Las elecciones del 12 de diciembre no hicieron nada para socavar la determinación de millones de argelinos de continuar la movilización. Recordemos que de 24 millones de votantes registrados, más de 15 millones no votaron. Queda por ver cuáles serán las palabras, los lemas, las canciones en las próximas manifestaciones de rechazo.
El Hirak está a punto de iniciar su décimo mes de protesta y está muy lejos de mostrar signos de fatiga. Las imágenes del 43 viernes de protesta, así como la movilización masiva contra las elecciones de la semana pasada, están ahí para dar testimonio de esto. Con la llegada de Tebboune a la cabeza del estado, el levantamiento popular entró en otra fase y se acerca, por así decirlo, a la tercera fase de su evolución.
Durante la primera fase, que duró del 22 de febrero al 2 de abril, fecha de la partida de Abdelaziz Bouteflika, la disputa se centró principalmente en Boutef y su clan, y las manifestaciones tenían como objetivo principal derrotar el quinto mandato con gritos de: » ¡Makache el khamssa ya Bouteflika, djibou el BRI o zidou essaîqa! ”(Sin quinto término, Bouteflika, incluso si tuvieras que traer de vuelta el BRI y las fuerzas especiales). La insurgencia pacífica superó a «Fakhamatouhou», inmediatamente después de las elecciones del 18 de abril.
Durante la segunda fase, que abarcó desde el 3 de abril hasta el 12 de diciembre, el movimiento popular asumió las nuevas caras del «sistema» a lo grande: el presidente interino, Abdelkader Bensalah, y el primer ministro Noureddine Bedoui, los dos herederos de la era Bouteflika. Si durante la primera fase, AGS se libró de las protestas, el jefe del ejército se convertirá a su vez en un objetivo para los manifestantes, especialmente después de la campaña de arrestos lanzada después de cada uno de sus discursos amenazadores. Con el autoritarismo exacerbado exhibido por Gaïd Salah, los lemas giraron principalmente en torno al rechazo de la dictadura militar y la demanda de gobernanza civil, como lo ilustra el eslogan recurrente: «Dawla madania, machi askaria» (Estado civil, no militar).
«Reinicio del sistema»
Al mismo tiempo que Hirak estaba luchando para imponer un cambio radical cantando «¡El sistema está fuera!», Se formularon alternativas políticas para el fin pacífico de la crisis. Surgieron rápidamente dos tendencias, una que pedía un proceso constituyente para llegar a una Asamblea Constituyente soberana y un período de transición para eliminar todos los residuos del «sistema».
La otra opción favoreció la celebración de una elección presidencial en «tiempo razonable», según lo recomendado por la reunión del grupo de Aïn Benian el 6 de julio. Además, varias propuestas exigían el nombramiento de un colegio de personalidades consensuadas y honestas, fuera del régimen, para dirigir el país antes del regreso a las elecciones. En contraste con sus estrategias, estas hojas de ruta se acordaron en un cierto número de puntos, en particular lo que se denominó «requisitos previos» y «medidas de apaciguamiento»: liberación de presos de conciencia, apertura política y mediática, derecho de protesta y reunión, levantamiento de restricciones de seguridad destinadas a bloquear el acceso a la capital.
Rechazando estas solicitudes categóricamente, el poder de facto retiró la artillería pesada. Durante su viaje del 26 de agosto a Orán, se recordará que el jefe de gabinete de la ANP acusó violentamente a los partidarios de la transición al abogar por «la organización de elecciones presidenciales transparentes lo antes posible, para evitar todas las fases de transición, cuyas consecuencias son peligrosas, alegadas por ciertas partes que no tienen otro objetivo que el logro de sus intereses estrechos y los de sus amos”.
Sabemos lo que sucedió después: a partir del 28 de agosto, se prohibió la escuela de verano de RAJ. Los partidos y las formaciones unidas dentro del Pacto de la Alternativa Democrática (PAD) que también militaban por una «transición democrática a través de un proceso constituyente soberano», se les negaban cada vez que se asignaba un espacio para reunirse. Luego estaba la campaña de arresto masivo que, después de los portadores de la bandera amazigh, recurrió a todas las figuras que podían influir en el movimiento popular
Un contrapeso formidable
Muchos apostaron dentro del Hirak a la cancelación total de las elecciones del 12 de diciembre, como fue el caso del 4 de julio, y antes de eso, por supuesto del 18 de abril, al exigir la salida de todos » Issaba». Ahora que Tebboune está allí, las autoridades desean imponer un nuevo statu quo para los argelinos: «Todos los proyectos de reforma pasarán por el nuevo presidente». Según el relato oficial, la elección de Abdelmadjid Tebboune es sinónimo de «finalización de la solución constitucional», según el deseo de Gaïd Salah. Al restaurar formalmente la función presidencial, el régimen opera ni más ni menos que un «reinicio del sistema».
El escenario de un período de transición, por lo tanto, parece estar alejándose. Al mismo tiempo, se espera que la oferta de diálogo desestabilice el hirak y lo divida. Una vez más, la cuestión de la representación del movimiento se vuelve a poner en la alfombra. Ya estamos viendo «listas» circulando, con, como siempre, su cuota de objeciones vehementes. Pero el movimiento no está a punto de fallar, ni mucho menos. A medida que nos acercábamos a las elecciones presidenciales, hemos visto que las acciones de protesta se multiplicaban y diversificaban, y la última semana ha sido particularmente intensa, con protestas masivas todos los días, incluido el Día D.
Por primera vez desde 1962, un movimiento de protesta tan masivo habló en contra de una elección presidencial el día de las elecciones. Por primera vez, una elección presidencial registró una participación electoral tan baja. Por primera vez, un Presidente es elegido con un 58.15%, lejos de las cifras habituales a los «Brezhnev». Y por primera vez, no vimos a ninguno de los partidarios del vencedor mostrar su alegría, una forma de «moderación» que nos cambia de la arrogancia de las victorias oficiales, y que no habría sido posible sin la revolución.
Al hacer las cuentas, estamos al menos seguros de una cosa: el hirak continuará actuando como un contrapeso formidable. Esperando el verdadero cambio.
Fuente: El Watan Imagen : Fethi Hamlati-Wikipedia
[Fundación Sur]
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