Marruecos ha expulsado a 70 trabajadores humanitarios extranjeros cristianos desde comienzos de este mes de marzo, alegando que estaban abusando de su tradición de tolerancia religiosa para intentar convertir a los musulmanes marroquíes.
La cifra de 70 personas la han dado los grupos de ayuda y diplomáticos occidentales que aseguran que entre los expulsados había americanos, holandeses, británicos y neozelandeses.
Ocasionalmente, Marruecos ha expulsado a pequeños grupos de misioneros, muchos de ellos fundados por las iglesias evangélicas de Estados Unidos. Esta última acción contra algunas organizaciones bien establecidas que han operado en el país durante años sugiere una nueva línea más dura.
Los expulsados son parejas que han adoptado niños marroquíes y un grupo que dirige un hogar para niños en las montañas del Atlas.
Las personas que viven cerca del hogar para niños se han quejado de que el objetivo de los extranjeros son los menores y que explotan la pobreza de la gente del lugar para sacudir su fe, según el gobierno.
“Ellos cambiaron su comportamiento para empezar a realizar trabajo de misión con los niños pequeños”, señaló el ministro de Comunicaciones, Khalid Naciri, “Esta decisión no va contra una religión ni otra. Marruecos es, y seguirá siendo, abierto y tolerante”.
El 99 % de la población de Marruecos es musulmana y el país permite libertad de culto a los cristianos extranjeros y a unos miles de judíos indígenas.
Los gobiernos occidentales expresaron su malestar por las expulsiones, diciendo que se debería haber dado a los trabajadores extranjeros la oportunidad de defender sus actividades en un tribunal.
“Estamos desanimados y consternados al conocer las recientes expulsiones por parte del gobierno de Marruecos de varios extranjeros, incluidos numerosos americanos, que residían legalmente en Marruecos”, señaló el embajador de Estados Unidos en Marruecos, Samuel Kaplan, en un comunicado.
“No estamos hablando de gente que hubiera estado unas cuantas semanas en Marruecos repartiendo biblias”, señaló el ministro de Exteriores holandés, “se trata de personas que han estado cuidando de niños pacíficamente durante 10 años”.
Un diplomático occidental asegura que le han comentado que se podrían producir más expulsiones.
(IOL, 23-03-10)
