El próximo primer ministro de Etiopía

2/03/2018 | Opinión

Los últimos días han sido muy dramáticos e impredecibles para Etiopía. El 14 de febrero, cientos de presos políticos, periodistas y líderes de la oposición fueron liberados de prisión. Al día siguiente, el Primer Ministro Hailemariam Desalegn anunció abruptamente su renuncia para allanar el camino a reformas políticas. Y luego, apenas 24 horas después, el gobierno etíope declaró un estado de emergencia nacional de seis meses.

Este ritmo sin precedentes de eventos, que viene como consecuencia de prolongadas protestas callejeras, ha dejado a muchas personas desconcertadas, incluso en Etiopía.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Esta secuencia de eventos surge del hecho de que Etiopía ha estado, desde hace tiempo, tambaleándose de una crisis a otra.

Las protestas callejeras de los dos grupos étnicos más numerosos del país, los amhara y los oromo, que en conjunto representan más de dos tercios de los más de 100 millones de habitantes, continúan sin tregua. La economía se encuentra en una espiral descendente en medio de una inflación creciente y una debilitante escasez de moneda extranjera. Y la ONU estima que al menos un millón de personas han sido desplazadas internamente en los enfrentamientos fronterizos entre los estados de Oromia y Somalia Etíope en 2017generando graves preocupaciones humanitarias.

Esta miríada de crisis provocó que los altos mandos del gobernante Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF) celebraran una importante reunión en diciembre. Durante 17 días, la reunión del Comité Ejecutivo «do-or-die» deliberó largamente en Addis Abeba. Entre otras cosas, la coalición gobernante reconoció que sus problemas se veían exacerbados por la falta de democracia interna del partido y por la debilidad de sus principales líderes.

Unos días después de las conversaciones, el 3 de enero, el primer ministro Hailemariam, cuyo destino estaba esencialmente sellado para entonces, anunció que el gobierno liberaría a presos políticos y cerraría la infame prisión de Maekelawi. Este movimiento sorpresa fue anunciado como un esfuerzo por ampliar el espacio democrático y construir un consenso nacional.

Desde entonces, más de 6.000 presos, incluidos algunos condenados a muerte, han sido liberados. Decenas de miles permanecen tras las rejas, pero el gesto fue elogiado como un paso importante hacia la reconciliación y la reforma. Los etíopes respondieron organizando concentraciones masivas de recibimiento. Este ambiente de celebración se fortaleció aún más cuando Hailemariam anunció que dimitiría el 15 de febrero.

¿Calmará la agitación el Estado de Emergencia?

Sin embargo, este optimismo fue pronto amortiguado al día siguiente por la imposición de un estado de emergencia. El gobierno declaró por última vez la ley marcial en octubre de 2016 en el apogeo de las protestas de Oromo. Duró diez meses hasta agosto de 2017, después de lo cual las protestas estallaron de nuevo.

Esto muestra que la agitación en Etiopía requiere soluciones políticas, no las mismas viejas medidas represivas que han llevado al país al borde del colapso. Afortunadamente, el EPRDF todavía tiene la oportunidad de redimirse e invertir el estado de emergencia. Se espera que el Parlamento, que está completamente controlado por la coalición gobernante, regrese del receso en los próximos días para ratificar el decreto de emergencia. Deberían anular esta medida autoritaria y, en su lugar, mandatar a líderes civiles para buscar formas democráticas de enfrentar los disturbios.

Como han señalado observadores como Awol Allo, la agitación actual no alcanza el umbral requerido para imponer un estado de emergencia. Además, es poco probable que el radical decreto, que limitaría libertades de expresión y reunión, entre otras, restaure la estabilidad. Al contrario, engendrará más indignación y podría conducir a nuevas turbulencias y más muertes evitables.

De hecho, huelgas y protestas se han prolongado en los últimos días, mientras que todavía se celebran manifestaciones desafiantes en favor de los presos liberados en los estados de Oromia y Amhara.

¿Quién sucederá a Hailemariam?

Con los líderes de EPRDF reunidos para nombrar al sucesor de Hailemariam, la pregunta que todos se hacen es quién será el sucesor.

Hailemariam, oriundo de un pequeño grupo étnico en el sur, fue ampliamente considerado como un testaferro y una mera sombra de su antecesor Meles Zenawi. El poderoso partido del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF, por sus siglas en inglés) lo socavó en todo momento mientras que la corrupción, el faccionalismo y la generalizada convulsión llevaron al país a la ruina. Además de por sus a veces irrisorias imitaciones de Meles, Hailemariam será únicamente recordado por dejar a Etiopía en ruinas, en medio de un estado de emergencia y con un futuro incierto.

Al escoger al próximo Primer Ministro, el EPRDF debería enviar una señal clara al pueblo etíope y a los nerviosos socios internacionales eligiendo un líder capaz que pueda unir al país para una reforma democrática.

También podría usar el nombramiento para resolver la no reconocida cuestión Oromo, una antigua demanda de Oromo para un rol político nacional acorde con el número de habitantes y contribución de la comunidad. Es el descontento con la marginación política lo que alimenta las protestas de Oromo.

Nombrando, por primera vez, un primer ministro Oromo podría apaciguar a los manifestantes. Sin embargo, este individuo debería, también, ser un líder capaz con el temperamento y voluntad política para conducir una nación profundamente fracturada, fuera del caos actual, hacia aguas más tranquilas. Tal líder necesitaría legitimidad popular dentro de los Oromo al tiempo que pueda obtener un amplio apoyo de otros grupos étnicos. Él o ella debe estar dispuesto a sentarse con la oposición y participar en negociaciones de buena fe sobre el futuro del país.

¿Un Primer Ministro Oromo?

En este frente, dos nombres vienen a la mente: Lemma Megersa, el presidente del estado de Oromia, y su adjunto, Abiy Ahmed. Juntos, han rehecho la Organización Democrática de los Pueblos Oromo (OPDO), uno de los cuatro partidos étnicos que integran la coalición EPRDF, en un impulsor de reforma.

Lograron esto haciendo suyas las protestas de los manifestantes. Juraron reformar el sistema, crear empleo y terminar con la corrupción, prometiendo unirse a la enojada juventud si sus esfuerzos se frustraban.

lemma_megersa-_etiopia.jpg«Los oromo determinarán el destino y el futuro de este país», dijo Lemma en un discurso en febrero pasado. «Etiopía no puede seguir existiendo como país sin la plena participación de los oromo y sin dar a los oromo su parte justa».

A través de este cambio de retórica y enfoque, este dúo dinámico ha transformado una organización, en el pasado dócil y despreciada, en el partido del pueblo en el lapso de un año.

Entre las dos figuras, Lemma sería la opción popular nacional para ascender al puesto de Primer Ministro. Su base de apoyo trasciende las líneas étnicas e incluso políticas del partido. Y ha hecho propuestas audaces a la unidad de Etiopía, describiendo la identidad etíope como «adictiva». Sin embargo, se enfrenta a obstáculos técnicos. El Primer Ministro debe ser un miembro del parlamento y Lemma no lo es.

¿Quién es Abiy Ahmed?

Si el EPRDF opta por un Primer Ministro oromo como muchos esperan, esto allana el camino para el igualmente carismático Abiy de 41 años. Esto sería decepcionante para los muchos etíopes que abiertamente apoyan al muy apreciado Lemma. Pero hay ventajas prácticas para el ascenso de Abiy. Por ejemplo, la estabilidad en Oromia será clave para el éxito del próximo Primer Ministro, y Lemma puede estar mejor calificado que Abiy para reformar la burocracia de Oromia. Él puede unir a los oromo detrás de su llamada a la «revolución económica» y contener las protestas callejeras.

Habría varias razones de optimismo si se nombrara a Abiy. Proviene de un entorno religioso mixto, con madre cristiana y padre musulmán, y habla con fluidez amhárico, oromo y tigrinya. Es un excelente comunicador que, de acuerdo con expertos del partido, prefiere la toma de decisiones basadas en la evidencia y tiene un doctorado de la Universidad de Addis Abeba. Además, su ascenso en el ejército al rango de Teniente Coronel le ha dado una comprensión del complejo funcionamiento interno de la inteligencia militar, un activo importante si va a asumir algunos de esos elementos a través de la reforma del sector de seguridad.

Sin embargo, hay también motivos de preocupación. Abiy no es solo un alto oficial de seguridad, sino que también fundó la Red de información de la agencia de seguridad (the Information Network Security Agency), un equipo de seguridad cibernética que extendió una vigilancia masiva de etíopes ordinarios, incluidos los disidentes en Europa y América del Norte. De 2008 a 2010, supervisó la expansión de la difusión de televisión y radio en un momento en que Etiopía era conocida por su falta de libertad de prensa. Y ha servido en el gobierno autoritario de EPRDF, incluso como ministro de Ciencia y Tecnología, desde la fundación de la coalición. Para aquellos que buscan un cambio significativo, la experiencia y el curriculum de Abiy pueden ser tanto una desventaja como una ventaja

Dos opciones de Etiopía

Quien suba al primer puesto tendrá mucho que realizar, pero deberían comenzar siguiendo el consejo de la Embajada de los Estados Unidos en Addis Abeba, que advirtió recientemente que la respuesta a la creciente agitación es «más libertad, no menos».

De hecho, Etiopía necesita urgentemente reconciliación nacional y un diálogo inclusivo, y el próximo líder debe actuar rápidamente para cumplir las promesas de ampliar el espacio democrático. Eso incluye la liberación de las decenas de miles de presos políticos que todavía están tras las rejas e informar a las familias sobre el destino de las multitudes que han desaparecido sin dejar rastro desde 1991.

Una mayor libertad también significa, entre otras muchas reformas, desmantelar un trío de leyes opresivas instituidas desde 2008. Concretamente, la promulgación de la libertad de los medios de comunicación y acceso a la información, la promulgación de las organizaciones benéficas y sociedades y la promulgación antiterrorista.

Después de años de continuas protestas y crisis, el ineficaz Hailemariam dejará pronto el cargo. Esto deja a Etiopía en una coyuntura altamente impredecible, pero llena tanto de potencial positivo como de preocupante incertidumbre.

El EPRDF se encuentra en una encrucijada histórica y las opciones son claras. Puede optar por una reforma genuina o puede inmovilizarse bajo el peso de una odiosa lucha de poder y el descontento popular.

Mohammed Ademo

* Mohammed Ademo es periodista y fundador y editor de OPride.com.

Fuente: African Arguments

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]


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