Tráfico de personas
Aunque los logros obtenidos por la humanidad para crear sociedades más igualitarias y respetuosas de los derechos humanos son cada vez más tangibles en el mundo presente, también es verdad que la conocida máxima del homo homini lupus ?el hombre es un lobo para el hombre? continúa siendo vigente en algunas conductas criminales que tienen su origen en la voluntad de dominación, el odio racial y el ánimo de lucro de no pocos.
El tema de este número de “Africana” viene a recordarnos precisamente la dolorosa realidad de las transgresiones a los derechos humanos en base a discriminaciones que, a pesar de estar condenadas por las más altas instituciones internacionales, continúan siendo practicadas en muchas partes del mundo.
Una de estas violencias es la violencia sexual ejercida, sobre todo, contra las mujeres. Así lo denunciaba Kofi Annan, antiguo secretario general de las Naciones Unidas: “La violencia contra las mujeres es probablemente la mayor y la más extensa y vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce fronteras ni culturas ni fortunas. Mientras continúe vigente no podemos pretender hacer progresos hacia la igualdad, el desarrollo y la paz”.
También habla de ella en términos parecidos la Asociación de Conferencias Episcopales de África Oriental (AMECEA), refiriéndose a la situación en Sudán del sur: “A pesar de lo que dicen las declaraciones oficiales, los beligerantes continúan utilizando la violencia sexual sobre mujeres y chicas, hombres y jóvenes con el objetivo de hacer daño, humillar, deshonrar a las poblaciones civiles, desplazarlas de sus lugares y dinamitar las relaciones sociales”.
Nuestra colaboradora Carmen Costa, autora del informe de este número de Africana, centra su reflexión en las diferentes formas de violencia sexual de la que son víctimas cierto número de mujeres africanas. Y habla de esta realidad, como de una espiral gradual de violencias que tienen su origen en costumbres patriarcales discriminatorias, perdurables en pobrezas, guerras y migraciones, así como en la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual o matrimonio forzoso.
El informe termina elogiando a las instituciones religiosas y civiles que luchan por la liberación y la defensa de las víctimas de mafias criminales que prosperan en su indigno negocio de la Trata, ante la falta de voluntad política o indiferencia de los responsables políticos europeos. Porque no se trata solamente de respetar sus derechos a la libertad y a la igualdad, sino de reconocer la dignidad que se encuentra a la base de esos derechos.
Agustín Arteche Gorostegui
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