«Las condiciones de detención en las prisiones guineanas son tan deplorables que pueden calificarse como tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes».
Algunas ONG como por ejemplo ASWAR, utilizan palabras muy duras en sus informes sobre las cárceles guineanas. El 18 de marzo de 2019, condenado a 10 años de prisión por «tentativa de asesinato y posesión ilegal de un arma de guerra», el opositor Boubacar Diallo, alias Granada, se opuso a su regreso a la Casa Central de Coronthie, la mayor prisión de Conakry. Durante su audiencia en el Tribunal de Primera Instancia de Dixinn, no dejó de mencionar los «malos tratos» que había sufrido en prisión.
Por su parte, aunque el Ministerio de Justicia siempre ha refutado las acusaciones, los abogados del soldado Aboubacar Sidiki Diakité, alias «Toumba», en la Casa Central de Conakry desde marzo de 2017, tuvieron que abandonar temporalmente la defensa de su cliente debido a la «violación de sus derechos».
Estos son solo algunos de los 3.500 casos (cifra aportada por el Ministerio de Justicia) denunciados en Guinea, pero no todos están expuestos en la prensa. El pasado mes de mayo, se dio la rara oportunidad en la que una persona que quiere permanecer en el anonimato concedió dos minutos de conversación a la fuente Guinee News, mientras se encontraba en el tribunal de Dixinn por su juicio. Dicho juicio se pospondrá a dos semanas. Fue esta persona la que dio el primer paso y trató de pedir dinero a Guinee News.
Cuando los periodistas le preguntaron qué quería hacer con el dinero, su respuesta fue que quería comprar comida. Sin embargo, se le daría comida en la Casa Central, pero alegaba que no era «comida de calidad». El demandante aseguraba que estaba enfermo, pedía ayuda y suplicó antes de que se interrumpiera la comunicación, cuando los entrevistadores vieron a uno de los guardias de la prisión acercarse a ellos.
La enfermedad del Beriberi
¿Están realmente desnutridos los prisioneros en la Casa Central de Conakry? En su último informe consultado por la plataforma de Guinee News, la ONG ASWAR-Guinea comunicó que había observado regularmente a detenidos que sufrían de beriberi y malnutrición: «Hemos identificado a 500 detenidos que necesitan una comida equilibrada adicional».
Un médico de la ONG que atiende a los detenidos de esta prisión ha confirmado que las cenas están excluidas de la dieta diaria de los detenidos, a diferencia de los desayunos y almuerzos, que sí que se sirven diariamente. El médico explica: «Cada prisionero toma avena por la mañana, después de lo cual todos reciben su almuerzo. Solo aquellos que no quieren comer los alimentos que ofrece la Casa Central se ven obligados a esperar la comida familiar. Sin embargo, todos los presos se quejan de la calidad y la cantidad de las comidas que se sirven en la prisión».
Frédéric Foromo Loua, presidente de la ONG Mêmes Droits pour Tous y presidente de la Comisión de Protección de los Derechos Humanos del INIDH, denuncia el hecho de que «muchos detenidos (en Guinea) siguen recibiendo comidas de sus familias. En principio, subraya, el Estado debería poder proporcionar alimentos a todas las personas encarceladas».
En cuanto a las denuncias que tienen que ver con la mala calidad de la alimentación de los detenidos, el Ministerio de Justicia se limitó a alegar que «la alimentación de los reclusos la proporcionan los servicios privados sobre la base de contratos firmados con las autoridades competentes». Ya en 2018, el Director Nacional del Servicio Penitenciario informó a Guinee News que el suministro de alimentos para reclusos en la Casa Central lo proporcionaban tres proveedores privados, pagados directamente al Banco Central. Guinee News intentó contactar con alguna de esas empresas de catering sin éxito.
Superpoblación
Las dos comidas diarias pueden considerarse como un paso adelante. Se debe acreditar al gobierno, que, desde 2013, ha tomado medidas para mejorar la alimentación en los lugares de detención. Sin embargo, en julio de 2017, la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario, junto con el apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja, capacitaron a los agentes (incluidos los directores de las empresas de restauración) en la gestión de la cadena alimentaria en las cárceles. Una formación que debía garantizar a los presos una dieta nutritiva que les permitiera gozar de una buena salud.
Esta superpoblación se explica por la falta de nuevas cárceles, pero también por la lentitud de los juicios de los detenidos. Para Frédéric Foromo Loua, deben tomarse tres medidas: tanto esforzarse para mejorar las condiciones de las cárceles, como la construcción de nuevas cárceles y el rápido enjuiciamiento de los presos: «Si bien es cierto que las condiciones de detención están mejorando, también es necesario reconocer el hacinamiento en las cárceles, que constituye una violación de la libertad de los detenidos».
Citando a los guardias de las prisiones, la Asociación de Psicólogos Clínicos de Guinea indica en su informe que la celda de mujeres de la Casa Central de Conakry está superpoblada con 85 personas y su capacidad está diseñada para 45/46 personas. Otra consecuencia del hacinamiento de la Casa Central es la falta de espacio; menores y adultos comparten la misma celda.
La desnutrición y el hacinamiento tienen a eclipsar las mejoras que se han producido en las cárceles principales del país en los últimos años. El 21 de junio, con motivo del Día del Niño Guineano del Mes, se abrió el complejo a los periodistas de la Casa Central de Conakry. La ceremonia se celebró en un patio grande y limpio. La Casa Central de Conakry se limpia todos los días pero no permanece en buen estado. Aquí se encuentra la celda de hombres que alberga a la mayoría de los detenidos. A su lado están la celda de mujeres, la celda de los menores y la celda de los pacientes que esperan recibir atención.
La Casa Central también incluye un edificio administrativo –donde trabajan el gerente y su personal–, una mezquita con capacidad para hasta 100 musulmanes y una capilla que puede albergar hasta a 148 personas. Además de los lugares de culto, hay una enfermería con 13 miembros del personal sanitario (incluido un médico), taller de costura, peluquería y teñido.
El 21 de junio, un miembro del personal de la Casa Central confirmó que los prisioneros vendían los bienes dentro de la prisión. Ya se había informado de que mucho antes, un preso había logrado comprarle una televisión a su madre gracias a sus actividades en la prisión.
Los trabajos de rehabilitación, la limpieza, el acceso al agua potable, la formación profesional para la reinserción socio-profesional, las actividades educativas y de ocio…hacen que las cárceles guineanas sean cada vez más humanas. Ciertamente, es un proceso lento. Sin embargo, con la retirada del CICR y el fin del PARJU (Projet d’Appui à la Réforme de la Justice) en 2020, se teme un posible regreso al punto de partida.
David Birdier, jefe de la delegación de la Fundación Terre des Hommes, que opera en nueve cárceles de Guinea, expresó este temor el 21 de junio. Cuando sabemos que la mayor parte de los progresos los realizan las ONG y las instituciones asociadas, solo podemos temer el final del PARJU, un proyecto financiado por la Unión Europea.
Tokpanan Doré
Fuente: Guinee News
[Traducción y edición, María Gómez Cordero]
[Fundación Sur]
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