Le sugiero que lo mantenga bajo su sombrero*

31/07/2009 | Crónicas y reportajes

Si todavía no ha sido usted víctima de los ladrones que operan en el mercado central de Kinshasa, no es muy inteligente fanfarronear sobre ellos, sugiere Jean René Bompolonga.

Recientemente me vi envuelto en una muchedumbre que se abría paso a empujones hacia el autobús que nos llevaría a casa desde el mercado. Al ocupar mi asiento, noté dos caras que me eran familiares, Innocent, que llevaba un sombrero rojo, y su amigo, Pierre.

Como todo el mundo en el autobús los dos tipos ya mayores habían utilizado sus bíceps para entrar en el autobús, pero se sentaron en asientos separados debido a la aglomeración que había, razón por la cual yo pude saber sus nombres, cuando empezaron una conversación uno con el otro lo suficientemente alto como para que todos lo oyéramos.

Al sentarse, Pierre de repente exclamó que le faltaban 1.000 francos del bolsillo de los pantalones. El otro pasajero respondió con compasión: “Siempre es lo mismo en este mercado”. Una mujer dijo con un suspiro. “Hay ladrones entre nosotros mientras luchamos por subir al autobús”.
“Sí”, dijo una joven a Pierre. “El ladrón probablemente fuera ese joven con camisa amarilla que estaba entre el señor y yo misma. Me impedía subir al autobús, pero de repente despareció”.

“Siempre es poco sensato llevar el dinero en los bolsillos de los pantalones o de la camisa para andar por el mercado central”, intervino un hombre de unos 50 años. “Es prácticamente dar dinero a los ladrones”.

En ese momento, nuestro autobús todavía no se había movido. Los vehículos de delante y de detrás lo bloqueaban y el conductor estaba negociando para poder pasar.

Innocent había permanecido callado hasta ese momento sobre la desgracia de su amigo, pero pió su silencio. “Nunca he podido entender por qué algunas personas todavía permiten convertirse en víctimas de los ladrones”, dijo bien alto. “A mí nunca me han robado y nunca lo harán. ¿Cómo permites a un extraño que te haga lo que te ha hecho?, dime Pierre”.

Entonces el autobús entero estalló en protestas. “Más tarde o más temprano le robarán”, le dijo la joven. Pero Innocent persistió: “Dime Pierre, cómo has dejado al ladrón coger tus 1.000 francos a plena luz del día?”.

“Él no es Dios”, protestó el hombre de 50 años. “Los ladrones no avisan a sus víctimas cuando planean robarles”, apenas había terminado de hablar el hombre cuando el autobús empezó a moverse. Justo entonces una mano entró a través de la ventana abierta y arrancó el sombrero rojo de la cabeza de Innocent.

Todos los pasajeros se quedaron en silencio. Al final la joven se dirigió a Innocent: “Papi, ¿dónde está su sombrero?” En ese momento el autobús entero estalló en carcajadas, el hombre de 50 años saboreó especialmente el momento, “¿cómo ha podido usted dejar que alguien le quite el sombrero?”, preguntó.

Innocent se pasó el resto del viaje mirando fijamente por la ventana, tal vez preguntándose si el ladrón había seguido el debate del autobús. Seguro que echaba de menos su sombrero rojo.

Jean René Bompolonga.

Jean René Bompolonga es un reportero del periódico congoleño Le Phare, de Kinshasa.

Publicado en Mail & Guardian, de Suráfrica, el 30 de julio de 2009.

Fundación Sur.

*El título es un juego de palabras con el sombrero robado y la expresión inglesa “keep it under yor hat” que podría traducirse por “No diga ni una palabra sobre esto” “…no abra la boca…”.

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