Para que no olvidemos: ¡Paul Kagame, aplaudido en Kinshasa!

5/07/2010 | Opinión

Con ocasión de la celebración del cincuentenario de la República Democrática del Congo, los jefes de estado vecinos se han desplazado a Kinshasa. La diplomacia congoleña ha demostrado que dispone de muchos recursos. Se esperaba que asistiesen al evento una quincena de jefes de estado. Además del rey de Bélgica, las presencias más destacadas eran las de Robert Mugabe, Kanguta Museveni y Paul Kagame.

Estos tres jefes de estado tomaron parte activa en la guerra que estalló en la RDC. Ruanda y Uganda están acusadas de agresión mientras que Zimbabue habría volado a rescatar a la RDC amenazada de balcanización por sus vecinos. Sobre esta historia reciente los analistas dicen que el fin de las hostilidades deberá despejar el camino para una nueva forma de cooperación, para asegurar a la población el desarrollo tan deseado. Pero, otros analistas recalcan que el desarrollo no será armonioso ni duradero sin que unos y otros acepten que se arrepienten de las faltas cometidas. Una absolución sin arrepentimiento no tendría ningún sentido en la medida en que las heridas no se curarán de forma duradera.

Para este segundo grupo de analistas, la presencia del presidente ruandés no podía pasar tan alegremente, como si nada hubiera pasado entre él y los congoleños. A pesar de que él fue uno de los invitados de la República, aunque sólo fuera una palabra debería haberle recordado las atrocidades que han causado más de cinco millones de muertos entre los congoleños, por su propensión a llevar la guerra a la RDC, sea cual sea su justificación para estas acciones.

Sin unanimidad

Sobra decir que los aplausos reservados al presidente Kagame no cumplían con la aprobación de muchos congoleños. La unanimidad está lejos de crearse en torno a este evento. Para los analistas, el mayor riesgo es enviar una señal de capitulación de los congoleños ante el presidente ruandés.

De hecho, los congoleños no eligieron hacer la guerra a sus vecinos. Pero, ellos han pagado el precio más alto: más de 5 millones de muertos. Nadie puede olvidarlo, aunque ya haya habido dos de estos reencuentros, el primero en Goma y el segundo en Kinshasa. Los congoleños han adoptado la opción de recuperar el liderazgo de la región de los grandes lagos africanos.

Por otra parte, todo equívoco debe desaparecer de la memoria de los congoleños. A menudo presentados como los “ingenuos vivientes”, de memoria corta, los congoleños saben dónde están sus intereses más inmediatos. La hospitalidad legendaria así como el respeto de las autoridades no podía dar lugar a manifestaciones hostiles, para no arruinar la fiesta nacional. El deber de la justicia que todavía planea en el aire, un día volverá, de alguna forma difícil de precisar en el momento y estado actual.

Los debates que han despertado estas presencias, demuestran, si es necesario una vez más, que el perdón no implica el olvido. La reparación sólo puede conducir a una cicatrización de las heridas, violentamente producidas por el otro. Uganda ya está condenada a pagar 23.000 millones de dólares americanos. Ruanda también podría sufrir las mismas sanciones. El simbolismo importa más que ninguna otra consideración. Así es como los 5 millones de personas asesinadas podrían ser rehabilitadas.

(Le Potentiel, RDC, 05-07-10)

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