos los aspectos de la vida en la Tierra. El sistema capitalista revela ahora su verdadera naturaleza destructiva, llevando a campesinxs en Asia y otras partes del mundo al suicidio debido a deudas impagables. Corrompiendo gobiernos que matan a su gente para favorecer intereses privados, violando la naturaleza y el equilibrio ecológico, comprometiendo así el futuro de la humanidad. Este sistema genera genocidios, no solo a través del militarismo, sino también al negar el acceso a los alimentos, utilizando la hambruna como arma de genocidio, como se ve actualmente en Gaza. También toma la forma de un genocidio lento, como el experimentado por la población haitiana con políticas anti-campesinas y la gangsterización orquestada para facilitar una nueva intervención extranjera, permitir la apropiación de tierras campesinas y el saqueo de bienes comunes.
El neocolonialismo es inherente a este sistema, extendiéndose a países como Níger, donde las sanciones de la UE afectan el derecho a la alimentación de las poblaciones. Conflictos políticos y armados provocados en Libia, Siria y Sudán han llevado a desplazamientos masivos de la población, destrucción de infraestructuras y dificultades para acceder a la tierra. En países como Guatemala, Argentina, Paraguay y Turquía, las multinacionales imponen sus ganancias sobre los derechos fundamentales de las familias campesinas, lo que lleva a su desalojo y la explotación de la Madre Tierra. Esta lógica capitalista socava las luchas campesinas por la Soberanía Alimentaria, métodos de producción agroecológicos, sostenibles y diversificados, explotaciones familiares prósperas, preservación de la biodiversidad y la paz con justicia social que sirven como soluciones campesinas a la crisis alimentaria y climática[2]. Además, aplasta la diversidad en todas sus formas de género y étnicas, y pasa por alto el conocimiento agrícola local y ancestral, ocultando sus verdaderas intenciones detrás de soluciones de desarrollo que sirven solo a los intereses económicos de una minoría. Quienes controlan y mercantilizan nuestros bienes comunes impiden que jóvenes campesinxs accedan a tierras y rompen la autonomía de quienes la trabajan, empujándolos hacia conflictos agrarios, pobreza, hambruna y agricultura sin agricultores.
¡Construyamos solidaridad, unámonos por la Soberanía Alimentaria!
El 2024 comenzó con las masivas protestas de lxs agricultorxs en Europa, Asia y otras partes del mundo contra políticas agrícolas adversas al campesinado. Estas manifestaciones no se limitan a buscar precios justos y una vida digna para lxs campesinxs, sino que también expresan la necesidad de una sociedad orientada hacia un futuro donde prevalezca la Agroecología Campesina sobre las prácticas destructivas del agronegocio y que se garantice la justicia social y la dignidad de todxs. Es imperativo garantizar que nadie se vea obligado a abandonar su tierra, familia y cultura en busca de mejores oportunidades en otro lugar, sacrificando su vida para alimentar a sus seres queridos.
Nuestras luchas campesinas, arraigadas profundamente en los principios de la Soberanía Alimentaria, buscan establecer un sistema inclusivo que promueva las economías rurales y los medios de vida de lxs campesinxs, al tiempo que cultivan la esperanza para evitar tragedias como el suicidio, la desintegración familiar y la migración forzada en zonas rurales. Reconociendo la Soberanía Alimentaria, la Agroecología Campesina, el acceso popular a la tierra, el territorio y los bienes comunes como soluciones genuinas a las crisis globales, La Vía Campesina aboga fervientemente por la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos y otras Personas que Trabajan en Zonas Rurales (UNDROP), un instrumento internacional crucial que aborda las crisis multifacéticas que enfrentan el campesinado. Además, abogamos por el establecimiento de un nuevo marco de comercio internacional basado en la cooperación y la Soberanía Alimentaria para desafiar el sistema de comercio neoliberal que perpetúa el hambre. Simultáneamente, nos estamos preparando para el Foro Mundial Nyéléni en 2025, que convocará al movimiento internacional por la Soberanía Alimentaria para enfrentar los desafíos del hambre y la pobreza mediante el avance del desarrollo y el fortalecimiento de las economías locales.
El 17 de abril, ocuparemos las calles y todos los espacios donde se sientan las luchas campesinas para reafirmar con fuerza nuestra vía campesina y fortalecer la Soberanía Alimentaria en nuestros territorios. Instamos encarecidamente a todos lxs miembros, aliadxs y simpatizantes de La Via Campesina a movilizarse ahora y durante todo abril, unidxs en una sola voz de solidaridad para apoyar las luchas campesinas contra las crisis globales.
¡Construyamos Solidaridad! ¡Basta de genocidios, desalojos y violencia!
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Fuente: La Vía Campesina – @via_campesinaSP