Según informa Hansa Nancoo, del diario digital L’Express, ni siquiera la amenaza de una nueva ola de covid-19 ha evitado la formación de muchedumbres en los mercados de las ciudades de Mauricio. En Port-Louis, Rose-Hill, Curepipe y otras localidades, los mercados están a rebosar ante la llegada de la Navidad para realizar las compras pertinentes, tanto para los opíparos y copiosos banquetes de estas fiestas, dignos de Gargantúa y Pantagruel, como para los regalos que esperan con ansia los niños.

Sirva como ejemplo ilustrativo el caso de Rose-Hill, donde las familias han decidido, contrariamente a las recomendaciones más extendidas con el objetivo de evitar las aglomeraciones que podrían servir a la propagación del virus, no ir con más antelación de lo habitual a realizar las compras navideñas. Muchas de estas familias que han sido entrevistadas por la calle han afirmado que no hay nada que temer, puesto que han tomado todas las medidas pertinentes, tanto a la entrada como a la salida de las tiendas (gel, distancia social, mascarillas…).

No obstante, otro es el elemento de preocupación de las familias, más allá de realizar el mayor número de compras posibles antes de que se pasen las fechas. Se trata de los elevados precios que hacen bastante difícil satisfacer la voracidad de los niños en cuanto juguetes: videoconsolas, coches dirigidos a distancia, cascos y auriculares de última generación, etc. Todos estos artículos se convierten en deseos de difícil acceso para muchas familias. Así pues, a los escasos recursos de las familias se unen las sí graves dificultades que experimenta el continente africano de cara al virus que lo asola, a cuya contención no contribuye en absoluto la conducta irresponsable de los consumidores.

Fuente: Hansa Nancoo – L’Express – Imagen: Eric Gaba – Wikimedia.

[Traducción y edición, Félix Núñez Ruiz]

[CIDAF – UCM]

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