Obama debería reflexionar sobre la expansión militar de EEUU.

29/04/2010 | Opinión

Por Daniel Volman, en Washington DC, Director del Proyecto de Investigación de Seguridad Africana.

El compromiso armado de los EEUU le compromete con regímenes inestables y le aleja de la posibilidad de tratar los problemas africanos por medio de la diplomacia y la economía.

Cuando Barack Obama se convirtió en Presidente de los Estados Unidos en enero de 2009, se esperaba que cambiara o incluso diera la vuelta a la política militarizada y unilateral que se lleva a cabo en África y que se había seguido bajo la administración de George W. Bush. Pero, tras más de un año en el poder, está claro que la administración de Obama sigue la misma política que durante más de una década ha guiado la implicación militar de los EEUU. El Presidente Obama está decidido a extender el compromiso militar norteamericano. El gobierno está considerando la creación de una fuerza de intervención de la marina de 1.000 hombres con base en Europa para que el Africom tenga la capacidad de intervenir en África.

Así, en el presupuesto del Departamento de Estado para 2010, la administración Obama proponía importantes incrementos de fondos para la venta de armas y programas militares de entrenamiento así como programas regionales. Se espera que se aumente la propuesta para los presupuestos de 2011.

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El presupuesto del Departamento de Estado para 2010 también proponía el incremento de fondos para varios programas de asistencia de seguridad, incluyendo las Operaciones de Contingencia Africanas y el proyecto de Ayuda al entrenamiento, que va a recibir $96,8. También van a aumentar los fondos para el control de drogas.

Lo mismo pasa con la financiación del presupuesto del departamento de defensa para las operaciones del Mando Africano (Africom) y el Destacamento Especial Conjunto del Cuerno de África (CJTF-HOA en inglés) que están estacionados en la base militar americana de Yibuti desde 2002.

El gobierno pedía $278 millones para cubrir los costes del Africom y de la Operación Asociada contraterrorista permanente Libertad-Trans-Saharariana en las oficinas centrales del Africom en Alemania. El gobierno también pedía $60 millones para las operaciones CJTF-HOA de 2010 y $249 m. para pagar la operación de la base del Campamento Lemonier de Yibuti, y $41,8 m. para proyectos de mejoras en la base.

Es evidente que en varias regiones se sigue la misma política que con la administración Bush. En Somalia, los EEUU han facilitado la cantidad de $20m en armas al gobierno e iniciado los esfuerzos para facilitar el entrenamiento de sus tropas en la base CJTF-HOA y en Europa. Obama también ha anunciado el proyecto iniciado por la administración Bush de asesinar a líderes sospechosos de Al Qaida en Somalia.

En Nigeria, que suministra aproximadamente el 10% de las importaciones de petróleo de los EEUU, la administración de Obama ha decidido expandir su apoyo militar, a pesar de los problemas de seguridad en el Delta del Níger, del extremismo islámico en el norte de Nigeria y la fragilidad de las instituciones del país. Así, durante una visita a Nigeria en agosto de 2009, la Secretaria de Estado Hillary Clinton prometió que los EEUU considerarían cualquier petición de mejora de la capacidad militar de Nigeria para reprimir a los milicianos armados del Delta del Níger.

El gobierno de los Estados Unidos está aumentando la ayuda en la seguridad a Uganda, Ruanda, Kenia y Etiopía, y ha realizado importantes ejercicios de entrenamiento en Uganda y Yibuti para la nueva Fuerza de Reserva de África Oriental (EASF en inglés). La EASF es un batallón autorizado por la Unión Africana para apoyar las operaciones de paz, pero sigue dependiendo de apoyo externo – especialmente de EEUU – y no se espera que pueda operar sola hasta dentro de muchos años.

En la República Democrática del Congo la administración Obama acaba de autorizar el despliegue de las Fuerzas Especiales de EEUU para entrenar un batallón en la base de Kisangani que ha sido reformada recientemente. El gobierno ha elegido este programa de entrenamiento a pesar de la implicación continuada de las tropas congoleñas en violaciones de los derechos humanos y actividades mineras ilegales.

Este aumento de la implicación militar de los EEUU refleja la preocupación de la administración Obama por la amenaza del extremismo islámico y la inestabilidad en las regiones con recursos, y su deseo de ayudar a resolver los conflictos. Sin embargo, todas estas medidas aumentan la militarización de África y comprometen a EEUU con regímenes inestables, represivos y antidemocráticos.

A pesar del compromiso retórico de Obama por un acercamiento que combine las actividades militares con las no militares, su gobierno carece de un plan amplio para abordar los temas subyacentes – la ausencia de democracia y desarrollo – que llevan al extremismo, la inestabilidad y el conflicto. El Departamento de Estado y la Agencia Internacional para el Desarrollo carecen de los suficientes fondos y recursos desde hace años. Harán falta muchos años y un aumento substancial de fondos para construir esta capacidad.

Mientras tanto, Obama ha decidido que no tiene más opción que contar en primer lugar con los instrumentos militares y esperar que esto pueda proteger los intereses americanos, al menos a corto plazo, a pesar del riesgo de que esta implicación pueda exacerbar las amenazas existentes. El gobierno de los EEUU debería restringir su implicación militar y dirigir su atención al desarrollo de la capacidad de los esfuerzos diplomáticos y económicos para tratar de resolver los problemas subyacentes de África, como el Co-Director de Personal Almirante Michael Mullen argumentó en un reciente discurso. También debería trabajar con la Unión Europea, China y otros en una cooperación que no socave la seguridad de África o ponga en peligro los intereses de EEUU a largo plazo.

(Publicado en Africa Report nº 22, abril-mayo 2010).

Traducido por Eva Torre, de UMOYA Logroño.

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