En casa de la líder social asesinada el 21 de junio de 2019, Maria del Pilar Hurtado se respira solo dolor. En esa casa en Puerto Tejada, un pueblo del norte del departamento del Cauca (Colombia) de 46.000 habitantes donde el 98 % de la gente es negra, pobre, con pocas posibilidades laborales formales, un pueblo rodeado de cañaduzales donde los trabajadores son explotados hasta decir ya no más, un pueblo donde las bandas criminales, las pandillas hacen presencia de manera regular y cíclica.
Sin pensarlo, sin planes, sin agenda, el día del entierro de Maria del Pilar, mi amiga Consuelo Cruz Arboleda y Yo nos dirigimos a Puerto Tejada a expresarles a Doña Juana y a sus cuatro nietos nuestro profundo pesar por lo ocurrido con su hija y madre.
Encontramos una casa humilde en un pueblo de negros, una casa llena de familiares, una casa donde había pocas flores ya que Maria no era «personaje importante» encontramos también a algunos periodistas, ellos deben «mostrar» como se viven estos momentos, ellos deben mostrar el dolor, recordemos, que el dolor del pobre es diferente y el dolor del negro se vive, no en funerarias, se vive en la casa de la matrona, se grita, se llora sin pena.
Al hablar con una de las tías de María del Pilar, se siente un gran compromiso de ayudar de manera efectiva, a estos cuatro chicos de 14,12 y cinco años, ellos deben estudiar, sin prisa pero sin pausa, deberán ser hombres de bien para romper este maldito círculo: ser negros, ser pobres y futuro incierto. Estudiar es el único camino posible.
María del Pilar descansa en paz, que hoy aparecieron ángeles que permitirán que tu ausencia sea menos dolorosa para tus hijos, esos ángeles serán luz en el camino y serán bálsamo para sus corazones que debemos ayudar a que perdonen a quienes les arrebataron el derecho de crecer con su madre.
Toda la prensa, los políticos, columnistas, a lo largo y ancho del país se han pronunciado, se escuchan voces que rechazan este vil asesinato, que solo sumará a las estadísticas otra víctima más, que solo sumará al listado de mujeres asesinadas por luchar por lo que creen, otra víctima más que solo mostrará que en este país por el solo hecho de reclamar ya es motivo para que te asesinen, otra víctima más, donde se cree que los derechos solo son para las elites, que los derechos solo los poseen quienes tienen el poder y la fuerza para enfrentarse a quien pretenda mover un milímetro de sus posiciones de comodidad.
Estoy segura que los asesinatos continuarán, estoy segura que será otra mujer indefensa, estoy segura que también esta muerte como muchas otras se nos olvidaran: Ana Fabricia Córdoba, Emilsen Manyoma, Yadira Sicerquia….
El Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto firmado en noviembre 24 de 2016, debe continuar su implementación de manera integral, deben reactivarse los diálogos con el ELN donde la fase pública de negociaciones se realizó el 7 de febrero de 2017. Ya es justo con este país que lleva más de 50 años en guerra, guerra que les sirve a unos pocos, desangra casi todos y a la mitad del país les parece normal y hasta delirante continuar en esta tragedia.