A través de la visión de los indios sudafricanos queer

10/01/2023 | Crónicas y reportajes

mundo_planeta_lgbt_arcoiris_cc0-2.pngLos Indios queer son en gran medida invisibles en el discurso LGBT de Sudáfrica. Su representación no es suficiente y necesitan transformación política y solidaridad multirracial de clase.

El fin de semana del 29 de octubre de 2022 marcó la primera marcha del orgullo gay en Johannesburgo, Sudáfrica, desde 2019, y su llegada estuvo cargada de incertidumbre. En medio de una advertencia del gobierno de EE. UU. sobre una posible acción terrorista, manifestantes y juerguistas LGBTQIA+ debatieron si unirse a las festividades en Sandton, el distrito financiero rico de la ciudad. Pero los organizadores fueron vehementes y emitieron un comunicado que parecía enfatizar que el orgullo es protesta.

A primera vista, esto podría parecer una feroz afirmación de las raíces radicales y políticas del Orgullo, que se remonta a la afirmación de Simon Nkoli y GLOW del derecho de las personas negras queer en Sudáfrica a existir y prosperar a la vista del público, igual que a las travestis negras y latinas, trabajadoras sexuales y mujeres transgénero residentes en EE. UU. que lideraron los disturbios de Stonewall. (Nkoli fue un destacado joven activista contra el apartheid, y por los derechos queer; GLOW, fundado en 1988, rechazó la postura a favor del apartheid de organizaciones LGBTQ+ dominadas por blancos en ese momento y luchó tanto por el fin del apartheid como por la liberación queer. Es gracias al trabajo de GLOW, una organización negra queer que los derechos queer están consagrados en la Constitución sudafricana). La marcha fue encabezada por personas negras queer adornadas con arcoíris y atuendos tradicionales, que marcharon cantando canciones de lucha. La mayoría de la multitud en Sandton era negra. Y la figura más pública del equipo organizador del Orgullo de Johannesburgo fue una mujer sudafricana india queer, Kaye Ally, que se describe a sí misma como una de las fundadoras de Pride in Africa, la organización que dirige la iteración actual de la Marcha del Orgullo de Johannesburgo.

Pero estas imágenes de una nación arcoíris desmienten las tensiones políticas en torno al Orgullo de Jozi y la liberación queer en Sudáfrica. Ahí radica una historia sobre el conflicto entre el (neo)liberalismo, el izquierdismo y politicas (no) raciales , que revela disputas sobre el futuro de Sudáfrica, particularmente a través de la lente de los sudafricanos indios queer.

Hay poco, históricamente documentado, sobre los sudafricanos indios queer, ya sea en activismo o de manera más amplia. En 2017, Rumana Akoob escribió en el Daily Vox que un académico que buscaba historias de sudafricanos indios queer no encontró “ninguna investigación sobre las experiencias de sudafricanos indios. Cuando se mencionaba a indios en estudios, había mucha confusión de raza y religión”. Suntosh Pillay, un investigador citado por Akoob, publicó recientemente un artículo 2022 que describe los resultados de un estudio en seguimiento del artículo de Akoob. Pillay escribe: “A pesar de un cuerpo de investigación sustancial sobre la subcultura india en Sudáfrica, pocos estudios han explorado su intersección con la diversidad sexual y de género. Del mismo modo, a pesar de la creciente investigación sobre la vida de personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero en Sudáfrica, existen pocos estudios que exploren su intersección con los subgrupos locales indios”.

Como activista india queer que creció en la diáspora, y ahora dedicada a escribir un doctorado que explora el activismo y los temas queer de la diáspora del sur de Asia e India sudafricana, he tenido también dificultades para encontrar evidencias de presencia y activismo India Sudafricana queer en los archivos. Si bien esto es cierto que en otras diásporas del sur de Asia e India, hay, generalmente, seleccionadas excepciones, especialmente a partir de la década de 1960 en los casos de, por ejemplo, EE. UU. y el Reino Unido, estaba segura de que sudafricanos indios LGBTQIA+ debían tener una huella, pero de las imágenes históricas de las reuniones GLOW, los salones de belleza en el Distrito 6, el distrito central de Ciudad del Cabo arrasado por el apartheid a las imágenes de protestas y espectáculos drag, las búsquedas de evidencias de su presencia han sido ocluidas.

Mi investigación me ha llevado a buscar estas historias más allá del archivo accesible, a través de conversaciones con académicos, trabajadores culturales y activistas. Cuando pregunté a estudiosos de historia india sudafricana y a ancianos del movimiento Sudafricano Indio sobre esto, muchos confirmaron que los Indios Sudafricanos queer estuvieron ciertamente presentes en la historia del movimiento contra el apartheid. Sin embargo, aunque se conocía su realidad queer no se hablaba de ella.

La creciente visibilidad de la realidad India Sudafricana queer es notable. Desde el rol de Kaye Ally como presidenta del Orgullo en África, a exhibiciones en galerías enfocando sobre la estética queer india sudafricana y las experiencias vividas, hasta figuras públicas y celebridades como Imraan Vagar que reivindicando su carácter queer en entrevistas sobre su trabajo y su vida, los sudafricanos LGBTQ+ van emergiendo de nuevas maneras en la escena pública y política sudafricana.

Pero visibilidad no siempre es lo mismo que políticas compartidas.

En un comunicado publicado por Johannesburg Pride y Pride of Africa en redes sociales, los organizadores se refirieron a las raíces de Pride como «una acción de protesta» y «una campaña desafiante«, invocando las raíces militantes y radicales de Jozi Pride. Pero, al mismo tiempo, la declaración incluye la afirmación de que “todas las vidas importan”, una frase cuya historia como respuesta racista a las protestas de Black Lives Matter parece, en el mejor de los casos, un non sequitur, y en el peor, una insidiosa declaración política en el contexto de un Orgullo de mayoría Negra en una Sudáfrica de mayoría Negra donde la violencia policial es rampante.

lgbt_bandera_cc0.jpgAl hablar de su visión del Orgullo en 2022, los organizadores del Orgullo de Johannesburgo fueron explícitos. En una entrevista con Bongani Bingwa de 702, Ally y otros en el liderazgo de Pride en Jozi dijeron que «creo que si tuviéramos que convocar duras protestas, duros disturbios, no atraeríamos a la nueva generación«. Más tarde, los organizadores describieron cómo «volvieron a la mesa de diseño muchas veces con el Orgullo de Johannesburgo para mantenerlo relevante«, favoreciendo un «tono más festivo» para las celebraciones de 2022.

Muchos plantearon preguntas sobre quién tenía motivos para celebrar y para quién exactamente se diseñó Pride para ser relevante. Devon Thomas escribió en EWN que “el Orgullo es ahora, por encima de todo, una celebración normativa de identidades vagamente aceptadas y ya no pretende ser una declaración política transgresora”. Muchos cuestionaron, en años anteriores, el significado del Origen, sobre todo por 1 en 9 cuando un contingente de activistas feministas negras queer cerró el Desfile del Orgullo de 2012 en protesta por la corporatización del Orgullo y los continuos asesinatos de negros LGBTQIA+ de clase trabajadora. En 2012, su pancarta bloqueando la marcha decía “no hay motivo para celebrar”. Con tales asesinatos de personas negras queer que continúan hoy, el mensaje aún resuena con algunos que sienten que la marcha se ha transformado en una fiesta accesible solo para unos pocos afortunados.

El Orgullo de 2022 reveló no solo desacuerdos sobre el significado del Orgullo, sino también divisiones entre activistas Indios Sudafricanos queer que creen que la representación es suficiente y aquellos que consideran que la marcha moderna es una cooptación del Orgullo y tienen esperanzas de mayores transformaciones políticas y sociales. Lara Reddy, una educadora india sudafricana y activista anarquista con Food not Bombs, levantó un cartel que decía: «¿Orgullo de quién?«. Argumentó que la ubicación de Pride en Sandton favorecía a queer ricos y blancos más que a las comunidades negras queer de clase trabajadora en las que se originó Jozi Pride.

Reddy argumenta que «el Orgullo hoy en día es un corporativo, lucrativo, capitalista evento para privilegiados queer«. Ella describió los eventos de 2022 como desconectados de sus esperanzas de liberación queer y sus recuerdos del espíritu revolucionario del primer Jozi Pride. En cambio, Reddy describió el activismo de la comunidad local y la ayuda mutua como verdaderos caminos hacia la liberación queer y cambio de sistema.

Hablando del trabajo de sus camaradas por la justicia de los trabajadores, la justicia de género y la liberación queer, dijo: “Tenemos mucha gente de las feministas neoliberales y queer que viven lejos de cualquier tipo de movimiento o espacio… se siente racializado y culturalista. Pero muchos de mis amigos, muchos activistas negros e indios de clase trabajadora son de alguna manera queer. Pero no lo llevamos escrito en nuestra manga”. Ella dijo que esto no se debía solo a las preocupaciones sobre la seguridad en los espacios de mayoría blanca y en los entornos domésticos, sino también por deseos de centrar las múltiples luchas raciales, de clase e ideológicas junto con la liberación queer. La yuxtaposición de Reddy de activistas feministas y queer neoliberales con activistas Negros y Morenos queer de clase trabajadora rechaza claramente las políticas de representación en favor de la lucha de clases y transformación de sistemas.

Raees Noorbhai, un estudiante y activista socialista India sudafricana queer, ha planteado similares dudas sobre las políticas de representación. Enfatiza la inseparabilidad de la liberación queer y el derrocamiento del capitalismo, argumentando que debemos “vincular la lucha contra la queerfobia con otras luchas”. En una entrada de blog criticando la violencia queerfóbica, Raees escribe que “cuando marchamos por la liberación queer, debemos ser militantes” y denunció la violencia de “un orden capitalista que fabrica personas sin hogar”. También acusa explícitamente las afirmaciones israelíes sobre el orgullo gay, y escribe que “los queer palestinos no están de alguna manera exentos de indiscriminada violencia racista del Estado israelí” y que el “Estado de apartheid colonial de colonos tiñe de rosa su imagen, instrumentalizando a personas queer para desviar la atención de sus crímenes contra la humanidad”. Noorbhai, al igual que Reddy, acusa al lavado rosa, o la manipulación de políticas queer para encubrir otras violencias, tanto dentro del régimen del apartheid israelí como dentro de espacios capitalistas, como el desfile del Orgullo.

Ni las visiones de liberación queer de Noorbhai ni de Reddy dependen de la representación de los Indios Sudafricanos queer. Sus articulaciones de lo que significa para las personas queer, incluidos los Indios Sudafricanos queer, ser libres se centran en crear un mundo donde todas las personas queer puedan prosperar, independientemente de su acceso al capital financiero, privilegio racial o estados-nación. El Colectivo Kutti, un colectivo de artistas Indios Sudafricanos queer actuando a través de varios medios visuales, presentaciones y escritos, han emitido declaraciones paralelas. Si bien señalan la importancia de “vernos a nosotros mismos”, los artistas también enfatizaron la importancia de “presentar todo queer”, desde organizarse contra la violencia de género hasta desbaratar los sistemas racistas de colonialidad en los mundos académico y artístico. Una India Sudafrica queer activista de la abolición de prisiones y policía también me contó cómo fue politizada por lo queer entrando en la lucha antirracista de maneras que rechazaban las “cuestiones liberales de asimilación para ver la descolonización y la abolición a través de una lente radical”.

Estos debates sobre visibilidad, representación y políticas no están limitadas a Indios Sudafricanos queer: se escuchan en toda la diáspora del sur de Asia. Con el nombramiento de Rishi Sunak como nuevo Primer Ministro del Reino Unido y jefe de facto del Partido Conservador Británico (Tory), algunos Indios Británicos han celebrado su liderazgo como una victoria. Pero otros, como el grupo activista Británico-Bangladesí Nijjor Manush, la revista feminista asiática británica Burnt Roti y el periodista izquierdista Ash Sarkar, han ridiculizado a Sunak como «morenolavado«, «unidimensional y deshumanizante: besando los traseros de la supremacía blanca» y » no una victoria para el antirracismo– QEPD las políticas de representación, el mal que habéis hecho es suficiente”. También en los EE. UU., estadounidenses del Sur de Asia como Nikki Haley, Bobby Jindal, Ajit Pai, Sundar Pichai e Indra Nooyi tienen destacados roles en políticas y en corporaciones globales como Pepsi y Google. Pero los grupos izquierdistas Sudasiáticos estadounidenses organizadores Equality Labs, DRUM (Desis Rising Up and Moving) y SAALT (South Asian Americans Leading Together) han descrito estas figuras como visibilidad sin política representativa en el mejor de los casos, elevando la clase, casta, fe y divisiones políticas entre los estadounidenses del sur de Asia que se benefician del capitalismo y políticas de derecha y los que sufren sus injusticias.

Académicos como Sangay Mishray mi propio trabajo— han descrito a los sudasiáticos o Desis como políticamente «divididos», particularmente en formas que se correlacionan con la experiencia vivida relacionada con clase, casta, migración y líneas religiosas. Las divisiones de estadounidenses del sur de Asia en torno a acción afirmativa acentúan estas divisiones en casa, especialmente a raíz de un reciente caso dirigido por estadounidenses de origen asiático (uno que ha sido criticado como jugando dentro del mito de minoría modelo) que podría erosionar profundamente el acceso de la clase trabajadora negra y latina a los servicios de educación universitaria de calidad. Lo que es aún más peligroso, algunas figuras visibles Indias Sudafricanas y de la diáspora del Sur de Asia manipulan las políticas de representación creando cobertura para sí mismas mediante el uso de lenguaje radical y activista, mientras que en realidad socavan a las comunidades Negras y Morenas y los logros políticos.

Por supuesto, estas divisiones no surgen de la nada. Se pueden relacionar con lo que Dolar Vasani, activista y escritora lesbiana indio-ugandesa radicada en Sudáfrica, describe como el “sándwich colonial o del apartheid”, en el que algunos indios se benefician de la proximidad a las estructuras supremacistas blancas mientras que otros trabajan duro sin ver los frutos de su labor. Las políticas representacionales de raza allanan estas diferencias y permiten que quienes las manejan hagan jugadas hacia liberalismo y de aspiracional blancura mientras fingen estar orientadas hacia la justicia. Dentro del contexto de intensificadas tensiones raciales en Sudáfrica, las políticas de representación y visibilidad son especialmente insidiosas. Mientras que algunos Indios Sudafricanos ricos (e Indios con pocos lazos con Sudáfrica más allá de lo financiero, como los Gupta) se benefician explotando a la clase Negra trabajadora, otros que de otro modo podrían apoyarse en la solidaridad de la clase trabajadora con vecinos y camaradas Negros pueden politizarse aún más en violencia la antinegrura y racista con declaraciones que les dicen que “regresen” o que “vinieron aquí en un jodido barco”. Y es la clase dominante la que se beneficia de estas divisiones. El largo legado de violencia Negra e India, incluidos los disturbios de 2021 en KwaZulu-Natal, ha sido a menudo avivado por el capital blanco. Por lo tanto, si bien las representaciones raciales y politicas queer ofrecen ganancias a los pocos que tienen acceso, dejan atrás a grandes sectores de clase trabajadora, queer y otros Indios Sudafricanos que esperan una realización más transformadora de los objetivos de lucha.

Las respuestas de Indios Sudafricanos izquierdistas, especialmente activistas indios queer, muestran que hay esperanza para políticas que enfaticen la solidaridad de clase y la transformación política en lugar de la representación neoliberal. Los activistas que llevaron a cabo “¿Orgullo de quién?”, intervención artística en Jozi Pride. destacaron la importancia de la ayuda mutua, la organización de base y los cambio de sistemas y el deseo de nuevos mundos más radicales. Del mismo modo, la presencia de activistas queer, incluidos Indios Sudafricanos queer, en las luchas transformadoras como Fees Must Fall arroja luz sobre los sueños de libertad de Indios Sudafricanos queer y Negros Sudafricanos por igual. Mientras la liberación queer debe incluir celebración, no podemos tener rosas sin pan (*). Protestas y radical organización, no elegantes atuendos con tema de arcoíris y élites gay, están en el centro del Orgullo para los activistas Negros y Marrones queer moviendose hacia nuevos mundos.

Maya Bhardwaj

Fuente: Africa is a Country

*Nota del traductor: «Queremos pan y también rosas», o «pan y rosas» es un eslogan político, así como el nombre de un poema y una canción asociados. Se originó a partir de un discurso de la activista del sufragio femenino Helen Todd; una línea en ese discurso sobre «pan para todos, y rosas también» estaba inspirada en el poema Bread and Roses de James Oppenheim. El poema fue publicado primero en The American Magazine en diciembre de 1911, con el texto «‘Pan para todos, y Rosas, también’—un eslogan de las mujeres en del oeste». El poema ha sido traducido a otras lenguas y ha sido puesto a música por al menos tres compositores. La frase se asocia comúnmente con la exitosa huelga textil en Lawrence, Massachusetts, entre enero y marzo de 1912, ahora conocida como la «huelga del Pan y las Rosas». La consigna de emparejar pan y rosas, que apela tanto a salarios justos como a condiciones dignas, encontró resonancia porque trasciende «las a veces tediosas luchas por avances económicos marginales» a la «luz de las luchas laborales basadas en la lucha por la dignidad y el respeto», como escribió Robert J. S. Ross en 2013. (Fuente: Wikipedia)

[Traducción, Jesus Esteibarlanda]

[CIDAF-UCM]

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