Las instalaciones de investigación nuclear de Sudáfrica tiene que readaptarse

29/07/2019 | Opinión

captura_de_pantalla_2019-07-16_a_las_13.58.30.pngSituado 33 km. al Oeste de Pretoria, la capital ejecutiva de Sudáfrica, el distrito de Pelindaba ha sido el hogar de la corporación oficial de investigación nuclear de Sudáfrica desde la década de 1960. La Corporación de Energía Nuclear de Sudáfrica (NECSA) alberga el primer reactor nuclear del país, diseñado originalmente para elaborar uranio apto para armas. También fue el lugar original para el desarrollo de armas nucleares bajo el gobierno del apartheid entre 1978 y 1990.

A lo largo de los años, la corporación ha experimentado con el desarrollo de reactores, el enriquecimiento de uranio, la fabricación de combustible y la producción de isótopos utilizados en medicina nuclear.

En los años precedentes a 1994 se destinaron partidas importantes de presupuestos y personal para llevar a cabo estos experimentos. Así, se satisficieron los caprichos de los científicos nucleares, ya que estos que se consideraban esenciales para los planes semiclandestinos de armas, energía y eliminación de sanciones del apartheid. Sin embargo, muchos de estos proyectos —excepto los isótopos, que siguen reportando beneficios— han sido abandonados.

La deriva hacia la disfuncionalidad del gobierno ha conllevado que la corporación ya no sea sostenible financieramente, lo que ha derivado en tensiones entre los ministros y la junta responsable de la producción de isótopos.

Los problemas en el funcionamiento de la corporación son evidentes. A principios de este año, el ex ministro de Energía, Jeff Radebe, se ocupó de los crecientes problemas internos suspendiendo y posteriormente despidiendo al director general, Phumzile Tshelane. También tomó medidas para despedir a toda la junta directiva de la organización.

Radebe actuó porque alegó que la junta había fallado en sus obligaciones fiduciarias. El exministro se encargó de la supervisión del cese de la producción de isótopos que duró más de un año, lo que se tradujo en un importante endeudamiento de NECSA. Otra de las razones detrás de sus radicales propuestas fue la firma de un acuerdo con la empresa rusa Rosatom para construir dos «reactores de solución» en Sudáfrica. Radebe consideró que el acuerdo de cooperación era irregular.

En diciembre de 2018, Radebe nombró al ex CEO de NECSA, Rob Adam, nuevo presidente no-ejecutivo de la junta. En julio de este año, Adam confirmó su renuncia. En siete meses la misión de recuperar la funcionalidad de NECSA se había vuelto ya demasiado costosa, tanto en fondos económicos como en cuanto a tiempo.

La renuncia de Adam muestra las graves dificultades a las que se enfrenta NECSA a la hora de reestructurar y mejorar su balance general. Lo más preocupante es que NECSA ha transferido la gestión de desechos a una nueva institución, el Instituto Nacional de Disposición de Desechos Radiactivos, que también ha experimentado graves problemas de gobernabilidad.

NECSA es la heredera de un Consejo de Energía Atómica anterior, que entró en funciones al comienzo del régimen de apartheid el 1 de enero de 1949. En ese momento había mucho debate sobre dónde ubicar la investigación atómica. Algunas secciones del establishment científico argumentaron que debería formar parte del Consejo para la Investigación Científica e Industrial (CSIR), patrocinado por el gobierno. Sin embargo, las cuestiones de seguridad y militares prevalecieron y la investigación atómica se separó para formar su propia empresa.

Sudáfrica, al decidir sobre el futuro de NECSA, debería ser realista y tener en cuenta que por ahora el país ha decidido renunciar a sus ambiciones nucleares, específicamente en el área de generación de energía. En 2010, el gobierno puso fin a los intentos de Sudáfrica de diseñar un reactor a pequeña escala de alta temperatura, el reactor Pebble Bed Modular.

El proyecto no logró atraer a inversores y clientes extranjeros, y Eskom se mostró reacio a convertirse en conejillo de indias. Las costosas tecnologías de enriquecimiento tampoco habían sido rentables y, cuando se descolgaron de la producción de bombas, dejaron de ser desarrolladas.

La producción de isótopos sigue siendo viable. Pero la cuestión reside en la verdadera necesidad de que todo un centro de investigación del tamaño de Pelindaba siga adelante. El reactor es ahora demasiado viejo como para tener un futuro brillante, y no hay fondos para reemplazarlo.

Los planes de Sudáfrica de construir una serie de centrales nucleares, promovidos por el expresidente Jacob Zuma, se paralizaron en 2017, en un contexto en el que dos ONG ambientales, Earthlife Africa y el Instituto Ambiental de las Comunidades de Fe de África del Sur, presentaron varios litigios. Esta decisión, así como el proyecto del Plan Integrado de Recursos para 2018, subrayan que, por el momento, el desarrollo de capacidad nuclear adicional es inviable.

Ahora que Sudáfrica ya no está comprometida con un futuro de energía nuclear, es legítimo plantear las opciones sobre qué hacer con la instalación de Pelindaba. Estas instalaciones de investigación nuclear deben ser reconceptualizadas y reubicadas. NECSA debería disolverse, haciendo que los proyectos en curso sean transferidos a otras instituciones como el CSIR y las universidades. Los científicos nucleares podrían reintegrarse en otros centros, mientras que el resto de la mano de obra debería protagonizar una transición hacia otras industrias.

Pelindaba como recinto podría ser reutilizado. En primer lugar, los residuos nucleares de actividades anteriores que se encuentran en numerosos edificios y zanjas de Pelindaba deberían descontaminarse y retirarse, para que los futuros usuarios puedan evitar cualquier exposición a la radiactividad.

El emplazamiento podría convertirse en un nuevo campus dedicado a la innovación en el campo de la energía sostenible. Las subvenciones que antes se destinaban a la investigación nuclear podrían orientarse ahora hacia el reposicionamiento de Sudáfrica como uno de los principales innovadores energéticos del hemisferio sur. El nuevo Pelindaba también podría dedicarse a encontrar soluciones para toda África en un contexto de crisis climática.

Otras partes de las facilidades también podría dedicarse a promover el desarme nuclear. Después de todo, el Tratado de Pelindaba declaró al continente africano zona libre de armas nucleares. Sudáfrica, el primer país en renunciar a sus armas nucleares, tiene el deber con el resto del continente de defender el proceso de desarme. La reorientación de Pelindaba sería una solución justa, rentable y práctica al problema de que los contribuyentes sigan apoyando a NECSA, que es cada vez más disfuncional, especialmente porque la energía nuclear ya no se considera un camino viable en el contexto sudafricano.

Fuente: The Conversation

[Traducción y edición, Álvaro García López]

[Fundación Sur]

Artículos relacionados:

Sudáfrica: el dilema del proteccionismo y la liberalización

Sudáfrica juega un papel fundamental en un Consejo de Seguridad de la ONU marcado por la inestabilidad del escenario global

Un subsidio de ingresos básicos podría ser la clave para sacar a millones de personas de la pobreza en Sudáfrica

Sudáfrica necesita un cambio urgente en su mercado de trabajo

El presidente de Sudáfrica en contra de los aumentos salariales a los ministros

Sudáfrica aprueba la ley sobre el salario mínimo

Sudáfrica adopta medidas urgentes para impulsar su economía

Sudáfrica: del apartheid al neoliberalismo

La recesión en Sudáfrica representa riesgos y oportunidades para Mozambique

Sudáfrica entra en recesión

El Tesoro Nacional de Sudáfrica asegura recortes presupuestarios

Los funcionaros de la Universidad sudafricana Walter Sisulu en huelga por demandas de aumento salarial

Los blancos en Sudáfrica siguen teniendo el control del capital

La economía sudafricana muestra «signos de mejora»

El desempleo juvenil en Sudáfrica una bomba a punto de estallar

Acusan a Absa Bank de ser respondable en Sudáfrica de la caida del Rand

Sudáfrica se enfrenta a serios problemas económicos

Salario mínimo ¿Quién paga mejor en África?

El presidente Zuma declara que la economía nacional todavía está racialmente estructurada en Sudáfrica

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster