La Seguridad Alimentaria: Alianza Africano-Árabe

10/05/2011 | Crónicas y reportajes

Es muy gratificante que el liderazgo político de los Pueblos africanos y árabes siempre ha dado mucha importancia al tema de Agricultura, Seguridad Alimentaria y Desarrollo Rural. Más o menos al mismo tiempo, cuando los líderes africanos aprobaron el Programa Comprensivo de Desarrollo Agrícola Africano (Comprehensive African Agricultural Development Program “CAADP”), los dirigentes árabes hicieron lo mismo lanzando la Estrategia de Desarrollo Agrícola Árabe Sostenible (Sustainable Arab Agricultural Development Strategy) para las próximas dos décadas de 2005-2025.

Estos dos programas son testimonios del carácter sólido de la relación africano-árabe y su objetivo de ofrecer beneficios socio-económicos a nuestros Pueblos. La Unión Africana valora esta relación estratégica.

Hace unas décadas, el señor Jawaharlal Nehru, el Primer Ministro inaugural de India, dijo que “Todo puede esperar menos la agricultura”. Esa declaración es tan válido hoy en día como era hace seis décadas.

Con una economía basada en agricultura, en África, dónde más de 80% de la mano de obra está basada en la agricultura, es lógico que el desarrollo agrícola merezca justamente toda la atención que ahora está recibiendo, como motor de nuestra revolución industrial y crecimiento económico. Nuestras experiencias recientes con la seguridad alimentaria y nutricional en el continente han culminado en la estrategia actual de implementar un sistema infalible para contener los resultados no deseados de la pobreza, el hambre y el desempleo en África.

En un sentido amplio, la agricultura en si misma ofrece una gran variedad de oportunidades de empleo, y a la misma vez, es el único proceso lógico hacía una seguridad alimentaria y nutricional sostenible en nuestro continente. Desafortunadamente, África ha experimentado un llamativo declive en productividad de alimentos per capita durante los últimos trenita años, haciendo que se haya convertido en el mayor destino para importación de alimentos y ayuda alimentaria.

Actualmente el peligro del hambre y la malnutrición y la necesidad urgente de garantizar la seguridad alimentaria y nutricional están en la cabeza de la agenda global. El efecto neto es no solamente una condición física de hambre y pobreza, sino también una pérdida del crecimiento económico y desarrollo, una amenaza a la seguridad global, una barrera para la sanidad y la educación, y una trampa de pobreza para los millones de africanos que trabajan cada día pero casi no logran producir suficiente comida para alimentar sus vidas y las vidas de sus familias. Esto está pasando a pesar de los pasados y actuales esfuerzos de dar apoyo a la agricultura por parte de los estados miembros [de la UA] y sus socios de desarrollo. Es, por tanto, paradójico que haya tantos casos de hambre, malnutrición, e inseguridad alimentaria en nuestro continente que está bien dotado de diverso potencial, como recursos naturales, un buen clima y tierra fértil, pero que a la vez se enfrenta a desafíos como el cambio climático, emergentes desafíos de salud, y sequías e inundaciones asociadas, que han exacerbado los problemas.

Desde otra perspectiva, el siempre cambiante sistema productivo en el continente, además de tener que luchar contra producción inadecuada, también tiene que adaptarse a nuevas técnicas de producción impulsadas por la demanda proporcional a las actuales exigencias climáticas. Como resultado de eventos climáticos drásticos, la agricultura y los modos de vida rurales se han visto afectados de forma adversa en los últimos tiempos. Además, la necesidad de ayuda alimentaria se suma a la subida de los precios globales de los alimentos y sus efectos multiplicadores, que estaban a unos altos niveles sin precedentes en los últimos años, combinado con frecuentes incidencias de sequía que han dejado las tierras agrícolas despojadas y los graneros vacíos, especialmente en áreas áridas o semi-áridas. Los impactos del cambio de clima son un recordatorio diario de la urgente necesidad de poner en marcha estrategias sostenibles para paliar estas consecuencias no deseadas.

La necesidad de afrontar los temas de la seguridad alimentaria y nutricional de nuestros Pueblos en el contexto de los cambiantes eventos climáticos es más importante que nunca. El clima está cambiando rápido igual que la vulnerabilidad de las comunidades agrarias. Hay, entonces, una necesidad de reaccionar con la misma prisa que el cambio del clima si queremos evitar desastres. No se puede refutar que fuertes eventos naturales repetidos socavan nuestro progreso hacía los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Para tratar de solucionar problemas que vienen de la mayor frecuencia de desastres naturales, incluyendo los que ocurren por culpa del cambio climático, África necesita cambiar de manejar las crisis a manejar los riesgos de crisis. La gestión efectiva del riesgo de inseguridad alimentaria requiere estrategias hechas a medida.

Desde una perspectiva macroeconómica, África gasta hasta 33.000 millones de dólares estadounidenses cada año para importar alimentos mientras que las exportaciones se han estancado en 14-15.000 millones de dólares. Invariablemente, África sigue siendo un importador neto de alimentos con un balance de negocio negativo de 18.000 millones de dólares, solo en alimentación. Estoy convencida de que hay mucho potencial para que el Plan Conjunto Africano-Árabe (African-Arab Joint Action Plan “JAP”) de la vuelta a esta tendencia no deseada.

Desde otra perspectiva, es esperanzador notar que el JAP está sincronizado con nuestra estrategia continental para la seguridad alimentaria- la CAADP. El JAP seguramente ofrecerá la plataforma tan necesitada para que gobiernos, socios de desarrollo y el sector privado puedan desempeñar su papel, especialmente en nuestros estados miembros, que están preparándose para implementar el CAADP y desarrollar estrategias de inversión en la agrícultura.

Al tener éxito en trabajar juntos para realizar la visión de un África con seguridad alimentaria, sin querer también habríamos tenido éxito en mayor medida, en dejar atrás la pobreza.

Escrito por Tumusiime Rhoda Peace

Comisionada para la Economía Rural y Agricultura.

Comisión de la Unión Africana.

Traducido por Matthew Rizzo: estudiante de Business Management & Spanish en Florida State University, de prácticas en España.

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