Cuando los gobernantes hablan de paz… ¡y venden más armas!

10/12/2019 | Editorial

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Cuando nuestros gobernantes hablan de paz y aumentan la venta de armas, cuando nuestros políticos hablan de progreso y aumenta el desempleo, cuando los poderosos de las naciones hablan del medio ambiente mientras que abusan y saquean los recursos de los pueblos africanos, cuando los líderes de las naciones hablan en sus múltiples cumbres globales, de los grandes retos de la sociedad, pero no implementan ningún acuerdo relevante… todo esto se llama “hipocresía” y gobernanza irresponsable.

Todavía se atreven muchos políticos y gobernantes a presumir de la Constitución, a protestar por la corrupción de los otros partidos y a pronunciar discursos sobre el cuidado del Planeta y de sus habitantes, cuando lo que persiguen en realidad es controlar el poder y los presupuestos para su beneficio, ignorando los principios y valores éticos, que exigen el respeto de cada ser humano, en su dignidad e igualdad, y que claman por una economía ecológica que gestiona responsablemente los recursos disponibles, buscando el bien común.

Somos nosotros los que les hemos elegido. Si nos merecemos gobernantes más competentes y responsables, lo que debemos hacer es elegir mejor a nuestros líderes y gestores de los bienes de la nación.

Somos nosotros los que permitimos este derroche del presupuesto en tantos “funcionarios amigos” y hasta el despilfarro de energía eléctrica, de alimentos, y toleramos el abuso de derechos humanos, que divide a la sociedad.

Es evidente que las clases políticas existentes actualmente están fracasando en su tarea de gobernanza responsable y por tanto la sociedad debería abandonar estos partidos y líderes políticos, para elegir GESTORES independientes, profesionales y responsables, para la gran tarea de garantizar el respeto a todo ser humano, sin imponer ideologías partidistas, y de promover el bien común, a través de una economía más humana y colaborativa, que incluye cuidar la casa común, que es nuestro Planeta.

Este cambio en la forma y calidad de gobernanza, no solamente sería la solución de nuestras deudas nacionales, sino que supondría aumentar considerablemente los presupuestos de educación, salud, empleo, pensiones, bienestar social y desarrollo sostenible y ecológico.

Disponemos de todos los recursos, tecnología y medios necesarios para garantizar la vida digna de cada persona.

Nos falta algo fundamental que todavía no hemos conseguido: empoderar a la sociedad con valores éticos para que pueda elegir líderes y gestores independientes, competentes e íntegros.

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