En materia migratoria, gran parte de la información que se comparte en redes sociales cuenta y en muchos casos nos obliga a creer, erróneamente, que la mayoría de los inmigrantes son originarios del continente africano. En el territorio que nos ocupa, olvidamos que las tasas más altas de inmigrantes pertenecen a América latina consecuencia directa del periodo colonial, las relaciones comerciales, culturales y por supuesto lingüísticas, que han mantenido estos dos territorios a lo largo de la historia.
En este contexto, no podemos dejar de mencionar la tasa migratoria procedente del norte de Europa: Italia, Inglaterra, Alemania, etc., En el caso de las migraciones europeas me pregunto: ¿cuál es el objetivo de obviar en ciertos medios y en las redes estos movimientos? Busco respuestas a este acto y quizá no exista ningún objetivo, simplemente sea el hecho de no considerar a los procedentes de Europa del norte como inmigrantes, situando esta palabra en el montón del “peyorativismo”.
A mi parecer, el propósito de mostrar datos engañosos tiene como único fin fomentar la xenofobia y el rechazo entre la población. Todas estas acciones son el resultado directo del desconocimiento y la ignorancia de la historia, pero sobre todo del oscurantismo con el que se han contado los acontecimientos bélicos alimentados por el interés político de enfrentar a dos grupos culturales.
Frente a estas cuestiones nos encontramos con los Estados, entes de carácter político que reflejan las necesidades e intereses de la clase dominante, en muchos casos olvidándose de la existencia de los derechos de los seres humanos. Los Estados están dispuestos a la creación, consolidación y puesta en marcha de políticas migratorias del mismo carácter xenófobo que la clase dominante, para así responder a la realidad latente en las calles. En otras palabras, nos encontramos una vez más ante un círculo virtuoso donde la sociedad y el sistema político están contagiados por la misma ideología del sedentarismo y ombliguismo. Ante todo, recordemos que gran parte de quienes forman este sistema ideológico obvian la existencia de material histórico, con un discurso poco coherente y con argumentos contrapuestos.
A lo largo de la historia, los seres humanos hemos pasado de ser nómadas a, muchos de nosotros, convertirnos en sedentarios, inclusive en nuestra vida cotidiana. Además, la creación del término frontera y el interés de llevar este término a la práctica ha separado tantos territorios como personas. No olvidemos que en África la división reglada de la colonización europea marcó la configuración geopolítica del continente, y por lo tanto socio-económica. Sorprende pensar que precisamente, Europa y Occidente pasen los días jactándose de sus avances a todos los niveles, pero aun existiendo bibliotecas, mediatecas y centros de información de toda índole al alcance de todos, sigamos dudando y poniendo en entre dicho no solo a los seres humanos, sino también a su legalidad.
Los movimientos migratorios son naturales, además algunos grupos mantienen el nomadismo como forma de vida, por esta razón necesarios para la supervivencia. Todos estos desplazamientos son espontáneos, estacionales y guiados además por las condiciones climáticas, por lo tanto muchos de ellos circulares y basados la mayoría en la agricultura, la caza y el pastoreo.
Por suerte, en África algunas de sus fronteras, actualmente, continúan siendo porosas y con baja legitimidad de los Estados, favoreciendo a la libre circulación de personas, representando las migraciones intra-africanas un porcentaje mayor al que representan los movimientos extra-africanos. En cambio, en la mayoría de Estados europeos y occidentales se controlan las entradas violentamente tanto en sus acciones como en sus discursos.
Por todo ello considero que es de especial importancia poner filtro a ciertas fuentes de información, algunas de ellas manipuladas. También dudemos de las conversaciones en lugares públicos, centros de salud, bares, restaurantes, plazas, filtro a todas las personas que, sin conocer ni la historia ni la realidad, comparten, dicen, miran, gritan y desprecian a otro humano por el simple hecho de no ser de “aquí”.