La guerra contra el TPLF no será rápida ni fácil, y ya parece que le va mal al presidente de Eritrea.
Ahora hay pocas dudas sobre que las fuerzas eritreas estén participando en la guerra de Tigray. El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, lo ha negado y el ministro de Relaciones Exteriores de Eritrea ha insistido en que «no somos parte del conflicto«. Pero otros no están de acuerdo.
El 8 de diciembre, Reuters informó que «una fuente del gobierno de Estados Unidos y cinco diplomáticos regionales» les dijeron que Estados Unidos cree que soldados eritreos han cruzado a Etiopía. La UE y el Reino Unido apoyan esta evaluación. Y en los últimos días, un general etíope de alto rango confirmó que tropas eritreas habían estado en Tigray. El general de división Belay Seyoum, jefe del Comando Norte, describió la presencia de fuerzas extranjeras en suelo etíope como «dolorosa«.
Mesfin Hagos, un exministro de Defensa eritreo que vive en el exilio, ha afirmado que tropas eritreas proporcionaron inteligencia y cobertura de armas pesadas a tropas etíopes que avanzaban, y más tarde tomaron parte activa en el combate.
¿Cómo se involucró Eritrea en Tigray?
Para responder a esta pregunta, hay que remontarse a la década de 1970, cuando el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF) y el Frente de Liberación del Pueblo de Eritrea (EPLF) lucharon juntos contra el régimen de Derg. A pesar de sus diferencias, los líderes de los dos grupos rebeldes, Meles Zenawi e Isaias Afwerki, unieron fuerzas lanzando una ofensiva final en 1991 cuando capturaron Addis Abeba y Asmara.
Meles se convirtió en primer ministro de Etiopia. Isaias tomo control de Eritrea que se convirtió en un estado independiente. Gradualmente, sin embargo, las relaciones entre los dos hombres se deterioraron llegando a la guerra de fronteras de 1998-2000 que dejó 100.000 muertos. Ese conflicto terminó, pero las relaciones entre el TPLF líder de gobierno e Isaias nunca fueron restauradas.
En 2018, el TPLF perdió esencialmente el poder en Etiopía. Había sido el partido principal en el gobierno, pero en medio de generalizadas protestas, la coalición gobernante eligió un nuevo primer ministro. Abiy Ahmed se apresuró a romper con la posición de sus predecesores sobre Eritrea y el presidente Isaías se apresuró también a tomar ventaja de la situación. El presidente de Eritrea invitó a Abiy a Asmara, donde el nuevo primer ministro recibió una apoteósica bienvenida de multitudes eritreas. Abiy devolvió el favor e Isaías fue recibido con la misma calidez en Addis. En septiembre de 2018 los dos líderes firmaron un tratado formal en Arabia Saudita, consolidando sus lazos.
Siguió un rápido crecimiento en las relaciones bilaterales. Abiy e Isaías estaban en contacto constante. En poco más de dos años, realizaron nueve visitas oficiales a las capitales de cada uno o fueron en delegaciones conjuntas a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos.
Sus últimas reuniones tuvieron lugar en sus respectivas bases militares. El 18 de julio de 2020, Abiy visitó la principal base de entrenamiento militar de Eritrea en Sawa, donde inspeccionó tropas y equipo militar. El 12 de octubre de 2020, Isaías visitó la base aérea de Bishoftu en Etiopía, sede de la fuerza aérea de la nación.
Según informes que citan fuentes bien ubicadas, el presidente Isaías reunió a sus confidentes más cercanos en la víspera de la guerra de Tigray. Al parecer, dijo que Eritrea tenía que aceptar que tiene una economía pequeña y una extensa costa del Mar Rojo que no puede patrullar por sí sola. Se le atribuye haber sugerido algún tipo de «unión» con Etiopía, al menos en términos de cooperación económica y seguridad marítima.
Si esto es cierto, parece haberse hecho eco del grandioso sueño de Abiy de restablecer el antiguo imperio-estado de Etiopía. Es posible que esta idea no sea tan descabellada como parece a pesar de que Isaías dirigió anteriormente la larga guerra de décadas de Eritrea para independizarse de Etiopía.
El estallido de la guerra
El 4 de noviembre de 2020 comenzó la guerra de Tigray. Para estas fechas, los tigrinos ya habían advertido que fuerzas de Etiopía y Eritrea planeaban atacar. Los acontecimientos posteriores sugieren que sus temores estaban fundados.
Ha habido numerosos informes de la diáspora eritrea, de jóvenes eritreos enrolados como reclutas para apoyar el esfuerzo de guerra. En Eritrea, el servicio nacional es obligatorio e indefinido. Ha habido denuncias de personas que han sido cogidas y transportadas sin previo aviso a lugares remotos a lo largo de la frontera etíope.
Eritrea también ha acogido a fuerzas etíopes en retirada. Redwan Hussein, portavoz del Grupo de Trabajo del Estado de Emergencia para el Conflicto de Tigray, recientemente establecido en Etiopía, confirmó que tropas federales se vieron obligadas a cruzar la frontera para reagruparse. Ha habido informes adicionales sobre fuerzas etíopes que fueron trasladadas a Asmara durante la noche para ocultar su presencia.
El 10 de noviembre, el presidente del TPLF, Debretsion Gebremichael, apareció en la televisión local acusando a Eritrea de enviar soldados a Tigray: “Desde ayer, el ejército de Isaías ha cruzado la frontera del país y lo ha invadido […] Atacaban a través de Humera con armas pesadas«. Esto sugeriría que mientras los eritreos atacaban desde el norte, fuerzas federales etíopes y la milicia de Amhara atacaban desde el sur y el este en una ofensiva coordinada.
De «operativo policial» a la guerra de guerrilla
El 9 de noviembre, Abiy afirmó que el conflicto en Tigray era una operación de orden público que “terminaría pronto”. «Las preocupaciones de que Etiopía se hundirá en el caos son infundadas y son el resultado de no comprender nuestro contexto en profundidad«, declaró.
Sin embargo, a medida que se desarrolla la guerra, la evidencia apunta en la dirección opuesta. La capital regional de Tigray, Mekele, cayó sin apenas una batalla pero solo porque los combatientes de Tigray se retiraron para recurrir a tácticas que adoptaron hace décadas. El TPLF ha creído siempre en la guerra de maniobras más que en la guerra de posiciones: tomar las colinas y montañas y atacar por la retaguardia.
Es poco probable que la guerra de Tigray sea un conflicto breve o produzca una fácil victoria para Abiy e Isaías. Como explica un informe de Reuters, el TPLF “está endurecido por la guerra de 1998-2000 con Eritrea y la guerra de guerrillas para derrocar al dictador Mengistu Haile Mariam en 1991. Las fuerzas del TPLF y las milicias aliadas suman hasta 250.000 hombres y poseen un equipo importante, aseguran los expertos«.
Para Eritrea, la guerra ya parece ir mal. Acusadas de haber saqueado lugares religiosos, casas y fábricas, las fuerzas eritreas están, según dicen, empantanadas y son vulnerables a emboscadas. Según el Programa Europeo Exterior para África del 2 de enero, “varias fuentes afirman que los soldados eritreos están bloqueados en sus intentos de salir de Tigray. Se están produciendo intensos combates entre las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía (ENDF) y las Fuerzas de Defensa de Tigray (TDF) cerca de las principales carreteras que conducen a Eritrea. Esto ha detenido el transporte eritreo de bienes saqueados fuera de la región”.
El conflicto de Tigray estaba destinado a librar al presidente Isaías de sus enemigos de Tigray. El problema, tanto para él como para Abiy, es que este conflicto podría prolongarse durante meses, sino años. La guerra podría terminar desestabilizando a uno o a ambos gobiernos.
Martin Plaut
* Martin Plaut es miembro del Instituto de Estudios de la Commonwealth. Anteriormente fue editor de África en el BBC World Service. Es coautor de ¿Quién gobierna Sudáfrica? (con Paul Holden) y Understanding South Africa (con Carien du Plessis).
Fuente: African Arguments
[Traducción, Jesús Esteibarlanda]
[Fundación Sur]
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