Las expectativas son un arma de doble filo. Mantienen nuestro interés, nos ayudan a proyectar y nos dan esperanza, pero ahí se encuentra Esopo agazapado esperándonos para contarnos por enésima vez el cuento de la lechera. ¡Cuidado con las expectativas! En el caso del segundo trabajo del maliense Anansy Cissé “Anoura”, bien podemos caer en esa dinámica.
Tras un brillante debut discográfico “Mali Overdrive”, que alabamos sin reservas en esta revista en 2014, y que supuso un verdadero hito en la música songhai de Malí, el silencio. Anansy Cissé no giraba y no saltaba a la palestra. Sus redes sociales apenas estaban activas y desde Bamako nos llegaban noticias de que su interés por su música había decrecido tras haber sido atacado brutalmente por un grupo armado cerca de Tombuctú, su región natal, perdiendo sus instrumentos y su propia esperanza en el futuro de la difícil situación política que vive Malí desde 2012. Tras este traumático episodio, Cissé se encerró en el estudio, produciendo a artistas locales de hip hop y tocando como guitarra a sueldo en diferentes grupos. La sabia araña “Anansi” se había ocultado en su cueva. ¿Se habría retirado para siempre?
En 2017, nos llegaban noticias desde Bamako. Parece que el rugido de la guitarra de Anansy Cissé había despertado de su letargo y se encontraba grabando nuevas maquetas con su productor de confianza, Philip Sanmiguel, también productor de Samba Touré y Tartit. Estas demos, que se irán puliendo poco a poco durante cuatro años, nos iban mostrando un Anansy Cissé más certero y centrado a nivel compositivo, aunque también menos optimista, tanto en sus letras como en su música. Las atmósferas cargadas y oscuras presentes en “Anoura”, nos mecían hacia un estado de somnolencia nocturno aderezado con latigazos de guitarras sucias, potentes y evocadoras, percusiones songhais de altísimo nivel y regado con unas capas de arreglos detallistas y casi psicodélicos.
Ya en 2021 llega a nuestras manos “Anoura” masterizado y finalizado bajo el amparo de Riverboat Records, subsidiaria de World Music Network, sello en el que Anansy Cissé editó su debut “Mali Overdrive” y con éste, una bonita sensación: la espera ha merecido la pena. “Anoura” es, en pocas palabras, un clásico instantáneo. Y lo es por lo que plantea y cómo lo hace.
Todo encaja en este trabajo, incluso las limitadas capacidades vocales de Anansy, que realiza un trabajo excelente a base de doblar la pista de su voz y acompañarla con excelentes coros. La guitarra, base principal en torno a la que giraba su primer trabajo, se une ahora como un elemento más en servicio de las canciones, verdaderas protagonistas de “Anoura”, traducción de “La luz” en songhai. Porque la calidad compositiva de este trabajo es brillante, utilizando los recursos armónicos y rítmicos tradicionales songhai pero dándoles una vuelta de tuerca melódica excepcional a través de sus elementos instrumentales, vocales y arreglos.
La inicial “Tiawo” es quizás un inicio demasiado poco dinámico para lo que esperamos de un disco de guitarras. O eso es lo que parece en un primer acercamiento, porque a los pocos segundos “Tiawo” nos absorbe. Su delicada cadencia parte de la base de una combinación de dos guitarras, un djeli ngoni y una calabaza a la que se añaden efectos de fuzz, voces ensoñadoras, solos abrasivos y ¿un sitar? Una canción infinita, en la que sus casi 6 minutos se nos hacen insuficientes gracias a su desarrollo hipnótico, nocturno y oscuro. Un absoluto Everest de la música maliense que no sería descabellado marcar como la mejor composición de la prometedora carrera de Anansy Cissé.
“Foussa Foussa”, el primer single del disco, nos despierta del letargo de “Tiawo” a base de latigazos rock e inmediatez. Una guitarra eléctrica, acompañada de una excelente red de tejida por dos djeli ngoni (brillante el trabajo de Abdoulaye Koné y Bakari Diarra durante todo “Anoura”) se apoya en una base cuasi reggae y tras un puente susurrado, una nueva guitarra rock explota en un estribillo pegadizo cuya melodía es construida precisamente por las seis cuerdas de Cissé. Un single heterodoxo que hará babear a cualquier amante de las guitarras potentes.
“Tiara” continúa la dinámica del disco, esta vez a través de un ritmo de calabaza endiablado como base que irá creciendo con una vez más, un alucinante trabajo de guitarras. A la orgía instrumental se suman palmas y voces introduciéndonos de nuevo en este estado de duermevela que tiñe todo “Anoura”, y que continúa en “Cissé”, dedicada a los líderes espirituales de la familia de Anansy Cissé.
El interludio instrumental “Mina” es otro cañón rítmico en el que el reverb de las guitarras superpuestas a la calabaza junto al ngoni, se añade una guitarra sucia y asfixiante levantando la canción hasta límites no alcanzados hasta ahora en la música songhai. “Nafa” por su parte se erige como el momento más blues del disco y en las consiguientes canciones, la calmada “Talka” y la casi pop “Balkissa” (que dedica a su propia mujer), podemos disfrutar por última vez del toque del maestro del soku Zoumana Tereta, fallecido poco después de grabar su finísima contribución. Se apagó para siempre el sonido único de su violín monocorde, aunque no sin antes dejarnos dos gemas que paladear hasta que llegue el momento en el que nosotros mismos también nos extingamos.
“Anoura” finaliza con la amable “Nia”, dedicada a la importancia de la figura materna en la sociedad, y se cierra con una incorporación de última hora, el rescate de una canción que había quedado en el baúl de los descartes. Y menos mal. “Djam Maganouna” es una evocadora coda que lanza un mensaje de respeto y responsabilidad a partir de uno mismo para mejorar la convivencia colectiva, desde una sugerente melodía vocal aliñada con respuestas desde las guitarras poniendo de manifiesto la tradición musical del norte de Malí, de la que proviene su autor.
“Anoura” es pues un trabajo en el que bucear y perderse tanto en los rincones de recogimiento como en las aristas abrasadoras que propone. Los oportunos arreglos que acompañan cada una de las canciones y la excelente producción dotan al LP de una uniformidad sonora novedosa y sorprendente que bien merece múltiples escuchas que nos vayan desvelando paulatinamente sus infinitos detalles. La trampa se establece en que “Anoura” parece, en un primer momento, un disco sencillo, pero que con cada nuevo acercamiento a sus bondades corrige esta impresión para finalmente caer rendidos a sus pies. Un disco para escuchar con calma, sin distracciones y disfrutarlo sin moderación.
Cruzamos los dedos para que “Anoura”, catapulte la carrera de Anansy Cissé, que tiene una deuda pendiente con el público fuera de Malí. Esperemos que su reticencia a girar, principal herramienta para generar ingresos para un músico, acabe pronto y podamos disfrutar de su alucinante música sobre un escenario. No podemos vaticinar el impacto que tendrá este disco en su Malí natal ni en la escena songhai, que bien necesita una actualización de su música instrumental frente al auge del hip hop local, lo que sí sabemos es que “Anoura” se ha ganado un lugar especial en nuestra discografía. Si el gran paso adelante que significa este trabajo supone mirar al futuro de la música maliense, a nuestros oídos les esperará una excitante y prometedora aventura que vivir de la mano de Anansy Cissé.
El lanzamiento del disco está previsto para el 26 de febrero de 2021.
Original en: Afribuku