Congo Brazzaville: las refugiadas sufren mayor riesgo de ser violadas

2/06/2010 | Crónicas y reportajes

Annie estaba embarazada de siete meses cuando perdió a su bebé porque “al menos seis hombres vestidos de uniforme militar” la violaron en la República del Congo [Congo Brazzaville], después de haber huido del conflicto cruzando la frontera.

Como muchos otros refugiados de los enfrentamientos tribales en la República Democrática del Congo, Annie había huido a la región de Likoula, en el norte del Congo Brazzaville, donde la población del pueblo de Nyamoba se ha duplicado, de 1.000 a 2.000.

Intentando contener las lágrimas, Annie, de 37 años, contó su historia a un grupo de funcionarios locales, trabajadores humanitarios y periodistas.

Ella llegó al Congo en enero, cuando estaba embarazada. A finales de abril, volvió a cruzar el río Oubangui para entrar en la RDC “Sólo para ver si mis campo de cultivo no había sido destruido”.

“En el camino de vuelta, al menos seis hombres vestidos con uniformes militares me violaron. Perdí a mi bebé, pero salvé la vida gracias a dios”.

Oscar Amede Ondze, un anciano del comité del pueblo, habló de casos de abusos sexuales contra dos niñas de 9 y 13 años, a primeros de mayo. “Los violadores fueron un refugiado de 28 años y un hombre local de 39”, acusó Ondze, añadiendo que “ambos están en manos de la policía en Bentou”, la principal ciudad del distrito al que pertenece Nyamoba.

Según un coordinador humanitario del Fondo para la Población de la ONU, Isaac Wadbrind Madress, el fondo está registrando cada vez más casos de violencia sexual y sexista cometida en estos lugares”. Se refiere a los 92 lugares en los que se han asentado los refugiados, la mayoría de ellos a lo largo del río Oubangui, después de huir de la violencia en la provincia del Ecuador, al norte de la RDC. Los funcionarios congoleses calculan que hay cerca de 120.000 refugiados, llegados desde el pasado mes de octubre.

El Fondo de la ONU está trabajando sobre el terreno “para evitar complicaciones para las víctimas de ataques sexuales y está involucrado en medidas de prevención, aunque nadie tiene cifras reales de los casos de violación.

“Son las niñas y las mujeres desprotegidas las que son víctimas de estos actos bárbaros”, señala Madress. “Hay casos de violación perpetrada por los propios refugiados, pero también por la población local”.

Hasta abril, la ONG Médicos de África, estaba tratando patologías recurrentes como la malaria, la diarrea y las infecciones respiratorias. Pero desde entonces para acá, según el coordinador Jean Florent Mbandza, “hemos dado pasos esenciales para cubrir centros de salud” a lo largo de un eje de 300 kilómetros, entre la capital de Likouala, Impfondo, y la ciudad de Liranga, según Mbandza.

Los trabajadores sanitarios tiene que tratar traumas sufridos por las víctimas de abusos sexuales y también vigilar la propagación del Sida, cuya prevalencia se calcula que era del 1.9 % de la población en 2009, según un estudio a nivel nacional.

El nivel estaba por debajo de la media nacional del 3.2 %, que así mismo ha descendido del 4.2 % en 2003.

Si los abusos sexuales continúan y no hay medidas preventivas o un intento de aumentar la concienciación popular sobre enfermedades de transmisión sexual, “en los próximos 5 o 10 años, el nivel de prevalencia será mayor”, advierte Palmer Mathat, el director regional de Sanidad.

Mathat también advirtió que la tuberculosis ha “vuelto con fuerza” a la región de Likouala.

(IOL, 02-06-10)

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