Apocalypse Now, El Corazón de las Tinieblas de Conrad y Forrest Gump, por José Antonio Barra Martínez

21/12/2020 | Bitácora africana

Conrad fue un escritor de origen polaco que trabajó algún tiempo en el Congo cuando éste era patrimonio personal del rey Leopoldo de Bélgica. Inspirándose en estas vivencias escribió un famoso libro titulado “El corazón de las tinieblas” en el que describe de forma un poco sonambulesca la dramática realidad del colonialismo con la que allí se encontró. Conrad narra el viaje de un empleado que para hacerse corazon_tinieblas_3.jpgcargo de su trabajo en el Congo remonta el río desde su desembocadura, primero a pie, para sortear las cataratas Livingstone, y luego en un pequeño vapor. Las cataratas Livingstone son, en realidad, un conjunto de rápidos de más de 300 kilómetros situados cerca de la desembocadura del río Congo que impidieron durante siglos el acceso al centro de África desde el océano Atlántico. Por el Este, en las proximidades de los Grandes Lagos, las selvas cerraron, a su vez, el paso a los árabes que desde tiempos inmemoriales lanzaban sus mortíferas caravanas desde las costas del Océano Índico hacia el corazón de África a la caza de esclavos. Fue el explorador Stanley el que rompió este aislamiento. Desde Zanzíbar, en el Índico, subió hasta el lago Victoria guiado por las caravanas árabes. Desde allí se internó en la selva hasta encontrar el río Congo por el que descendió hasta el Atlántico, siempre armado con los mejores rifles de la época. Stanley comprendió que para acceder al centro de África había que construir una vía terrestre que permitiese sortear las cataratas Livingstone, y puso todo su empeño en encontrar patrocinadores para esa obra. Consiguió llevarla a cabo al servicio del rey Leopoldo. Pues bien, el viaje que nos narra Conrad se desarrolla por estas rutas poco tiempo después de quedar abiertas.

Apocalypse now (“Apocalipsis Nao”, como decimos en la calle) es una película que se inspira en el viaje descrito por Conrad trasladándolo a un río del sudeste asiático y situándolo temporalmente durante la guerra de Vietnam. La película copia literalmente algunas escenas del libro, como la muerte de una lanzada del piloto de la lancha; otras aparecen modificadas, como el traslado de una barca en helicóptero superando unos rápidos del río. Todo ello son referencias que dan a la película un aire intelectualmente interesante. Pero, por lo demás, Coppola, su director, traiciona todo el espíritu de la obra de Conrad. En la famosísima escena del ataque con helicópteros a una aldea vietnamita, justifica el ataque cuando muestra a una mujer campesina colocando una bomba contra los americanos. En algunos momentos la película es épica y promilitarista, como cuando muestra la lancha navegando rauda por el río enarbolando la bandera de los Estados Unidos. Y acaba con escenas delirantes, ignorando el último episodio del libro de Conrad, que es un momento positivo y esperanzador alejado de la locura del resto del libro. Además, la película costó muchísimo dinero que supongo, dada su fama, habrá recuperado sobradamente: otro robo más a los pobres del mundo, utilizados, esta vez, para darle empaque, prestigio y tono intelectual a una película progre.

Forrest Gump, por si alguno no la conocéis, es también una película. Narra la vida de un señor llamado Forrest que sufre algunas deficiencias intelectuales: una persona de esas que llamamos “límites” (y lo digo con el máximo respeto). La película nos cuenta la vida totalmente exitosa de Forrest Gump, que se hace rico, tiene una novia, un hijo, es un héroe en la guerra (también en Vietnam, ¡qué obsesión!), se hace famoso y consigue vivir equilibrada y felizmente.

Yo he conocido a dos personas “límites” de carne y hueso. Las dos vivieron vidas horribles: querían trabajar y no daban el rendimiento requerido, querían tener pareja, pero no la encontraban, querían conducir pero destrozaban los coches, querían tener amigos pero ningún amigo los quería a ellos, querían vivir y ni podían ni se les dejaba. Los dos vivieron un infierno y los dos murieron jóvenes. Si Apocalypse Now es un robo, Forrest Gump es una inmensa estafa.

Podría seguir poniendo ejemplos. Hace algunos meses, en el programa “Días de cine clásico” de la dos de RTVE, que antes de cada proyección ofrece una breve presentación de lo que vamos a ver, se pasó la película “Los cañones de Navarone”, que tiene una carga ideológica belicista impresionante llegando a justificar el asesinato y menospreciando a quienes no comparten el ideal bélico.

Sin embargo, en su presentación se dijo cómodamente que “los cañones de Navarone es puro cine de aventuras, aunque no por eso deja de ser cine bélico”. Nos engañan, nos conducen y pretenden convertirnos en eternos adolescentes. Para escribir estas líneas hubiese estado bien estudiar a fondo la figura de Conrad, investigar sobre el cine y leer muchas cosas, pero la vida no me da para tanto. Me tengo que conformar con decir lo que he dicho. Además, no me interesa demasiado investigar las miserias del pasado, prefiero dedicar mis pobres esfuerzos a denunciar los abusos de hoy y a construir el presente teniendo en cuenta una frase preciosa de la Hermana Teresa Toda, fundadora de las Carmelitas Teresas de San José: “No es el futuro el que nace del presente, sino el presente el que surge del futuro que soñamos”.

Feliz Navidad, amigos.

José Antonio Barra Martínez

Autor

  • Licenciado en Historia por la UNED y master en Técnicas Avanzadas de Investigación Histórica, Artística y Geográfica. Asimismo es agricultor ecológico. Está realizando una tesis doctoral en el Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED, España) sobre las epidemias de Ébola en África, a las que investiga desde el punto de vista de la Geografía de la Salud.

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