Las señales de protesta se extienden a Egipto, Argelia y Mauritania

19/01/2011 | Crónicas y reportajes

Varios manifestantes se prendieron fuego a sí mismos en Egipto, Mauritania y Argelia, el día 17 de enero, en un aparente intento de emular al auto-inmolado joven que inspiró la revuelta popular en Túnez.

Los incidentes, aunque son aislados, reflejan la creciente desesperación entre el público de muchos regímenes árabes que se resisten a las reformas. Son medios profundamente simbólicos de protestas en una región que tiene poca o cero tolerancia con la disidencia.

Fue la auto-inmolación del un parado de 26 años en Túnez el mes pasado lo que desencadenó la oleada de protestas que han derrocado al presidente Zine el Abidine Ben Ali, la semana pasada.

Ben Ali ha gobernado con puño de hierro durante 23 años, tiempo que ha pasado en compañía de gobernantes igualmente autoritarios a lo largo de la mayoría del mundo árabe, como Muammar Gadafi, de Libia, en el poder desde 1969; Hosni Mubarak de Egipto, en el gobierno desde 1981; y Ali Abdullah Saleh, de Yemen, que ha gobernado el empobrecido país desde que se hizo con el poder, hace más de 30 años.

La asombrosa caída del líder de Túnez ha atraído una letanía de llamadas al cambio del resto de países del mundo árabe, pero los activistas se enfrentan a la realidad de unas grandes fuerzas de seguridad fuertemente interesadas en el actual estatus quo y a unos regímenes de la línea más dura que reprimen la disidencia.

Los hombres que se han prendido fuego a sí mismos en los últimos días parecen estar inspirados por la inmolación del tunecino Mohamed Bouazizi, un licenciado universitario cuyo puesto de venta de frutas y verduras fue confiscado por la policía, por no tener permiso. Su muerte ha tocado la fibra sensible de los jóvenes educados y parados del país del norte de África, provocando las protestas masivas que derrocaron a Ben Ali.

La auto inmolación es un método de protesta poco común en el mundo árabe, donde muchos lo asocian con las protestas en el lejano oriente o el subcontinente indio. Pero las mujeres egipcias en las zonas rurales o urbanas pobres han sido conocidas por prenderse fuego a sí mismas para protestar por maridos violentos, padres abusivos o prometidos no deseados.

“Está claro que Túnez y sus acontecimientos recientes han tenido un impacto en Egipto así como en Argelia”, afirma el veterano columnista egipcio Salama Ahmed Salama. El intento de autoinmolación que tuvo lugar en El Cairo el día 17 de enero, añade, será “un elemento de preocupación para el gobierno”.

Pero el ministro de Exteriores egipcio, Ahmed Abul Cheit descartó la posibilidad de que la revuelta popular de Túnez se expanda. “Eso no tiene sentido”, declaró a los periodistas el pasado día 16. “Los que están promoviendo fantasías e intentando encender la situación no lograrán sus propósitos y sólo se harán daño a sí mismos”.

Pero la frustración por el alto nivel de desempleo, la enorme subida del precio de los alimentos y la falta de reformas democráticas ha tenido eco en Egipto y el resto de países de la región, donde los gobiernos se enfrentan a quejas similares.

El propietario de un pequeño restaurante, de 48 años de edad, que se prendió fuego el día 17, ante el edificio del parlamento de El Cairo, estaba enfadado por la política del gobierno de evitar que los propietarios de restaurantes compren pan subvencionado, más barato, para revenderlo a sus clientes, según fuentes oficiales en la escena.

Resultó con tan sólo unas quemaduras leves ene le cuello, cara y piernas, después de que un policía que hacía guardia en el edificio y un motorista que pasaba por allí, utilizaran extintores de fuego para apagar rápidamente las llamas que le envolvían.

El incidente fue grabado con un teléfono móvil por un aficionado y se mostró en internet. La Asociated Press no puede verificar la autenticidad de las imágenes.

Algunos funcionarios, que hablaron en condiciones de anonimato porque no estaban autorizados a publicar la información, y los medios de comunicación identificaron al hombre como Abdou Abdel Monaam Hamadah, padre de cuatro hijos que en repetidas ocasiones había tenido acaloradas discusiones con los funcionarios locales sobre el asunto del pan.

También el día 17, un hombre mauritano al parecer descontento con el gobierno se prendió fuego a sí mismo en su coche, a la puerta de un edificio oficial, en la capital, Nuakchot. Un funcionario del ministerio de Exteriores, Abdou Ould Sidi dijo que la policía trasladó urgentemente al hospital a Yacoub Ould Dahoud, de 43 años.

En Argelia, funcionarios locales que no querían ser identificados dijeron que un hombre que sufría una enfermedad crónica se prendió fuego el día 17, en Ghardaia, descontento con los costes médicos, y fue hospitalizado con quemaduras. Mientras tanto, los transeúntes en Mascara, detuvieron a un vendedor de pescado que se había rociado con gasolina e intentaba prenderse fuego.

Esto eleva a siete la cifra de casos de este tipo, que se han producido en siete ciudades argelinas, desde el pasado 15 de enero. El periódico Liberte, de Argelia, informa de que un hombre de 37 años se prendió fuego el día 15 en un pueblo cercano a la frontera con Túnez, y que murió horas después en el hospital.

Los analistas dicen que es difícil predecir si la práctica podría propagarse entre los ciudadanos del mundo árabe, mayoritariamente musulmanes, cuya fe prohíbe el suicidio. Pero los incidentes ocurridos en Egipto, Argelia y Mauritania son un síntoma de un pueblo al borde de renunciar a toda esperanza de una vida mejor económicamente y a más libertades.

Egipto ha registrado un impresionante crecimiento económico en los últimos años, en parte impulsados por una serie de reformas ambiciosas. Pero el crecimiento no ha llegado a la mayoría de los 80 millones de egipcios. Casi la mitad de los habitantes del país viven por debajo y justo por encima del umbral de la pobreza, establecida por la ONU en 2 dólares al día.

“Los acontecimientos en Túnez han dado un nuevo impulso a los activistas por las reformas y la democracia en Egipto y lo que ha pasado hoy será un paso hacia adelante para ellos en la misma dirección”, dice Hossam Bahgat, jefe del grupo de apoyo, Iniciativa Egipcia para los Derechos de la Persona.

Sobre los esfuerzos de auto inmolación, afirma, es demasiado pronto para saber si se convertirá en un fenómeno y esperemos que no, porque es algo trágico e inaceptable”.

(Ethiomedia, 19-01-11)

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