Sur de Sudán: el caso de Josephine desenmascara la cara más fea de las políticas tribales

13/05/2010 | Opinión

“De repente uno oye que un veredicto ha sido aprobado por un tribunal en el Sur de Sudán, cuando casi hemos olvidado hasta que los tribunales existen en nuestra era post Acuerdo de Paz”.

Las noticias sobre la absolución de la doctora Josephine Lagu Yanga, de los cargos de corrupción presentados contra ella por el gobierno del Sur de Sudán, GoSS), para muchos ha sido una sorpresa total, no porque no respeten el sistema judicial en el Sur de Sudán, sino porque en primer lugar, pensaron que los tribunales ni siquiera existían, dadas las historias de corrupción rampante y bajeza que últimamente han enjambrado la región.

Por supuesto, en primer lugar, seguro que es de interés conocer cómo la doctora josephine Lagu Yanga, de entre todo el mundo, terminó ante los tribunales, dado su estatus, sus antecedentes sociales y académicos y el bien sabido hecho de que todos los sospechosos de estar implicados en los incontables escándalos multimillonarios y corrupción en el GoSS, a menudo salen tranquilamente sin haber sido cuestionados.

La doctora Yanga -hija del veterano líder del Movimiento de liberación Sur-sudanés, ex vicepresidente de la República de Sudán y presidente del Alto Consejo Ejecutivo del gobierno regional del Sur de Sudán, bajo el difunto presidente Jaafar Nimeiri, el general Joseph Lagu Yanga-, fue acusada de fraude financiero y falta de honestidad, y fue inmediata y humillantemente retirada de sus funciones como vicesecretaria del servicio del ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, en el gobierno del Sur de Sudán, permitiendo así que el tribunal llevase a cabo las investigaciones y el juicio sin inmunidades.

Sin embargo, durante el periodo de investigaciones, la doctora Yanga mantuvo su inocencia frente a los cargos y prometió defenderse a sí misma contra los dedos acusadores. No obstante, sus afirmaciones, la mayoría en el ministerio la acusaba de estar involucrada en la transferencia de becas al Sur de Sudán de estudiantes que estaban en la vecina Uganda.

Algo que todavía no está del todo claro es la manera en que el ministerio del GoSS manejó el caso, que inmediatamente causó sorpresa. Porque poco después de su suspensión, el ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, antes incluso de que se llevasen a cabo las investigaciones preliminares, se apresuró a publicar una información personal detallada sobre la identidad de la vicesecretaria y su suspensión.

Sea cual fuere la información crudamente recopilada sobre el caso, fue puesta a disposición de los medios tanto nacionales como internacionales, y así fue emitida en la BBC y salió en los periódicos ugandeses. Esta misma cruda información enseguida llegó a los blogs de internet, y pronto se convirtió en una historia de la que se hablaba en todos los hogares. Tal y como se calculó, la historia se expandió como el fuego y fue objeto de discusiones en reuniones sociales en Juba y en todo Sudán, y hasta en las comunidades de la diáspora.

Una muy extraña medida, y como si el daño no fuera todavía satisfactorio para los predadores, estas crudas informaciones y rumores confirmados fueron sacados a debate de nuevo en la Asamblea Legislativa del sur de Sudán, por el ministro (la mano detrás de todo el caso), en su respuesta a una moción presentada sobre “El estado de la educación en el Sur de Sudán”.

Este caso en particular ha golpeado muy duro a la fábrica de políticas del Sur de Sudán, ya que cobró impulso desde grupos políticos, civiles y sociales. Representó el punto álgido de hasta qué punto las políticas tribales pueden estar equivocadas. Y como este artículo ya no es un alegato por la inocencia de la doctora Yanga, lo cual ella ya ha ganado en los tribunales, debe ser entendido en su contexto adecuado, que pretende sacar a la luz el horrible nivel de nuestros líderes políticos y sus aliados en la administración de los servicios civiles, que ha degenerado terriblemente.

Estamos manejando un caso de un miembro altamente cualificado de nuestra comunidad, que una vez ocupó legítimamente un alto cargo en los servicios públicos del Sur de Sudán. Ella llegó a ser vicesecretaria del ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, no por el historial de su familia, que muchos de pensamiento rudimentario querrían hacernos creer.

Echando un vistazo a la directiva con los nombre de varios vicesecretarios en el GoSS, la primera cosa que llama la atención es la desequilibrada representación de todos los demás pueblos que no pertenezcan a los grupos étnicos dominantes, aunque son bien conocidos por sus insuficientes meritos académicos y experiencia, que podría haberlos cualificado fácilmente para dirigir oficinas en la esfera internacional como la ONU. La doctora Yanga era en verdad una minoría, no solo por su etnicidad, sino también por su calibre y preparación académica.

Así, se cree que la doctora fue víctima de una campaña interna de difamación y perjuicio, dentro del ministerio de Educación. Se especula también que hay algunos elementos que continuamente creen que ellos deberían monopolizarlo todo en el GoSS y especialmente si tiene que ver con el dinero. Estos vampiros del dinero de hecho se vieron amenazados por las reformas impulsadas por la doctora Yanga, con respecto a la manera en que se estaba gestionando el dinero de becas, con enormes listas de nombres fantasma presentados como estudiantes dentro y fuera de Sudán. Y se concluyó, acertadamente, que estos conspiradores no la querían en el ministerio, así que la echaron con falsas acusaciones, para dejar vacío su puesto y que lo ocupase un hombre de tribu, que ellos preferían.

De los testimonios recibidos de un amplio abanico de verdaderos y reales estudiantes tanto en el África del este, como en Egipto o Sudán, todos coinciden en señalar que desde el preciso momento en que la doctora llegó a su puesto en el ministerio, actuó de barrera entre el flujo ilegal de dinero en el ministerio, rompiendo la cadena que existía entre los funcionarios y los medios con los que robaban el dinero público, utilizando nombres fantasma de estudiantes.

En su diversas defensas la doctora Yanga ha dicho una y otra vez que es consciente del hecho de que es una víctima de la conspiración, porque algunas personas poderosas en el GoSS no están contentas con las reformas que ella implantó en el departamento de becas del ministerio de Educación, en el que ella introdujo un sistema de base de datos para todas las becas ofrecidas por su ministerio, un dato plenamente confirmado por todos los estudiantes.

No debería pillar a nadie por sorpresa que ha existido una enorme corrupción en el ministerio de este gobierno, en materia de becas. Muchos estudiantes no sólo con certificados falsos sino gente que es completamente falsa en todos los sentidos del mundo, recibieron becas para universidades del África oriental o incluso de Suráfrica y grandes sumas de dinero fueron desperdiciadas debido a sus deficientes resultados.

La doctora Yanga es una educadora de primera clase y académica por propio derecho. Es verdaderamente vergonzoso que se la maltrate en parte por ser una mujer en un mundo de hombres, que todavía existe incluso entre algunas de las élites e intelectuales de África, en un ministerio dirigido por un profesor. Siendo la hija del veteranos general Joseph Lagu Yanga, a quien algunos adoran odiar, también ha añadido otra dimensión poco acogedora a nuestros servicios públicos.

Ahora, enfrentémonos a ello, porque esta manera no ética de hacer las cosas en el GoSS, que es conocido sólo por su destacado historial de tribalismo, nepotismo y corrupción ha hecho recaer sobre la comunidad del sur de Sudán, en todo el mundo un desafío, ya que la absolución de la doctora en el Tribunal Supremo sólo demuestra la existencia de una conspiración contra ella y sus colaboradores inmediatos.

Sin embargo la batalla todavía no está ganada como corresponde, hasta que la doctora Yanga obtenga todo lo que se merece y sea reinstaurada en su puesto y al cargo de todas sus funciones y el pago total por cualquier responsabilidad, ya que no sólo se acabó con su personaje público sino que fue atormentada y ridiculizada por aquellos que la acusaron falsamente.

Esto nos lleva al paso siguiente, y este es que todos los demás acusados de corrupción y apropiación indebida de fondos públicos DEBEN ser llevados ante un tribunal de justicia sin excepciones. Ya hay casos que ocupan impactantes titulares y terribles revelaciones como por ejemplo el escándalo Dura, de 2.000 millones de dólares. Esto debe ser inmediatamente perseguido y llevado ante la justicia como corresponde.

Las familias de la difunta Mariam Biringi que fue asesinada el año pasado en la ciudad de Yambio, donde su cuerpo fue arrastrado con completa inhumanidad por las calles públicas de la ciudad, y después abandonado en medio de la calle principal para que los pasajeros se burlasen de ella, todavía están esperando justicia. Y una justicia retrasada es una justicia denegada.

Todavía en la ciudad de Yambio, los responsables del tiroteo a una escuela infantil siguen libres. Pero si el sistema judicial en el Sur de Sudán ha resucitado finalmente, entonces estamos ansiosos por seguir oyendo que se aplica más justicia cada día.

Justin Ambago Ramba, MD.

(Sudan Tribune, 12-05-10)

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