Kéré: un arquitecto enraizado, por Ramón Echeverría

1/04/2022 | Bitácora africana

Lo han publicado revistas especializadas como Designyatra, Archdaily o Propertychronicle, pero también la prensa generalista. “Gando, el pueblito africano ‘moldeado’ por Diébédo, el ‘Nobel de Arquitectura’”, titulaba Martín Mucha su artículo sobre Diébedo Francis Kéré en El Mundo del pasado 25 de marzo. “Nobel de Arquitectura” se refería al Pritzker, el galardón de mayor importancia en el mundo de la arquitectura. Pocos días antes, The Conversation le había dedicado “The inspiring architect from Burkina Faso who lifted world’s biggest prize” (El inspirador arquitecto de Burkina Faso que ha conseguido el máximo trofeo mundial”). News24 informaba este 28 de marzo: “Un nativo de Gando, Burkina Faso, es el primer africano que conquista el prestigioso premio que se viene concediendo desde 1979”. Y “El primer africano y la primera persona negra a la que se le concede el más alto honor internacional en arquitectura”, se leía en Flipboard, que reproducía el artículo de The Conversation. Creado en 1979 por el norteamericano Jay A. Pritzker, el ”Premio Pritzker de Arquitectura” se otorga cada año a un arquitecto que con sus obras y proyectos ha contribuido al enriquecimiento de la humanidad. Creatividad y funcionalidad en el diseño, buena calidad en la construcción y relevancia social son las cualidades exigidas.

No ha sorprendido mucho que el Pritzker de este año haya sido el burkinés Diébédo Francis Kéré. Nacido en 1965 en Gando, una localidad de 2.500 habitantes en la región Centre-Est de Burkina-Faso, el joven Kéré obtuvo una bolsa de estudios que le llevó a Berlín, donde estudió primero carpintería y luego arquitectura en la Technische Universität de Berlín. Su primer edificio fue la Escuela Primaria de Gando, por la que recibió en 2004 el “Aga Khan Award for Architecture”, que premiaba “su motivación educativa, la gran calidad del proyecto, el uso de material y técnicas locales, así como la participación y el empoderamiento de la comunidad”. Desde francis_kere_architecture.jpgentonces Kéré ha trabajado intensamente en múltiples proyectos en su país natal, en otros países africanos y en Europa. En 2009 recibió el “Premio Global de Arquitectura Sostenible” fundado en 2006 por la arquitecta y profesora alemana Jana Revedin. En 2014 instaló en la Royal Academy of Arts de Londres una “Sensing spaces Exhibition” (Muestra de espacios sensoriales). En 2015 Francis Kéré y el tanzano David Adjaye se encontraban en la lista de “7 pioneros del despertar de la arquitectura en África” que publicó la revista especializada Archdaily. Ese mismo año otra revista especializada, Design Indaba, los colocaba entre los “arquitectos-estrella” del continente. Desde el año 2000, la Serpentine Galleries Foundation ha invitado a arquitectos internacionales a diseñar en los Kensington Gardens de Londres un edificio temporal para el verano. Se trata de uno de los eventos más esperados del calendario cultural global y una de las principales atracciones turísticas del verano londinense. Francis Kéré fue el invitado de 2017. Su galería fue, en palabras de Kéré, “un gran paraguas sostenido por una delgada estructura metálica anclada en un bloque de hormigón”, que evocaba “un embudo para recoger agua para la comunidad”, y “el árbol bajo el que se reúne y se discute”. Tomà Berlanda, profesor de Arquitectura en la Universidad de Ciudad del Cabo calificó la obra como un “homenaje al árbol de la selva” y un “tributo a las raíces africanas de Kéré”.

2018 fue el año de los múltiples elogios. Dezeen, conocida revista online de arquitectura, interiores y diseño con sede en Londres, colocaba a Kéré entre los 10 arquitectos y diseñadores que defienden el afrofuturismo. Architecture du Maroc lo consideraba uno de los cinco arquitectos africanos con más talento. Escribiendo en el periódico belga L’Echo, Thijs Demeulemeester, especialista en arte, decoración e interiores, dedicaba un artículo a “Los 3 nombres que hay que retener para comprender el renacimiento de la arquitectura en África”: David Adjaye, Diébédo Francis Kéré y la marroquí Aziza Chaouni. De nuevo en 2019 y 2020, Adjaye y Kéré siguieron apareciendo en las listas de “mejores arquitectos” en revistas de arquitectura y decoración, como Ladygracious.com y Kadealo Africa. Y ahora, el 15 de marzo de 2022, Kéré ha recibido el Pritzker de Arquitectura.

Sin duda Paolo Moreira, de la Universidad de Lisboa, tiene razón al afirmar que “el trabajo de Kéré resuena a escala global. Sus edificios son actos de transformación social”. Pero, pensando en África, me atrae más la opinión del arquitecto chileno Nicolás Valencia en Archdaily, y que quiero resumir y citar aquí. Valencia habla primero de la escuela primaria de Gando. El conocimiento técnico de Kéré le permite adaptar las técnicas: ladrillos híbridos de arcilla y barro, baratos, fáciles de producir y de buen rendimiento térmico en un clima excesivamente cálido. Kéré también sabe que las lluvias dañan los ladrillos, así que sobredimensiona la cubierta de metal corrugado y la monta sobre un entramado metálico para que las salas de clases no absorban el calor retenido por la cubierta. Y hablando de manera más general, Valencia constata que en las obras de Kéré se logra así un delicado equilibrio entre la reformulación de técnicas locales y un excelente diseño, evitando la romantización de la precariedad. De hecho, Kéré no plantea institucionalizar ni exportar globalmente la estética o las técnicas constructivas de su pueblo, sino que entiende que estos principios funcionan únicamente en el lugar al cual pertenecen y que en su construcción puede transferir conocimiento, sin caer en el delirio de que los arquitectos y arquitectas deberían desaparecer para dar paso a una comunidad totalmente tecnificada.

Ramón Echeverría

Fuente imagen: Francis Kere architecture-Wikimedia

[CIDAF-UCM]

Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

Más artículos de Echeverría Mancho, José Ramón