Los civiles somalíes huyen a riadas hacia Kenia

4/06/2009 | Crónicas y reportajes

Los somalíes que huyen de la Guerra y la hambruna en su país, están entrando a riadas en Kenia, el país vecino, a una media de 7.000 al mes, empeorando la situación de la que ya era el asentamiento de refugiados más grande del mundo, según el personal de Naciones Unidas de Kenia.

Dieciocho años de guerra civil en Somalia todavía no dan señales de disminución, con islamistas extranjeros uniéndose a los rebeldes somalíes, para derrocar el gobierno, que es el intento número 15 de restaurar un gobierno central efectivo, desde 1991.

Sólo en los dos últimos años han muerto más de 80.000 personas, mientras que millones de somalíes son refugiados en su propio país, tres millones necesitan ayuda alimentaria de emergencia urgente y cientos de miles han cruzado las fronteras a Yibuti, Etiopía y Kenia.

“Hemos estado recibiendo una media de 7.000 refugiados por mes desde enero, y por lo que cuentan al llegar, la principal razón por la que abandonan su país es la inseguridad”, señala Anne Campbell, jefa de la oficina de la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas, UNHCR, en Dadaab, al norte de Kenia.

Situados a unos 100 kilómetros de la frontera, los tres principales campamentos de Dadaab, Dagahaley, Ifo y Hagadera, son grandes asentamientos de endebles cabañas y tiendas, sobre arenoso monte bajo.

Esperando a ser registrado

Establecido en 1991, el campo fue diseñado para albergar a 90.000 refugiados, pero ahora acoge unas 275.000 personas, principalmente somalíes.

Las agencias de ayuda esperan que el número siga aumentando y están intentando conseguir más espacio, del gobierno de Kenia.
Con la actual crisis mundial, el Programa Mundial de Alimentos advierte, además, que el abastecimiento de ayuda a Dadaab, podría verse reducido.

En el centro de registro de Dagahaley, los recién llegados se amontonan en las oficinas de la UNHCR mientras que otros están de pie durante largas horas al sol a las puertas. “Llegué aquí hace ocho días, no me han dado ni comida ni agua. Todavía estoy esperando a que me registren, no sé cuándo será eso”, cuenta Asha Aden Ali, de 22 años, madre de dos niños.

Influjo de refugiados

Asha huyó de Mogadiscio hace dos semanas después de que los insurgentes de la milicia de Al Shabaab bombardearan su casa en las afueras.

“cuando atacaron, todos salimos corriendo en diferentes direcciones. Mi marido está desaparecido desde entonces”, asegura. “Tuve que subirme a un camión y venirme a Kenia”.

Kenia, oficialmente, cerró sus fronteras en 2006, para detener a los islamistas que intentasen huir, tras la intervención militar de Etiopía.
Pero, como Asha, muchos somalíes todavía siguen cruzando la porosa y larga frontera por algunos puntos. “Tuve que esperar una semana y Dios vino y me mostró un atajo para entrar en Kenia”, cuenta.

Las Naciones Unidas han estado negociando que las autoridades de Kenia sobre la reapertura de algunos puntos de cruce. Pero Nairobi mantiene que eso dejaría el país abierto al influjo de refugiados y armas ligeras, que empeorarían la seguridad de su propio país.

(News24, Suráfrica, 04-06-09)

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