¿Una mujer con tres (o cuatro) maridos?

1/07/2021 | Opinión

Por muy interesados que estén por África, dudo que muchos de los lectores de Fundación Sur sepan quién es Musa Mseleku, hombre de negocios, filántropo y pastor del que tanto se comadrea en Sudáfrica. “Musa Mseleku y MaYeni niegan que vayan a divorciarse”, titulaba el pasado 3 de mayo la página web de The Sowetan, periódico anglófono sudafricano fundado en 1981 para luchar contra el apartheid y uno de los más leídos en el país. Y el 18 de junio se podía leer en Drum, semanario que leen muchas familias: “El polígamo Musa Mseleku sobre su paternidad: `Tengo 10 hijos, pero siento que no rindo lo suficiente´”. Musa Mseleku está legalmente casado con cuatro esposas: Busisiwe MaCele, Nokukhanya MaYeni, Thobile MaKhumalo y Mbali MaNgwabe. Tras acabar sus estudios en la universidad de Kwazulu Natal en 1997, y antes de convertirse en hombre de negocios, Mseleku trabajó como periodista para Ukhozi FM, una de las más importantes radios de Sudáfrica. Su popularidad se fraguó a partir de 2017, año en que lanzó su “reality show” televisivo “uThando neS’thembu” (Amor y Poligamia), del que en octubre de 2020 se terminó de filmar la que es ahora cuarta temporada. El show intenta plasmar la vida cotidiana de sus cuatro esposas, en casa (en su rancho cerca de Durban en el que cada esposa tiene su propia casa) y fuera (negocios, puestos en la administración), así como sus relaciones de sororidad, incluidas posibles tensiones, y la educación de los hijos en una familia polígama. “Una idea errónea que se tiene de la poligamia es que oprime a las mujeres”, explicó Mseleku a un periodista de la BBC. “Uno de los motivos del show ha sido el mostrar que no es así en nuestro caso. Y mostrar a los hombres que también en una relación polígama se puede ser esposo atento”. Millonario, Musa Mseleku, se ha podido permitir ofrecer dos coches a cada una de sus esposas (el último un Mercedes Benz C180), y buena parte de la popularidad de “uThando neS’thembu” es que se trata de un show “de gente rica”, de los que ayudan a evadirse y soñar. Pero no todos están de acuerdo con lo que aparece en la pantalla. Algunos twitteros han criticado por ejemplo el que Mseleku insista en que sus mujeres estén en casa a las 17:00, y que tengan que pedir permiso para salir con amigos y beber alcohol. Aunque también hay que decir que el mismo Mseleku se ha impuesto la obligación de estar en casa una hora antes, para poder “prepararse a recibir a sus mujeres y tratarlas bien”.

pareja_amor_matrimonio_boda_corazones_cc0.jpgAunque minoritaria, la poligamia no es ilegal en Sudáfrica, ni está limitada a una etnia o una religión. Se consideran legales los matrimonios polígamos inscritos en conformidad con la “Recognition of Customary Marriages Act”. Jacob Zuma, por ejemplo, presidente entre 2009 y 2018, tiene tres esposas. Y aunque disminuyó a partir del siglo XIX con la cristianización del país y los impuestos que los británicos imponían al matrimonio polígamo por cada nueva mujer, la poligamia no ha desaparecido y el show de Musa Mseleku muestra que sigue influyendo en la concepción de la familia de muchos sudafricanos. Por otra parte, la poligamia está prohibida a quien contrae matrimonio bajo la “Marriage Act and the Civil Unions Act”. Se trata ésta de una ley bastante liberal que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pero en ningún caso pueden quienes hayan contraído este tipo de matrimonio contraer otro sin que el primero haya sido legalmente disuelto.

Los sudafricanos se jactan de tener una de las constituciones más progresistas del mundo. Con todo, el gobierno actual querría ponerla al día en lo que se refiere al matrimonio, y hacerla lo más inclusiva posible, admitiendo oficialmente los diversos tipos de matrimonio actualmente legales, así como los practicados por las diferentes confesiones religiosas (musulmanes, judíos, evangelistas, católicos, hindúes, etc.). Antes de proponer cambios de manera oficial, el gobierno publicó en mayo un documento en el que, entre otras cosas, se proponía que para conseguir que la igualdad entre los sexos sea total, y teniendo en cuenta que ahora es legal el matrimonio polígamo tradicional (un hombre con varias mujeres), también debiera serlo el matrimonio entre una mujer y varios hombres (Poliandria). La proposición ha causado un gran revuelo y fogosas discusiones.

No se llama poliandria al acceso sexual puntual a una mujer casada que en numerosas culturas solía asociarse con costumbres de parentesco, hospitalidad y ritos de fertilidad. De hecho la poliandria, el matrimonio simultáneo de una mujer con varios hombres, es bastante rara. En el siglo XXI sólo se conoce en dos regiones: en la meseta del Tíbet (compartida por India, Nepal y la región china de Tíbet) y en las Islas Marquesas, en el Sur del Pacífico. Los antropólogos ven también una forma de poliandria en aquellos casos, no muy numerosos, en los que dos hombres se responsabilizan conjuntamente de la progenie de una misma mujer.

En Sudáfrica, los primeros en manifestar su oposición a la poliandria, tachándola de “costumbre no africana”, han sido algunos dirigentes religiosos musulmanes y cristianos. En las redes sociales la proposición ha sido calificada de “ciencia ficción”. El polígamo Musa Mseleku, el de “uThando neS’thembu”, ha sido claro en su oposición al proyecto: “Destruiría la cultura africana”. Y ¿qué hacer con los hijos? ¿Cómo conocerán su propia identidad? El profesor Collis Machoko ha resumido bien el problema: “Las sociedades africanas no están preparadas para una auténtica igualdad. No sabemos qué hacer con las mujeres que no podemos controlar”. Naturalmente, feministas y activistas de género defienden la proposición gubernamental en nombre del valor universal de los derechos universales y la igualdad entre hombres y mujeres: “No podemos rechazar la reforma por el mero hecho que se opone a la visión patriarcal de la sociedad”.

¿Imposible ponerse de acuerdo? Tal vez el gobierno sudafricano debiera adoptar la “Ley Trans” que está tramitando el gobierno español, según la cual toda persona tiene derecho a presentarse en el Registro Civil y cambiar su género, sin que tenga que pasar ningún examen médico o psicológico. En Sudáfrica bastaría entonces con que la mujer se declarase hombre y los futuros maridos se declarasen mujer, y su matrimonio ya no sería poliandria sino poligamia, admitida por la Constitución.

Ramón Echeverría

[Fundación Sur]


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Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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