La segunda ronda de las elecciones legislativas en Túnez tuvo lugar el 29 de enero. Aunque aumentó la participación electoral respecto a la primera ronda celebrada en diciembre de 2022, lo cierto es que la cifra de participación del 11,3 % sigue siendo preocupante. Según la Autoridad Independiente para las Elecciones de Túnez, este porcentaje significa que, aproximadamente, solo 887.000 personas fueron a votar el 29 de enero.
La abstención generalizada sigue siendo reflejo del profundo desencanto de la población no solo con la administración del presidente Saied, sino con la reforma constitucional y de la ley electoral. Estas reformas, que se hicieron durante 2021 y 2022, favorecen la permanencia del presidente en el poder y le otorgan la suficiente concentración de poder como para no tener que responder a los mecanismos de control democrático.
Partidos políticos como Ennahdha han pedido la dimisión de Saied, asegurando que la continuación de la baja participación en esta segunda ronda no solo es reflejo de la desconfianza de la población, sino una muestra clara de la pérdida de legitimidad para ejercer los poderes ejecutivos y legislativos. Según la formación política, la dimisión presidencial evitaría la disrupción y el caos del único país que salió triunfante de las primaveras árabes y de su revolución de 2013. No obstante, y pese a estas duras reclamaciones, Saied extendió el estado de emergencia mediante un decreto el 30 de enero, prolongándose hasta el 31 de diciembre de 2023.
Aparte de la situación política, que algunos denominan como “golpe de Estado constitucional”, preocupa la situación económica del país. No solo es la dura inflación que atraviesa el país y que provoca la escasez de productos básicos como el aceite, Túnez también se encuentra en medio de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la reestructuración de la deuda. En estas conversaciones se estaría negociando el rescate de Túnez por un valor de casi 2.000 millones de dólares. No obstante, puede que las negociaciones se resientan por la progresiva pérdida de legitimidad del gobierno de Saied. Países como Estados Unidos ya han reconocido su preocupación por la erosión democrática de Túnez.
Fuente:
[Traducción y edición, Celia Amador Chamorro]
[CIDAF-UCM]
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