Desde el año 2000 hasta la actualidad, los bosques de Uganda han sufrido un agotamiento masivo. En este período, dos tercios de los bosques han mermado su volumen y se prevé que para el año 2050 muchos de ellos desaparecerán por completo. La Autoridad Nacional de Gestión del Medio Ambiente en Uganda ha realizado un estudio en el que concluye que el forestado del país ha disminuido de 5 millones de hectáreas en el año 1990, a 3,5 millones de hectáreas en 2005.
En su gran mayoría, la tala de árboles se produce para obtener leña y carbón vegetal; según la información recabada en el Informe de la Encuesta Nacional de Hogares de Uganda entre los años 2009 y 2010, en aquel momento el 95 % de la población de Uganda dependía al completo de la energía generada por la tala de árboles para su subsistencia.
La gran mayoría de instituciones, como las prisiones o las escuelas, dependen de la leña para iluminar, cocinar, etc. El problema es que no plantan sus propios árboles para obtener los suministros que necesitan para su funcionamiento, lo que provoca la tala masiva de los bosques que han visto reducidas sus proporciones en los últimos años. Las instituciones penitenciarias de Uganda han reconocido que son “uno de los mayores degradantes” del ecosistema, ya que el “90 % de las prisiones dependen totalmente de la leña para preparar alimentos para los presos”, de acuerdo con las palabras de Johnson Byabashaija, comisionado general de prisiones.
La crisis energética que sufre el país ha incrementado la demanda de leña. Además, se prevé que la población carcelaria aumente su tasa anual, factores que condicionarían la protección de los bosques ugandeses. Se ha planteado como solución el uso de tecnologías de cocción energéticamente eficientes, como las estufas de ahorro de energía, pero la falta de fondos hace complicado el acceso a recursos respetuosos con la protección del medio ambiente.
Autora: Petride Mudoola
Fuente: New Vision Official
[Traducción y edición, Yara Fernández]
[CIDAF-UCM]