Saif al Islam al Gadafi, el poderoso e influyente hijo de Gadafi

8/09/2009 | Crónicas y reportajes

Saif al Islam al Gadafi, el segundo hijo del líder libio, es una persona poderosa y con mucha influencia en Libia y en el exterior, a pesar de no ocupar un puesto oficial en la Jamahiriya, el “Estado de masas”.

El reciente comentario de Gadafi afirmando que los políticos británicos se han comportado de una manera “vergonzosa” en el asunto de Abdelbaset al Megrahi, refleja su tendencia a hablar de manera tajante –y el rol central que ha tenido en los esfuerzos para liberar al hombre condenado por los atentados de Lockerbie. Fue Saif quien acompañó al moribundo al Megrahi de vuelta a Trípoli, cuando fue liberado por motivos humanitarios de la prisión de Greenock, el mes pasado, y le abrazó públicamente para las cámaras en el aeropuerto.

No es la primera vez que el hijo segundo de Gadafi ha generado polémica en el asunto de las relaciones anglo-libias. El año pasado, Saif se quejó de que los familiares de unas 270 víctimas del vuelo 103 de la Pan Am eran “codiciosos”, después de que Libia se mostrase de acuerdo en pagar en compensación 2.700 millones de dólares, y aceptase “la responsabilidad de las acciones de sus oficiales”.

Saif es un anglófilo y muy bien conectado en Gran Bretaña. Estudió en el London School of Economics y contribuyó con un millón y medio de libras a su centro para el estudio de la gobernabilidad global. El mes pasado, supuestamente, se compró una casa de 10 millones de libras en el barrio de Hampstead Garden, en el norte de Londres. En verano se reunió con Lord Mandelson, el Secretario de Negocios, en la villa Corfu, perteneciente a la familia banquera de Rothschild. También se dice que está muy cercano al príncipe Andrés y que es un orador habitual de la Chatham House, el Real Instituto de Asuntos Exteriores.

El personal de la compañía de televisión de Gadafi, Al Mutawassit, (LA Mediterránea), se está trasladando a Gran Bretaña, aunque el canal satélite emite desde Jordan. Un canal de televisión que dirigía antes en Libia, tuvo problemas porque fue calificado de “demasiado liberal”. Saif también es el patrón de dos periódicos semi-independientes.

De vuelta en casa, el ingeniero de 37 años de edad es considerado la voz de la generación de los más jóvenes en Libia, nacidos, como él, después de la revolución de 1969 que lideró su padre y que todavía mantiene. Saif creó el Día Nacional de la Juventud, por casualidad o no, el mismo día que escoltó a al Megrahi hasta casa. El clip de su abrazo es repetido constantemente en la televisión de Libia y ha sido publicado en las lujosas celebraciones del 40 aniversario de la revolución, la semana pasada.

Saif dirige la fundación Gadafi, que supervisa un amplio rango de actividades de las que el gobierno no quiere o no puede ocuparse, como los derechos humanos, el desarrollo y la ayuda. Los libios cuentan cómo habitualmente atemoriza a los ministros para que tomen alguna medida, forzando a uno a llevar a cabo una investigación sobre un motín que se produjo en la prisión de Abusalim, en Trípoli, donde más de 1.000 internos fueron asesinados por los guardias.

Hace dos años su estrella estaba en ascendencia, pero el verano pasado anunció que se retiraba de la política y se dedicaría a luchar por el crecimiento de la sociedad civil. Recientemente, según los diplomáticos y analistas libios y extranjeros, sus alas han sido recortadas por su padre, y por la vieja guardia del los comités populares y los servicios de seguridad. “Seguro que tras la liberación de al Megrahi su posición ha recibido un gran empuje y será más difícil bloquearlo”, asegura Ashour Shamis, un activista de la oposición.

Shamis y otros aseguran que Saif es el único de los siete hijos del líder que tiene posibilidades de suceder a su padre, aunque otro, Mu’Tasim, ha sido nombrado recientemente Consejero de Seguridad Nacional.

En su papel de localización y resolución de problemas, Saif también tuvo un papel importante en la liberación, el año pasado, de las cinco enfermeras búlgaras y un médico palestino que habían sido condenados por infectar a niños libios con SIDA.

En agosto de 2008, en una entrevista de la BBC televisión, Saif dijo que Libia ha admitido la responsabilidad (pero no admite la culpa) por el atentado de Lockerbie, simplemente para que le quitasen las sanciones. Admitió que Libia estaba siendo “hipócrita” y que “hacía juegos de palabras”, pero que no tenía otra alternativa en esta cuestión. Según Saif, una carta admitiendo la responsabilidad era la única manera de terminar con el embargo impuesto a Libia. Cuando se le preguntó por la compensación pagada a las familias de las víctimas, él repitió que Libia estaba haciendo eso porque no le quedaba otra opción. Dijo de las familias de los muertos en Lockerbie que comerciaban con la sangre de sus hijos e hijas y que eran “codiciosos”, diciendo “pedían más dinero y más dinero y más dinero…”.

(Mail & Guardian, Suráfrica, 08-09-09)

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