África alberga actualmente a unos 30 millones de refugiados, un tercio de todas las personas desplazadas en todo el mundo. Y según ACNUR, el 85 % de los refugiados vive en países en desarrollo, mientras que las naciones más ricas acogen solo al 15 %.
Uganda es ahora el hogar de más de un millón de refugiados que han sido asentados y recibidos en las comunidades locales y se les ha permitido a muchos ganarse la vida. ACNUR ha elogiado el trato de Uganda a sus refugiados como un ejemplo a imitar.
Sin embargo, en los grandes campos de refugiados, de sudaneses en su mayoría, situados en el norte de Uganda, que he visitado regularmente, la calidad de vida para la mayoría es muy precaria con unos servicios de alimentación, salud y educación muy escasos y limitados, y en medio de una gestión poco transparente por parte de los gobernantes de los fondos recibidos para cuidar a los refugiados.
Sobre el fundamento del reconocimiento de la dignidad humana, los derechos humanos básicos corresponden por igual a toda persona, de cualquier nación o continente.
Los documentos de la ONU y de la OIT, desde1920, han estado en vanguardia para promover un trato justo a los refugiados, inmigrantes y sus familias. Se reconocen los Derechos a la nacionalidad, a la libertad de tránsito, a la seguridad jurídica, a la asistencia consular, a la no discriminación, a solicitar asilo, al reconocimiento de la condición de refugiado, etc.
Para que estos derechos sean recocidos y respetados es necesario llegar a una política activa y consensuada sobre los refugiados y los inmigrantes que se centre en las causas, tomando los poderes públicos la iniciativa en los movimientos migratorios, pudiendo conjugar elementos como:
- La compatibilidad interna dentro del país para una posible integración y reorientación en las Comunidades locales.
- Acuerdos bilaterales con los países de procedencia.
- La estabilidad legal, con sus derechos (residencia).
- Ayudas (económicas, sociales) a los países de origen.
- Políticas de integración (igualdad de derechos).
Además, parece necesario realizar también una política de información y educación sobre la convivencia con los refugiados y con los inmigrantes y sobre el mutuo enriquecimiento para todos. Los derechos fundamentales de todas las personas son claros:
- «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…«
- «Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social y a obtener la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad«.
- «Toda persona que trabaje tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a los derechos humanos«.
Hoy día el ataque a la vida humana se hace de muy diversas maneras, y destacan: el racismo, ciertas ideologías fundamentalistas, el abuso de poder, la violencia y hasta el mismo genocidio, tanto en África como en Occidente.
Anver Versi, editor de New African, señalaba: “Los ciudadanos del Reino Unido tienen todo el derecho a cuestionar los motivos de su gobierno para deslocalizar sus responsabilidades de asilo en Ruanda, (por 120 millones de libras esterlinas) y luego cuestionar la capacidad de Ruanda para velar por el bienestar de los refugiados”. Al mismo tiempo se desplazaba la atención en los medios británicos, sobre el escándalo de “Partygate” de Boris Johnson.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados declaró: “ACNUR no apoya la subcontratación de las obligaciones de los estados de asilo”, mientras que Enver Solomon, del Consejo de Refugiados de Gran Bretaña, comentó que el gobierno estaba tratando a los solicitantes de asilo como “carga humana para ser enviada a Ruanda y olvidada”.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, etíope y jefe de la OMS para cinco años más, indicó en relación con la alfombra roja dispuesta en las naciones occidentales para los refugiados de Ucrania que ni siquiera una fracción de este apoyo se brinda a los refugiados del mundo en desarrollo. “Algunos son más iguales que otros”, observó, y agregó que esperaba que el mundo entrara en razón y tratara a todas las vidas humanas por igual.
Estamos en camino, y nos queda un largo camino por recorrer.