Algunos apuntes sobre mi vida en Ghana (II), por Bartolomé Burgos

15/04/2009 | Bitácora africana

Política

Como dije al comienzo, en la vida política del país se respira un ambiente de gran libertad. También se percibe un deseo de consenso y colaboración entre partidos políticos. En realidad entre los numerosos partidos que compitieron en las últimas elecciones, sólo hay dos grandes partidos y un tercero con un cierto peso político, debido al hecho de que ningún partido goza de mayoría absoluta y la diferencia en escaños es bastante estrecha.

Este deseo de cooperación entre partidos se expresa en la llamada hecha por los pequeños partidos al presidente para que busque un amplio consenso nacional en la acción política. También se manifiesta en el nombramiento de un comité constituido por miembros de los tres partidos más votados para proponer cual será el salario mínimo durante 2009. Finalmente este deseo de consenso está presente en la llamada de expertos en economía dirigida al parlamento para que no se haga un debate partidista sobre el presupuesto nacional para 2009.

Un aspecto muy interesante en la política de Ghana es que el gobierno (no sólo el programa de gobierno del partido mayoritario, sino cada uno de los ministros que constituirán el gobierno) está sometido a la aprobación del parlamento, lo cual lleva consigo una cierta necesidad de consenso. El presidente elegido (la votación presidencial es diferente de la votación parlamentaria) nombra a los ministros de su gobierno. Esto significa solamente que los propone al parlamento. Un comité parlamentario somete a cada candidato a una investigación e informa al parlamento de los resultados. Estas investigaciones pueden ser bastante agitadas. Sobre la base de este informe, el parlamento en pleno aprueba o rechaza el nombramiento ministerial. En una situación política como la actual, sin mayoría absoluta, el informe del comité parlamentario puede ser decisivo.

El nuevo presidente del gobierno ha suspendido y re-nombrado a los altos ejecutivos de todas las corporaciones de Estado, desde el ejercito y la policía hasta la educación, pasando por sanidad, industria, agricultura etc. Al parecer va a ser intransigente con toda clase de arbitrariedades ejercidas a los niveles más altos. Un ministro recientemente nombrado fue destituido por el presidente pocos días después de su nombramiento por haber tomado decisiones sobre el uso de fondos públicos sin consultar al comité regulador de dichos fondos.

El entendimiento entre partidos tiene sus límites y en la zona norte (Tamale) se han producido enfrentamientos, incluso armados, al parecer por motivos partidistas. El vicepresidente del gobierno, John Mahame, ha exigido a las facciones que entreguen las armas.
La mujer ejerce un papel importante en la vida política y en la administración pública del país. Más de un tercio (casi la mitad) de los ministerios en el gobierno actual están ocupados por mujeres, entre otros el ministerio de justicia que está ocupado por la Señora Betty Mould-Iddrisu, quien es también Fiscal General del Estado. Entre los más altos cargos de la administración pública se cuentan al menos seis mujeres; la cámara de minas es una de las entidades, entre otras, presididas por una mujer

Corrupción

El presidente también parece decidido a luchar contra la corrupción a altos niveles. Ha pedido personalmente a los recientes nombramientos a altos cargos que declaren sus bienes, de acuerdo con el régimen de declaración de vienes vigente. Además ha exigido el control de dichas declaraciones por oficiales públicos y su constancia en un registro público controlable.

Esto no significa que la corrupción esté ausente de la vida pública. Con relativa frecuencia la prensa publica casos de implicación de soldados y policías en actos criminales. En un simposio reciente sobre corrupción los participantes pedían medidas urgentes si de veras se quiere doblegar la corrupción. Yo mismo fui testigo de un caso de pequeña corrupción que, al parecer, es habitual. Un oficial de policía detuvo el coche en el que yo viajaba, en compañía de otras personal, porque el permiso de circulación había caducado hacía una semana. Nos hizo ir a la estación de policía después de retener el permiso de conducir del chofer. Una vez en la comisaría, se puso de acuerdo con el conductor del vehículo, y con otros que se encontraban en la misma situación, para dejarlos marchar, sin cargo alguno a condición de que le dieran una 10 Ghana Cidis (casi 10$) cada uno, por supuesto, sin recibo. Este tipo de soborno supone unas entradas muy substanciales para un oficial de policía.

Un caso reciente y notorio de lucha contra la corrupción concierne al recientemente nombrado ministro de asuntos exteriores. Ya el debate parlamentario para su nombramiento fue agrio, pero consiguió la aprobación del parlamento. Poco después, algún partido político en colaboración con la Alianza para un gobierno responsable pidió la dimisión de dicho ministro hasta que aclarase el alegato de corrupción que pesa sobre él. El ministro se ha negado, hasta ahora, a presentar su dimisión, insistiendo en que se defenderá ante los tribunales de justicia. El caso está pendiente. Casos como este, parecen indicar que la corrupción en Ghana no es totalmente impune, ni siquiera a altos niveles.

Terminemos con una nota deportiva: el fútbol apasiona en Ghana, como en tantos otros países del mundo. Los aficionados siguen con sumo interés las andanzas del equipo nacional, The Stara. Existe una liga nacional de calidad en la que compiten equipos de las mayores ciudades del país. En Accra, Kumasi y Tamale he podido admirar magníficos estadios de fútbol

Autor

  • Bartolomé Burgos Martínez nació en Totana (Murcia) en 1936. Sacerdote miembro de la Sociedad de Misiones de África (Padres Blancos), es doctor en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma, 1997. Enseñó filosofía en el Africanum (Logroño), en Dublín y en las ciudades sudanesas de Juba y Jartum. Fue fundador del CIDAF (Centro de Información y Documentación Africana) a finales de los setenta, institución de la que fue director entre 1997 y 2003.

    Llegó a África con 19 años y desde entonces ha vivido o trabajado para África y ha visitado numerosos países africanos. De 2008 a 2011 residió en Kumasi, Ghana, donde fue profesor de filosofía en la Facultad de Filosofía, Sociología y Estudios Religiosos de la Universidad de Kumasi. Actualmente vive en Madrid y es investigador de la Fundación Sur.

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