Aunque Ibrahim Boubacar Kéita es elogiado desde la suprema magistratura de Malí, ha sembrado el caos debido a su mala gestión. Consecuencia: el país es un polvorín. Bajo su presidencia, Malí desafortunadamente ha pasado a ser un «estado fallido». El control de las regiones norte y centro escapan a su poder. Como prueba, tres días antes de la apertura de la campaña electoral, el sábado 7 de julio de 2018, la situación de seguridad en el centro del país, incluyendo la región de Mopti, empeoraba.
Malí se enfrenta a una degradación de la seguridad persistente e inaceptable en la zona centro del país. Allí no pasa más de una semana sin que se cometan asesinatos, secuestros, actos de devastación y destrucción de propiedades cuyos autores parecen actuar con una impunidad total… Aquí y allá se descubren fosas comunes… Todavía más grave es el hecho de que el Gobierno local acaba de reconocer que elementos de las fuerzas armadas nacionales están involucrados en algunos casos de ejecución sumaria de ciudadanos malienses.
En efecto, hay mucha tensión entre los peuls y los dogones en esta parte del país. El domingo 1 de julio de 2018 se produjo un enfrentamiento violento entre dos grupos étnicos en la aldea de Bombou (en Koro, región de Mopti). La aldea fue completamente destruida e incendiada y 16 personas (peuls,) fueron asesinadas, incluidas 6 mujeres y ancianos, y varios niños desaparecieron. El Estado, que hubiera debido interponerse entre ambos grupos étnicos, lamentablemente estuvo ausente y fue indiferente ante este genocidio.
La situación que prevalece en el centro de Malí se ha vuelto trágica. Todos los días, decenas de personas son abatidas fríamente, simplemente por su etnia o pertenencia a una comunidad. La impotencia del Estado frente a este desastre humanitario es repugnante. Debe entenderse que estas víctimas son sobre todo ciudadanos malienses. Hermanos y hermanas de una misma madre: Malí.
Para muchos observadores, los dos principales grupos étnicos (peul y dogon) son solo víctimas de esta historia. «Después de varias consultas con asociaciones de estas etnias, he comprendido que estos dos grupos étnicos ni siquiera conocen las causas del conflicto que los enfrenta. Solo saben lo que les sucede a ellos y no su origen», ha declarado el honorable Oumar Mariko, durante la marcha silenciosa contra las ejecuciones sumarias en la región de Mopti. Según él, la mala gestión del poder estatal es la única causa de esta crisis. Para él, la mala gestión del país por parte del régimen del IBK, ha sembrado el caos en Mali.
Hemos escuchado en la Asamblea Nacional a un diputado de la mayoría decir que «los enfrentamientos entre grupos étnicos en el centro del país, son puras fantasías; que las personas continúen orando juntas en las mezquitas y socialicen, como si nada hubiera sucedido». En cualquier caso, dada la gravedad de la situación, es hora de darse cuenta de que el centro de nuestro país se ha convertido en un polvorín. Es extremadamente grave que los que están al mando ignoren estas aldeas quemadas y a estos cientos, sino miles de muertos.
Tientigui
[Fundación Sur]
Fuente: maliweb.net
[Fundación Sur]
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