Los “inmigraliens” … promoción de las aptitudes artísticas de la juventud africana

12/05/2009 | Crónicas y reportajes

Irse del continente debido a las aparentes duras condiciones económicas, agitaciones sociales, guerras, hambre e inundaciones es todavía la norma para la mayoría de los jóvenes nigerianos y africanos. Mientras que la atracción de pastos más verdes en el extranjero es fuerte, el peligro que implica a menudo es o ignorado por estos desesperados jóvenes o no son conscientes de los peligros al comienzo de sus viajes.

Como resultado, algunos de ellos terminan muertos en el camino o llegan a Europa para enfrentarse al rechazo en la tierra de los alien. Las duras condiciones de vida también puede ser otra de las realidades que les esperan, en la que caen presos.

La difícil situación a la que se enfrentan los jóvenes africanos en el extranjero es el tema de una exhibición de pintura y escultura, en la Galería Harmattan Workshop, en octubre de este año. La exhibición se titula “Los Inmigraliens”. Es el esfuerzo de un artista nigeriano, residente en Bélgica, Godfrey Williams Okorodus. Durante su reciente visita a Nigeria, Williams Okorodus explicó que después de ver a paisanos africanos sufriendo fuera, se convirtió en una necesidad para él el utilizar su arte para destacar la dura situación de los inmigrantes africanos, normalmente considerados como aliens no deseados en el país al que han migrado, en Europa o América. La mayoría de estos jóvenes, afirma, no tiene estatus legal para vivir en esos países, y por tanto son normalmente objeto de diversos actos de humillación, que serían imposibles en sus países de origen.

“¿Qué es lo que hace a la gente viajar de un sitio a otro?”, pregunta. “En el caso de África, o es la guerra, o la sequía, o el hambre o un mal gobierno, Estos son las razones que más contribuyen. Entonces, lo que yo le diría a la gente que controla la forma en que el mundo es gobernado es que ¿por qué no hablamos de por qué nuestro pueblo está desesperado por viajar?. ¿Existe alguna posibilidad de encontrar una solución a estos problemas en sus respectivos países, para que incluso si tienen una razón para salir, todavía sientan la necesidad de volver, después de un periodo de tiempo, para devolver y poner en práctica en sus países el conocimiento que han adquirido?”.

Por un lado, Williams Okorodus amonesta a los jóvenes para que se formen apropiadamente sobre los peligros inherentes a los largos y tortuosos esfuerzos que hacen, a menudo, para viajar al extranjero. Muchas veces, asegura, los jóvenes desesperados se embarcan en un viaje por tierra que les lleva a Mali, a atravesar el desierto hasta Marruecos o Libia, de camino hacia Europa, mediante otro igualmente peligroso viaje por mar, en el que algunos terminan ahogados. Algunas veces, estos viajeros nunca consiguen llegar a Europa, algunos se quedan atracados por los problemas en Marruecos o Libia, países poco amistosos con los africanos negros.

En uno de estos viajes a Mali, el artista que reside en Bélgica se reunió con un joven nigeriano que le desveló que había gastado más de un millón de nairas [unos 6.300 euros] en su intento de viajar al extranjero por la ruta de tierra. Williams Okorodus declara que se sintió asombrado por la increíble suma de dinero dilapidada en semejante búsqueda fantasma.

“Con esa cantidad de dinero”, añade, “Yo intentaría desarrollar mi propio negocio en mi país tan bien, que cuando me acercase a la embajada verán una razón para darme un visado porque sería financieramente solvente”. Este incidente permitió al artista ver que el mayor problema con el asunto de la inmigración es la falta de educación. Argumenta que los gobiernos africanos no están haciendo lo suficiente para sensibilizar a los jóvenes sobre los problemas a los que se enfrentan, primero en los peligrosos viajes que hacen y después sobre lo que se van a encontrar en los países de destino. “Algunos de ellos no pueden comprender la realidad de sus nuevos países y las fantasías que ellos mismo tenían antes de viajar al extranjero”, afirma.

Esta próxima exhibición es su propia manera de destacar los temas relacionados con el trato a los inmigrantes, que se convierten en aliens en los países que pretenden residir. “Esta exhibición es mi propia manera de decir a los migrantes que antes de embarcarse en ese viaje, obtengan toda la educación que puedan, sobre a dónde te diriges y cómo vas a llegar allí”, explica.

Sin embargo, Williams Okorodus siente que existe un ángulo sociopolítico en la ecuación de la inmigración, a la que hay que enfrentarse como si se fuese a encontrar una solución.

“Pero entonces debemos volver a África, Nigeria, que es la raíz de todo el problema”, asegura. “no hay un poder constante aquí, es muy difícil trabajar. Debemos ocuparnos de los problemas fundamentales primero en África”. Estos asuntos fundamentales que necesitan atención urgente, añade, son la educación, la energía y la sanidad. El artista admite que la mayoría de los jóvenes prefiere sufrir en el extranjero que volver a casa y enfrentarse a estos problemas, incluso si existieran mejores maneras de salir adelante aquí que en Europa o América. Aunque añade que él viajó legalmente y por ello pudo escapar de las calles, algo a lo que se enfrentan los inmigrantes.
El artista nigeriano asegura que la idea de que los africanos están yendo allí para invadir sus países es una amenaza, que les hace volverse xenofóbicos. Es lo que hace que sometan a los africanos aliens a toda clase de mezquindades. Por tanto, él pide que exista una manera para que los jóvenes legitimen sus viajes, para evitar el dolor que eventualmente se van a encontrar como aliens.

Con todo ello, Los Inmigraliens” es la propia contribución de Williams Okorodus, al continuo diálogo de crear conciencia tanto para los jóvenes africanos como para los gobiernos de África sobre la necesidad de ser proactivos con los anhelos de su pueblo de una sociedad mejor, como forma de contener la oleada de carreras locas hacia la “buena vida” en el extranjero.

Sobre cómo se ve el arte africano en el extranjero, Williams Okorodus, que dirige la galería Labalaba, en Amberes, Bélgica, afirma que el arte africano está ganando atención gradualmente en Bélgica, como nunca antes. Sin embargo, él dice que el arte de Congo R.D. su antigua colonia, y del África del este, es más aceptado que el del África del Oeste. “Pero con una nueva tendencia de coleccionistas que sólo coleccionan arte africano, hay una aceptación gradual más amplia de el arte de todas las partes del continente. Todavía está en su infancia, tengo que admitirlo. Eso es por lo que yo abrí la galería Labalaba, en 2002, en Amberes”. Con respecto a cómo les va a los artistas africanos en Europa, Williams Okorodus explica que en Europa, la gente no sólo compra arte porque les guste, sino que el arte es una inversión, y ese patrocinio del arte es en el que se basan los estudios y las galerías, con muestran a artistas particulares a clientes particulares.

También explicó que hay mucha distorsión del arte africano en Europa ya que hay muy poca información sobre él, sólo para coleccionistas y amantes del mismo. El propietario de una tienda le explicó que una cabeza de bronce de Benín era de Perú, porque estaba hecha allí, incluso teniendo el sello de “African Art”. “No tienen mucho conocimiento del arte africano del África Occidental”, admite. “Eso es por lo que establecí la galería, ahora, poco a poco, están empezando a mirar al arte africano desde un punto de vista diferente, con más detenimiento, para ver su valor y comprarlo”.

Williams Okorodus por tanto implora al gobierno de Nigeria que intensifique sus esfuerzos en la promoción del arte nigeriano y su cultura, “desde el que el resto del mundo nos ponga en un alto pedestal”, lamentando que el gobierno no hace lo suficiente para promover las producciones artísticas y culturales.

Anote Ajeluorou

Publicado en The Guardian, Nigeria, el 06 de mayo de 2009.

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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