Ruanda: Crisis en la enseñanza… ¿universitarios iletrados?

2/10/2009 | Crónicas y reportajes

“Señora, ¿en qué lengua desea usted defender su tesina?”, pregunta un profesor de una de las numerosas universidades privadas de Kigali a una estudiante que se prepara para defender su tesina, para la obtención de la licenciatura. Sin pestañear y sin gramo de duda, la estudiante responde: “en Kinyarwanda”. Inmediatamente después de esta respuesta, la sala se echa a reír y los murmullos surgen por todas partes: ¿por qué quiere defender en Kinyarwanda si su tesina está redactada en francés?, se oye en la sala.

Este ejemplo, bastante elocuente, simboliza el estado delicuescente en el que se encuentra la enseñanza en Ruanda. ¿Cómo si no explicar que un estudiante sale de la universidad con una licenciatura hablando sólo una lengua, el kinyarwanda, cuando se supone que ha realizados sus estudios en inglés o en francés?

A finales de agosto pasado, en su última visita a la Universidad Nacional de Ruanda el presidente Kagame no se mordió la lengua. “Me llegan informes de que hay estudiantes que salen de nuestras universidades incapaces incluso de escribir una sencilla carta de demanda de empleo”, dijo ante una masa de estudiantes y profesores. Criticó directamente a los educadores que no trabajarían correctamente según él, ante la satisfacción de los estudiantes presentes que aplaudían, mientras el cuerpo profesoral estaba manifiestamente molesto.

Un profesor se defiende

El último discurso del presidente Kagame había suscitado un malestar entre los docentes y profesores de universidades, sobre todo en la UNR. Con ocasión de la prestación de juramente de los senadores Joseph Kagabo y Umulisa Herniette, el 10 de agosto, el presidente se sintió obligado a clarificar su discurso en la UNR afirmando que no sólo apuntaba a los profesores, “todos los que de una manera u otra contribuyen a la educación de los niños estaban en el blanco de la crítica. Los padres, los docentes e incluso los que toman las decisiones”, precisó.

Un profesor que enseña en una de las universidades privadas dice estar de acuerdo con el presidente sobre la necesitad de aumentar la calidad de la enseñanza, pero no está de acuerdo cuando se dice que la responsabilidad de la poca calidad de los diplomados incumbe a los profesores de las instituciones superiores. “Los estudiantes que nos llegan de las escuelas secundarias vienen con un nivel muy bajo. No nos corresponde a nosotros enseñar el alfabeto a los estudiantes”. Este profesor reconoce sin embargo su parte de responsabilidad: “Una vez pregunté a un estudiante que defendía su tesina que me explicara qué son las Naciones Unidas, y no supo decirme nada. Tampoco pudo explicarme qué es el Reino Unido, cuando estaba en su tesina que supuestamente había escrito”. Este profesor concluye: “la responsabilidad de su director de tesina (un profesor) es flagrante.

Este profesor pone igualmente en cuestión afán por el lucro que caracteriza a las universidades y otras instituciones superiores en Ruanda. “Los criterios de selección y de admisión casi inexistentes, basta con tener la nota 1.5 al final de los estudios secundarios, con tal de que el estudiante pague. Entonces puede usted imaginarse a qué se parece una clase de 50 estudiantes que han tenido una nota de 1.5 al final de sus estudios secundarios”.

La confianza de los padres se desmorona

Las frecuentes reformas no tranquilizan a los padres. La última es la de hacer del inglés la única lengua de enseñanza. Conscientes de que el mal comienza desde la escuela primaria y/o secundaria, los padres comienzan a adelantarse. Retomamos amplios extractos de un artículo de Syfia Grands Lacs, cuyo título es: “Huyendo de la reforma escolar, los alumnos abandonan el país”, que muestra la falta de confianza de los padres ruandeses ante el sistema educativo de su país. He aquí el contenido que nos ha parecido importante reproducir, ya que el año académico toca pronto a su fin:

Numerosos padres y alumnos ruandeses atraviesan actualmente la frontera hacia Uganda para informarse sobre alguna escuela seria y poco cara. Muchos cuentan con pasar el año 2010 bajo la protección de docentes ugandeses. “Según las inscripciones actuales, un tercio del efectivo de nuestros alumnos para el año próximo estará compuesto por ruandeses”, afirma un responsable de Kireka Hill School, en la periferia de Kampala. Esta escuela no es la única deseada. Otros internados ugandeses, tanto en las ciudades como en el medio rural, se aprestan a acoger un gran número de alumnos ruandeses.

En efecto, hoy los padres se lanzan a esas escuelas a la búsqueda de una enseñanza en inglés de calidad. Desde 2009, en Ruanda, la enseñanza ha girado del francés al inglés en exclusivam, desde la primaria a la universidad. Inmediatamente después de haberse elaborado, la reforma se ha puesto en aplicación. Para facilitar la tarea de los maestros, las materias se han reducido, concentrándolas sobre todo en el inglés y las ciencias, como matrias principales. Seis meses después del lanzamiento de esta reforma, cada uno, desde el director hasta el alumnado pasando por los maestros, trata de adaptarse. Sin materiales didácticos adaptados, los profesores se las arreglan para enseñar una especie de inglés. “Los más talentudos enseñan en un inglés aproximativo mientras otros lo hacen en una mezcolanza de trozos de inglés, de francés y de kinyarwanda, haciendo incomprensibles las materias para los niños”, constata un pedagogo de Kigali.

Menos caro y de mejor calidad

Para un agente del ministerio de Educación, la prioridad hoy es olvidar el francés en el sistema educativo ruandés. “Por el momento, los docentes incapaces de enseñar en inglés pueden hacerlo en kinyarwanda a la espera de que sean formados”, revela. Pero muchos padres no lo entienden así. “Dejar al hijo estudiar en las escuelas ordinarias del país sería gastar sin resultados, ya que el sistema no aporta nada”, se rebela un padre de Gasabo. “Esta reforma de la enseñanza está copiada del sistema ugandés, cuando el país no tiene todavía los medios materiales y humanos para dispensar una enseñanza en inglés de calidad”. Por eso, los padres que poseen medios prefieren enviar a sus hijos a Uganda u a otros sitios”, explica.

Algunos padres, que siguen vinculados al sistema francófono, prefieren enviar a sus hijos a RDCongo o Burundi. “Como nuestra hija mayor prosigue sus estudios en RDC, hemos juzgado interesante enviar también al Congo a su hermano pequeño, ya que sería complicado tener en casa dos hijos que no hablan las mismas lenguas”, confía M.G. en Kigali. Sólo los padres de familias acomodadas pueden tener acceso a las escuelas privadas, cuyos profesores tienen buenos medios, pero que cuestan mucho para un ruandés medio. Prefieren recurrir a escuelas extranjeras para ganar doblemente: una enseñanza de calidad y a menor coste. Por ejemplo, en Sonrise, una escuela privada de Ruhengeri, un alumno de primaria alojado y alimentado en la escuela debe pagar 150.000 Frw, cerca de 270$, por trimestre. En Kireka Hill School en Kampala, Uganda, cuesta 20.000 chelines ugandeses, 160$.

Demasiado numerosas reformas

“Con el lanzamiento brutal de esta reforma, numerosos docentes se sienten culpables de no dar nada a sus alumnos, ya que no se da lo que no se tiene”, se lamenta un maestro de Kicukiro. “Sucede que los alumnos pasan una semana sin aprender nada, porque los maestros deben tomarse su tiempo para aprender algunas nociones de lo que van a enseñar”, señala este maestro con 18 años de experiencia. “Nosotros, que no hemos aprendido el inglés durante nuestra época de formación, nos es difícil aprenderlo mientras trabajamos”.

Sin embargo, el ministro de Educación persiste y firma. “Todos los docentes serán formados en inglés, los que no podrán adaptarse no recibirán el permiso para seguir enseñando”, había anunciado en febrero de 2009 el antiguo secretario de Estado, Théoneste Mutsindashyaka, prometiendo que profesores keniatas vendrían a reforzar a los nacionales en el marco de la cooperación. Así, para no ser criticados, numerosos titulares de clases se sirven de cualquier cosa que encuentran en inglés. “Hoy no hacemos más que ocupar a los niños, pero no les enseñamos casi nada”, afirma una maestra de Rwamagana.

“Este cambio sustancial en la enseñanza se inscribe en una serie de reformas escolares, muchas de las cuales han tenido efectos perversos”. En 1979, el kinyarwanda, lengua materna, había sido adoptada como lengua de enseñanza y se extendió a 8 años la escuela primaria. Tras el genocidio y el regreso de los ruandeses de diferentes países en los que se habían refugiado, el bilingüismo fue instaurado en la enseñanza superior, para facilitar el trabajo a los estudiantes que habían sido formados en inglés. Como resultado, hoy los diplomados de las escuelas ni saben francés ni inglés.
Según el censo general de la población de 2002, solo el 3% de los ruandeses dominan el francés, que no fue aprendido por todos mientras la enseñanza se hizo en kinyarwanda y que es considerado como la lengua de la colonización y, en consecuencia, por parte del gobierno actual, como la lengua del genocidio; y sólo el 2% dominan el inglés, hablado por los actuales dirigentes y considerado como una lengua de la civilización moderna.

Léon Nzabandora

Publicado en Rwanda News Agency, el 23 de septiembre de 2009.

Traducido por Ramón Arozarena.

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