Rafael Sánchez, director de la Biblioteca ‘Dionisio Segura’, conversa con Antonio Molina, secretario general de la Fundación SUR.

Hace pocos días, consultando la “Enciclopedia del Islam”, editada por DAREK-NYUMBA, cuyo director es nuestro buen amigo, el P. Emilio Galindo, de los Misioneros de África, topé con el artículo sobre NUMISMÁTICA MUSULMANA y cual no fue mi sorpresa al ver la firma de nuestro Director del CIDAF y secretario general de la Fundación SUR, P. Antonio Molina, que cada semana realiza con nosotros el programa de radio “La Otra Cara de África”. Me dije para mis botones: “Antonio Molina siempre nos sorprenderá.” De ahí arranca esta conversación.

Rafael: Antonio, explica cómo nació en ti esa afición por la Numismática.

Antonio: Yo llegué a la Numismática de la mano de la Filatelia. Empecé a “juntar” sellos por los años 1940, tenía yo poco más de 8 años. Después, pasé a coleccionar y a especializarme: España, Colonias y ex Colonias, Vaticano, Israel y temática religiosa. Así anduve hasta los años 80, en que ya con 25 años de África, verifiqué la fragilidad del sello ante los rigores de los climas africanos y opté suavemente por la Numismática, en su doble vertiente de la moneda y de los billetes. De mis numerosos viajes por el Continente, iba colectando las monedas y los billetes circulantes en cada país. Luego recurrí a la colaboración de los compañeros y amigos, que al venir de vacaciones me traían, lo que circulaba en los países donde ejercían su apostolado. Eso me dio una base para cambiar con otros numismáticos, tanto coleccionistas como comerciantes.

R.: ¿Podemos por tanto hacerte algunas preguntas sobre el dinero o los dineros africanos?

A.: Hablando de dinero te diré que esa palabra viene del latín “denarium”, que era una moneda de plata bastante corriente en el Imperio Romano. Por extensión, se designaba así al colectivo monetario, como los latinoamericanos dicen “no tengo plata”, porque en los siglos del Imperio Español casi todas las monedas eran de plata. Los árabes al llegar a África del Norte se encontraron con los “denarios” bizantinos y a una de sus monedas de plata la bautizaron con el nombre de dinar. Hoy día existen muchos países musulmanes que conservan ese nombre.

R.: ¿Desde cuando existe el dinero en África?

A.: Tenemos que distinguir entre el África Mediterránea con influencias fenicio cartaginesas y greco – romanas después, del África subsahariana. Mientras que en África del Norte, desde Egipto a Marruecos, se vivió al ritmo de las civilizaciones mediterráneas, en el resto del Continente, se practicaba el trueque: intercambio de cereales por carne de caza, de pieles por herramientas, de pucheros de barro por arcos y flechas, etc… Para los negocios mayores se recurría a las cabezas de ganado: Tantas vacas o cabras, para pagar el dote de una novia.

Podemos decir, que fueron los navegantes portugueses, en su esforzado empeño por circunnavegar el Continente, para llegar al pingüe mercado de las especias traídas por los comerciantes árabes desde la India, que al establecer sus “fuertes” y factorías comerciales fueron los primeros en utilizar el dinero. Es cierto que los negreros compraban los esclavos a cambio de aguardiente matarratas, de armas vetustas, de tejidos vistosos, de herramientas y algunos objetos de lujo para los reyezuelos. Pero, a partir del siglo XVII, empiezan a circular en Angola monedas acuñadas en el Brasil con la leyenda África Portuguesa y otras en que se dice que el rey de Portugal, lo es del Brasil y de Guinea, (nombre genérico dado a toda la región del golfo del mismo nombre). La mayor parte de estas monedas eran de cobre o bronce.

R.: ¿Los africanos no intentaron imitar a los portugueses?

A.: Bueno, no se conocen ensayos de acuñaciones de aquellas épocas, pero inventaron una “calderilla”, moneda fraccionaria, muy original. En ciertas playas del Golfo de Guinea se encontraban en gran abundancia una caracolillas, llamadas “caurís”, que aún se utilizan para adornar muchos objetos de artesanía como pulseras y brazaletes, cinturones y hasta maracas… Pues, esas caracolillas, hasta mediados del siglo XX, fueron utilizadas en África Occidental como “moneda chica” en los mercados. También, los herreros y fundidores fabricaban enormes brazaletes, que las mujeres llevaban en los tobillos y que servían como moneda en las operaciones comerciales importantes.

R.: ¿Todo esto lo has leído en los libros o posees algunas de estas piezas?

A.: Hombre, uno empieza por documentarse en los libros y una vez los conocimientos adquiridos, te vas a los mercados africanos, a los puestos de objetos de bronce y quincallería y rebuscando por allí, con un poco de suerte aparecen piezas interesantes. Yo poseo algunos brazaletes de bronce y varias “cauris”, aunque esos objetos son difíciles de clasificar. Las monedas se ordenan mucho mejor en los álbumes o en las bandejas de los monetarios. También poseo en la colección varias docenas de monedas brasileñas acuñadas para circular en el “África Portugueza”. La mayoría de cobre o bronce y alguna de plata.

En los siglos XVIII y XIX, era tanta la circulación de la moneda española de 8 reales de plata – los famosos “Columnarios” – que, como los dólares americanos actuales, – circulaban por todo el mundo y los gobiernos y hasta los comerciantes chinos importantes, los “resellaban” con sus contramarcas y escudetes, para darles curso legal. Yo poseo uno de 1763, acuñado en México y resellado en Mozambique. Al contemplarlo, le pregunto: ¿Cuántos esclavos has comprado? … Si las monedas hablaran… hay que ver la de cosas que nos contarían…

R.: ¿Qué países africanos tenían moneda en la era colonial?

A.: Ya hemos hablado del conjunto “África Portuguesa”: Angola, Mozambique y luego Sto. Tomé. El archipiélago de Cabo Verde y Guinea-Bissau sólo tuvieron moneda propia con la reorganización colonial de Salazar, por los años 30 del siglo pasado. Tenemos que mencionar a los países musulmanes de África del Norte, que después de la invasión de Al- Andalus, estuvieron bajo la influencia sea de los califas de Damasco primero y luego de los califas de Córdoba. Hasta decaer el poder del Islam del Magreb, con la conquista del reino de Granada y pasar a formar parte del Imperio Otomano de Constantinopla. Pero en el siglo XVIII, circulaba por Marruecos y los otros países vecinos, mucha moneda española y alguna veneciana y genovesa por causa del comercio mediterráneo. Sólo después de la ocupación francesa del norte de África, empieza a dominar a principios del siglo XX, el Franco Francés o monedas equivalentes de su padrón. Al caer el Imperio Otomano (Turco) en 1918. Egipto es ocupado por los ingleses y acuña moneda. Lo mismo le pasó al África Oriental Alemana, (D.O.A.) que los ingleses llamaron “Tanganyika Territory”, como protectorado, después integrado en el África Oriental Británica (B.E.A.). Los alemanes empezaron a acuñar moneda por los años de 1890 y cesaron hacia 1918, cuando perdieron la guerra. Por los mismos años, siguientes a la famosa Conferencia de Berlín (1895) los Belgas empiezan a acuñar moneda en el entonces llamado “Estado Libre del Congo”, que después pasó a llamarse Congo Belga, a partir de 1908. Como curiosidad, te diré que Inglaterra acuñó monedas en algunas islas africanas, por ejemplo, en isla Mauricio. Yo poseo una monedita de 20 cents de plata, de 1877, con la efigie de la reina Victoria, que he adquirido este año en Madrid, en una subasta por menos de 30€.

R.: ¿Qué países independientes había entonces en África?

A.: Solamente existían tres países independientes, pero bastante amenazados de “colonización”. Eran Etiopía, Egipto y la recientemente fundada República de Liberia, con antiguos esclavos liberados por los Estados Unidos.

R.: Antonio, ¡qué ‘hobby’ tan interesante! Se puede saber ¿dónde encuentras ‘tus minas’?

A.: Estoy de acuerdo contigo en que es un “entretenimiento y afición” muy interesante. Yo he aprendido mucha geografía e historia africanas, pues las monedas y billetes nos cuentan los avatares políticos de cada estado. Además, llega el momento en que especializa uno en un tema determinado. Yo llevo entre manos la historia y catalogación de los “chavos morunos”, la calderilla de Marruecos, equivalentes a nuestras antiguas “perras chicas y perras gordas” de la era de la peseta. Esas monedas de los pobres, en Marruecos, no las acuñaban, sino que las fundían en unos moldes, como se hace con el chocolate líquido para hacer las tabletas y onzas. Como los moldes eran realizados con métodos muy artesanales, las variantes abundan y los errores también…Para más “inri” casi ningún catálogo se ocupa de estas humildes monedas. Es un reto, que me planteado y mi buen amigo Juan Cayón me ha animado a realizar, quizás pensando en la publicación de un “Catálogo de los Feluses Marroquíes”.

Para responder a la segunda parte de tu pregunta, te diré que mis minas se encuentran en la Plaza Mayor de Madrid y la Plaza Real de Barcelona, con sus mercadillos dominicales. También en los catálogos de las subastas y en las convenciones numismáticas. Por otro lado, tengo mi red personal de agentes entre mis compañeros, los Padres Blancos, que dentro de sus posibilidades de tiempo y su grado de amistad, se acuerdan de las “manías” del Fenicio. Nombre cariñoso por el que me conocen entre ellos.

Este es pues, otro aspecto del Cidaf. Si alguien se interesa por temas de numismática africana, sepa que nuestro Director, Antonio Molina, es hombre versado en el asunto y si encuentra “algún tesorillo” con monedas africanas, ya sabe quien se interesa por ellas. Gracias.

Madrid, 23 de diciembre de 2005