Hay informes e informes. Mientras en el mundo occidental andamos estos días pendientes de las revelaciones sobre la guerra de Irak publicadas por Wikileaks, otro documento elaborado por un comité de expertos de Naciones Unidas sobre la guerra de Darfur, en Sudán, merece mucha menos atención, y en la prensa española ni si quiera dos líneas. En este informe se asegura que en algunos de los ataques realizados contra tropas de la fuerza de paz de la ONU en Darfur se han encontrado cajas de munición de fabricación china, y no una ni dos por casualidad, sino cajas de doce marcas diferentes, que en esto del mercado de las armas por lo visto uno puede hasta elegir de entre un montón de marcas de balas, incluidas los sofisticados proyectiles que estallan una vez que han penetrado en el cuerpo humano.
Entre la guerra de Irak y la de Darfur hay unas cuantas diferencias. La primera es el número de muertos. Según los datos revelados por Wikileaks, entre 2004 y 2009 murieron en el país asiático 109.000 personas, de las cuales el 61% eran civiles. En Darfur, según datos de la ONU y de diversas organizaciones humanitarias, entre 2003 y 2008 perdieron la vida al menos 300.000 personas. Una segunda diferencia es que la guerra de Irak desde siempre ha merecido mucha más atención por parte de los medios de comunicación que la de Darfur, aunque el número de víctimas mortales sea casi tres veces más.
Como no podía ser menos, China se ha subido por las paredes y lleva varios días impidiendo que este informe se publique, diciendo lo que se suele argumentar en estos casos: que el informe es defectuoso, malintencionado, que no ha sido elaborado de acuerdo con standards profesionales, y otras cosas por el estilo que se suelen decir cuando a uno le pillan con los pantalones bajados. China es hoy el mayor proveedor de armas las armas que matan en África, y por supuesto en Sudán, algo de lo que muchos activistas de diverso pelaje que siguen clamando contra “los países occidentales que venden armas a dictadores africanos” aún parece que no se han enterado. Claro que hay países europeos y norteamericanos que venden armas a países africanos con regímenes poco recomendables, e incluso en conflicto, pero sus ventas se quedan bastante cortas en comparación con las que el gigante asiático realiza a precios de saldo.
Una de las escenas que no se me olvidarán nunca de la guerra del norte de Uganda que me tocó vivir durante muchos años fue un acto público en el que el ejército ugandés expuso algunas de las armas capturadas a los rebeldes del LRA en una de sus batallas. Me llamó la atención ver inscripciones en caracteres chinos en cajas de municiones, y en minas anti-tanque y anti-persona. Estas y otras armas se las vendía China a Sudán, y a su vez el gobierno de Jartum se las suministraba a los rebeldes para que nos hicieran la vida imposible a los que vivíamos en el norte del país. Otros países africanos que forman parte de la geografía de la muerte que China a inundado con sus armas incluyen: la República Democrática del Congo, República Centroafricana, Somalia, Chad, Burundi, Zimbabue y Guinea Ecuatorial. En muchos casos, las dos partes en conflicto utilizan armas que proceden del mimo proveedor.