¿Qué interés tiene Desertec para África?

12/01/2010 | Opinión

El proyecto, gigantesco y esencialmente euro-germánico, prevé implantar centrales solares en el Sahara. Esto conllevará una inversión de 400.000 millones de euros para satisfacer el 15% de las necesidades energéticas de Europa. Y África, ¿qué va a ganar con esto?

El pasado 13 de julio se firmó en Munich un acuerdo sobre la creación de un proyecto asombroso, ambicioso, innovador y polémico…del que todavía no se ha terminado de hablar. Se trata del acuerdo de creación del proyecto Desertec Industrial Initiative (DII) que tiene por objeto “el análisis y la puesta en marcha de un marco técnico, económico, político, social y ecológico a favor de una producción de energía sin emisiones de CO2 en los desiertos del Norte de África”. Además, el proyecto no sólo se limita a esta región y a Europa puesto que también concierne a Oriente Medio, de ahí el nombre de EU-MENA (Europe, Middle East, North Africa). La explotación de la energía solar del Sahara a partir de centrales térmicas que tanto hace soñar, entra ahora en una fase operacional, por lo menos por escrito. Además de la solar, otras muchas energías renovables, como la eólica, se han incorporado al proyecto.

Liderazgo alemán

Dirigido hoy por una fundación, Desertec es un concepto desarrollado por la TREC y el Centro Aeroespacial Alemán. La TREC (Cooperación Transmediterránea de Energías Renovables) compuesta por unos sesenta expertos y políticos, el Príncipe Hassan Bin Talal de Jordania entre ellos, y cuyo objetivo es promover el desarrollo de la energía eólica y solar, se fundó en 2003 por la Fundación para la Protección del Clima de Hamburgo, el National Energy Center de Jordania (NERC) y el Club de Roma.

DESERTEC Industrial Iniciative (DII) será una Sociedad de Responsabilidad Limitada de derecho alemán cuya creación efectiva tendría lugar el 31 de octubre de 2009 como tarde. Entre los primeros signatarios del acuerdo se encuentran la empresa suiza ABB, líder mundial de las tecnologías de la energía y la automatización, el instalador de centrales solares español ABENGOA Solar, el argelino Cevital (única empresa africana del consorcio), una sociedad agroalimentaria especializada en el aceite y la margarina, la Deutsche Bank, E.ON, uno de los gigantes alemanes de la energía, el banco alemán HSH Nordbank, el especialista alemán en energía solar MAN Solar Millenium, la sociedad de ingeniería M+W Zander, la reaseguradora Münchener Rück, el segundo gigante alemán de la energía RWE, el grupo solar alemán SCHOTT Solar y por último, el grupo SIEMENS. Todo socio potencial que quiera participar en DII podrá hacerlo.

Viabilidad técnica

Recurrir a la energía solar es técnicamente viable y ha habido experimentos similares en el mundo. El más conocido es el de California, en el desierto de Kramer Junction, donde desde 1981 se saca provecho de centrales térmicas solares de concentración (Concentrating Solar Power – CSP).

Este tipo de central utiliza espejos para concentrar la luz del sol y crear así suficiente calor para generar vapor que sirve para accionar unas turbinas y unos alternadores que producen electricidad. Unos depósitos de calor (depósitos de sales) pueden utilizarse para almacenar el calor durante el día con el fin de accionar unas turbinas por la noche o en los momentos de mayor consumo. Para garantizar una producción eléctrica ininterrumpida en los periodos de mal tiempo (sin tener que recurrir a centrales de emergencia muy caras), se puede suministrar fácilmente petróleo, gas o biocarburantes a las turbinas. El calor residual del ciclo de producción de electricidad puede (mediante la cogeneración) desalar el agua de mar o bien producir frío.

Aún queda resolver el problema espinoso del transporte de la energía, con las pérdidas en la red. Desde hace algunos años, varios investigadores trabajan en esta cuestión y han creado unos cables de alta tensión capaces de transportar corriente eléctrica en distancias largas sin muchas pérdidas.

¿Cuánto costará?

A pesar de todo, la viabilidad económica no se ha obtenido todavía. Los expertos calculan que el importe del proyecto Desertec estará en unos 400.000 millones de euros en 40 años, de los que 350.000 millones de euros se destinarán a la construcción de centrales solares térmicas y los 50.000 millones restantes a la fabricación de cables de alta tensión para el transporte de la electricidad entre África y Europa. Teniendo en cuenta los retrasos de la puesta en marcha del proyecto y los plazos relativamente largos para las negociaciones políticas con los países involucrados, el presupuesto será mucho más elevado. Aparte de los discursos y de las buenas intenciones, no se ha desembolsado ni un solo euro. Otro inconveniente es la competitividad de la energía termosolar con respecto a otras fuentes de energía. El coste de producción del kWh (kilovatio por hora) termosolar oscila entre 15 y 30 céntimos de euro, frente a los 3 a 5 céntimos de euro para el kilovatio nuclear o fósil. Algunas innovaciones tecnológicas (intercambiadores térmicos mejores, espejos más simples, el aumento del rendimiento de los cables de transporte) y una producción en masa debida al aumento de la demanda permitirían rebajar los costes de producción. Según las estimaciones del Centro aeroespacial alemán, si la mayoría de las centrales térmicas solares se construyeran en la próxima década, los costes podrían ser rebajados hasta 4 y 5 céntimos de euro por kWh. En la situación actual, Desertec no puede ser económicamente rentable sin una intervención de los poderes públicos (subvenciones, tarifas de compra, etc.)

¿Quién sacará partido de Desertec?

Los estudios satelitales del Centro aeroespacial alemán han demostrado que con menos del 0,3% de la superficie total de los desiertos de la región MENA se puede producir suficiente electricidad y agua dulce para responder al aumento de las necesidades de estos países y de Europa.

Los promotores de Desertec tienen pensado satisfacer el 15% de las necesidades eléctricas de Europa a partir de las centrales solares del Sahara en 2050. Para las poblaciones de Oriente Medio y del Norte de África (MENA), tienen previsto un suministro importante de energía propia, empleos, fuentes de ingresos, infraestructuras mejoradas, posibilidades de desalar el agua del mar y numerosos beneficios potenciales (para la agricultura por ejemplo) proporcionados por la sombra de los colectores solares (espejos de Fresnel).

Según las declaraciones en Le Monde de Houda Ben Jannet Allal, directora del desarrollo estratégico en el Observatorio Mediterráneo de la Energía (OME) que agrupa las principales compañías energéticas de la región “Excepto Argelia, Egipto y Libia, que disponen de recursos fósiles, los países del Sur del Mediterráneo se encuentran en una situación de dependencia energética. Algunos dicen que sus necesidades van a aumentar en un 70% en los próximos veinte años. Aunque el sol sea un recurso ilimitado, el día en el que estos países obtengan su propia tecnología solar, los lugares que estén mejor adaptados a la instalación de centrales dejaran de estar disponibles para estos países.”

¿Eco-colonización u oportunidad para el Magreb?

Los más exaltados contra el proyecto no dudan en evocar una nueva forma de colonización. Tras haber servido de reserva de energías fósiles para el desarrollo de Occidente, África corre el peligro de convertirse en una de las principales fuentes de energías renovables para Europa. Se seguirá haciendo alusión a los pocos empleados africanos en las obras, a los proyectos de desalinización del agua de mar o a la aportación de energía suplementaria para el Zagreb. ¿Pero cómo será esta contribución económica con respecto al coste global del proyecto? Hasta ahora solo hay una sociedad africana asociada a Desertec. Uno también puede sorprenderse de la poca implicación de las instituciones regionales como la UMA y de los gobiernos en un proyecto que corre el riesgo de tener un fuerte impacto en la geopolítica local y en el desarrollo económico de varios países.

A pesar de esta representación, los responsables políticos africanos pueden sacar provecho de la iniciativa DII. Una vez realizados los estudios técnicos, la UMA puede apoyarse en el proyecto Desertec, en el ámbito de las negociaciones climáticas, poniendo de relieve la aportación de energías renovables y la limitación de las emisiones de CO2 para esta región. El objetivo es obtener financiación para preparar el después del petróleo y el gas, especialmente en Libia o en Argelia, contribuir a la independencia energética de Marruecos e incluso luchar contra el estrés hídrico causado por el cambio climático en Túnez.

Más allá de la UMA, durante la cumbre mundial sobre el clima de Copenhague, la Unión Africana podría igualmente hacer uso de Desertec para obtener financiación suplementaria de la comunidad internacional con el objetivo de que el continente llegue a la autonomía energética.

El presupuesto de Desertec sería sin duda suficiente para asegurar la independencia energética de todo el continente africano. Si se uniera el desarrollo de las centrales termo solares del Sahara con proyectos ambiciosos de energía eólica a lo largo de las costas africanas (Marruecos, Mauritania, etc.) y se valorizara el potencial hidroeléctrico africano, se alcanzaría el objetivo y además el excedente se podría exportar a Europa.

A pesar de la magnitud del proyecto, atreverse a llevar a cabo tales trámites podría tener más credibilidad que una nueva llamada a la solidaridad, cuyas promesas no durarán más que el tiempo de una entrevista ante de las cámaras de televisión.

Por Thierry Téné, consejero A2Conseil

Publicado en Les Afriques, el 13 de septiembre de 2009.

Traducido por Teresa de Agustín, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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