Emmanuel Macron, Fela Kuti y Xabier Rekalde

20/07/2018 | Opinión

Desde que fue elegido hace un año, la popularidad del presidente francés Emmanuel Macron ha caído del 66% al 41%, según la última encuesta del IFOP (Instituto Francés de Opinión Pública) de este mes de julio. Sólo el 29% de los franceses sienten que su presidente se pre-ocupa por lo cotidiano de sus vidas. Y sin embargo el 59% considera que Macron está defen-diendo bien los intereses de Francia en el extranjero. ¿Tal vez porque en política extranjera les cae simpático el “estilo Macron”? Poco habitual en las visitas oficiales, en Nigeria el 3 y 4 de julio Emmanuel Macron evitó entrevistarse con las principales figuras políticas, acusadas a menudo de incompetencia y corrupción (En la clasificación de menos a más corruptos de Transparency International Nigeria ocupa el puesto 148 entre 180 países). Tan sólo lo hizo con el presidente Buhari, con quien habló sobre todo de la posible ayuda francesa para la lucha contra los islamistas de Boko Haram. Se encontró sin embargo con empresarios y diversos actores de la sociedad civil. Especialmente llamativa fue su visita al New Afrika Shrine, el reconstruido “santuario” de Fela Kuti, el músico nigeriano más famoso y venerado de Nigeria, tanto por su música como por sus posiciones antisistema, fallecido a los 58 años en agosto de 1997.

fela_kuti.jpgNo creo que sean numerosos los estadistas y políticos europeos atraídos por la figura de Fela Kuti. Es probable que el joven Macron se interesara por él ya en 2002, cuando trabajaba en la embajada francesa en Abuja como becario del ENA (Escuela Nacional de Administración). En mi propio caso fue Xabier Rekalde el primero que, en 1988, me habló de Fela Kuti. Aquel año Rekalde escribió “Safari na Musiki”, publicado en Cuadernos (vol. II, nº 7, abril 1988). El trabajo fue dedicado al djeli (griot) maliense Bazoumana Sissoko, fallecido en diciembre de 1987 (había nacido más o menos en 1890). Era conocido en África Occidental como el “Viejo León” y también como el “Griot de griots”. En el cuaderno de Rekalde, las páginas dedicadas a Fela Anikulapo Kuti no tienen desperdicio y reflejan la afinidad que Xabier sentía por el músico africano antisistema, del que escribiría una emotiva necrológica en 1997.

Rekalde (nacido en Bilbao en 1951 y bautizado como Francisco Javier Ayuso Maeso) fue un personaje poliédrico. Tras su fallecimiento en 2006, en un accidente de automóvil, Pablo Sanz escribió de él en El Mundo (con el que Rekalde había colaborado algún tiempo) que había sido un intelectual emplazado en la izquierda de la cultura, pionero de la crítica musical española, máxima autoridad en temas musicales musulmanes y africanos y maestro del folk y el jazz. También había sido poeta y cineasta. Pasó temporadas en Oriente Medio y en varios países africanos. Era, según Pablo Sanz, un hombre que buscaba la verdad en lo contrario, en lo diferente, en lo otro. Y lo “contrario” él lo había encontrado a raudales en Fela Kuti.

Fela (Olufela Olusegun Oludotun Ransome-Kuti) nació en 1938 en el estado de Ogun, Nigeria. Su madre fue una feminista muy activa en el movimiento anticolonial. Su padre, pastor angli-cano, fue presidente de la Unión de Enseñantes de Nigeria. Su primo hermano Wole Soyinka consiguió el Nobel de Literatura en 1986. Enviado a Londres en 1958 a estudiar medicina, Fela prefirió inscribirse en el Trinity College of Music. Su instrumento preferido era la trompeta. Durante su estancia en Londres fundó la banda Koola Lobitos, que tocaba una mezcla de jazz y de highlife (surgido en Gana en los años 60). Volvió a Nigeria en 1963. Visitó Gana en 1967, en donde dio a su propio estilo el nombre “Afrobeat”. En 1969 llevó a los Koola Lobitos a Estados Unidos. Allí descubrió el movimiento Black Power, lo que iba a tener gran influencia tanto en su música como en sus posicionamientos políticos. Ya en Nigeria, y a partir de los años 70, su banda, con un nuevo nombre, “The Afrika ‘70”, y sus nuevas composiciones de fuerte contenido social, se hicieron enormemente populares. También ganó notoriedad su trayectoria política y social. En 1970 fundó la República de Kalakuta, The Afrika Shrine (Santuario de África), especie de comuna musical que se declaró “independiente” de Nigeria. Evidentemente las autoridades no apreciaron la crítica social y política de sus composiciones y Kalakuta fue objeto de numerosas incursiones por la policía. En 1977 los soldados del General Obasanjo, entonces presidente, destruyeron el Afrika Shrine. Fela Kuti fue vapuleado, y su madre, que habitaba en una casita frente a la comuna, murió al ser arrojada por una ventana. En 1984, el gobierno de Muhammadu Buhari, Jefe del Estado tras el golpe militar de 1983, y actualmente Presidente de Nigeria desde 2015, mantuvo a Fela Kuti en la cárcel durante veinte meses, hasta que fue liberado por el general Ibrahim Babangida…

A esa trayectoria quiso hacer referencia Femi Kuti, hijo de Fela, músico como su padre, cuando en la New Afrika Shrine recibió al presidente Emmanuel Macron. En su discurso de acogida, Femi Muti se dijo convencido de que el presidente francés conocía sin duda lo difíciles que habían sido siempre las relaciones entre “el Poder” y el Afrika Shrine. En Nigeria, como en Francia, -y no sólo en Nigeria y Francia, habría dicho Xabier Rekalde-, la música ha estado a menudo al servicio de la lucha por la libertad. Y eso molesta.

Ramón Echeverría

Fundación Sur]


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Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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