Madagascar: ¿qué ha ido mal?

12/02/2009 | Crónicas y reportajes

Mientras que las emociones continúan elevadas en la capital de Madagascar, Antananarivo, mucha gente se pregunta a quién se puede culpar por los disturbios políticos en los que han muerto más de 100 personas, durante las protestas anti gobierno, organizadas por el líder de la oposición y ex alcalde de la capital, Andry Rajoelina.

Lo que una vez fuera un movimiento pacífico por la democracia se ha convertido en parte de una lucha política que cayó a lo más bajo cuando las fuerzas de seguridad dispararon y mataron a 28 personas, a las afueras de las oficinas presidenciales, el 7 de febrero.

“Queremos un cambio”, asegura Henri, un profesor, en una manifestación contra el gobierno, en Antananarivo. “Estoy aquí porque creo que el gobierno ha cometido errores. Pero el cambio debe ser democrático, Rajoelina debería buscar otra manera de mostrar su opinión”.

La tragedia del 7 de febrero ha dejado a muchos preguntándose los motivos que hay detrás de una multitud de gente protestando que camina hacia el edificio presidencial, custodiado por soldados armados. “Sólo podían producirse dos resultados en aquel momento”, relata Solofo, un testigo de los acontecimientos de aquel día, “o derramamiento de sangre o el asalto al palacio”.

“Hubo un tiempo en que yo apoyaba el movimiento por la democracia”, cuenta un entrenador de baloncesto, Solo, “pero ahora se ha vuelto demasiado extremista”.

Promesas rotas

Desde su elección como alcalde de Antananarivo, en diciembre de 2007, Rajoelina se ha erigido a sí mismo portavoz de los oponentes al presidente Marc Ravalomanana, atrayendo el apoyo de muchos que se sienten desilusionados con el gobierno que consideran que ha fracaso y no se ha ocupado de las necesidades de los más pobres de Madagascar.

Los analistas dicen que la propia elección de Rajoelina fue una señal al presidente de que cada vez estaba volviéndose más distante de la gente que le votó para el gobierno. Mientras que una diminuta élite en Madagascar se ha beneficiado de la liberación de la economía, acometida por el presidente, las condiciones de los pobres han empeorado, a pesar del crecimiento macroeconómico.

Las reformas económicas de Ravalomanana han atraído a inversores extranjeros, después de años de estancamiento económico y aislamiento, tentados por la riqueza en petróleo y minerales del país. Los gigantes mineros como Río Tinto han invertido miles de millones de dólares en proyectos locales. La corporación internacional Cherritt, de Canadá, una compañía de recursos naturales, está invirtiendo 3.400 millones de dólares en construir una de las minas más grandes del mundo de níquel, justo al este de Antananarivo.

“La economía ha dado muestras de resultados positivos desde 2004. Ha habido un enorme aumento de inversión extranjera, especialmente en el sector minero, y la economía muestra signos de recuperación”, asegura Herinjatovo Ramiarison, profesor de economía en la Universidad de Antananarivo.

“Pero la parte negativa de esta liberación del mercado es que ha aumentado el espacio vacío entre los ricos y pobres, y pienso que es la principal causa de esta crisis. En todas partes, la desigualdad es fuente de frustración política y social y de problemas, y es muy fácil convencer a la gente para que haga huelgas y se manifieste”, comenta.

“El gobierno ha implementado con éxito su política económica, pero ha fracasado en la implementación de políticas sociales para contrarrestar la desigualdad entre los pobres y los ricos”, añade.

Buscando un número uno

“El propio presidente se ha beneficiado enormemente del crecimiento económico de Madagascar. Su éxito como empresario de productos lácteos le ha ayudado a ganarse el respeto de sus seguidores durante su campaña para la presidencia, en 2001, pero la gente parece haberse vuelto suspicaz con los intereses públicos y privados solapados, y ha hecho falta poco para provocar a la gente y convencerla de que salga a las calles de Antananarivo, para protestar.

Mucha gente también cree que hay otras fuerza, más poderosas, tras las intenciones de los líderes políticos. “La violencia que estamos presenciando tiene la marca distintiva de antiguas luchas ocurridas aquí”, señala un analista político y residente en Antananarivo.

“Aquí hay políticos del pasado, a los que llamamos dinosaurios, y puede que algunos de ellos estén involucrados de alguna manera en esto. Es difícil de explicar, pero hay un montón de dinero en el movimiento anti gobierno, y no está claro de dónde viene ese dinero”.

El daño causado cuando las protestas degeneraron en violencia podría ser a largo plazo. En sólo unas cuantas semanas el trabajo de muchos años para re posicionar a Madagascar entre los lugares seguros para la inversión, se ha perdido, según algunos cálculos, a la economía podría costarle entre 6 y 10 años recuperarse por completo.

Mientras, el intento de Rajoelina de arrancarle el poder al gobierno democráticamente elegido, ha sido condenado por la Unión Africana. Los diplomáticos occidentales, bajo auspicios de las Naciones Unidas, intentan presionar para que se dialogue y se centren los esfuerzos en ocuparse de las quejas expresadas en las manifestaciones.

“Hacemos un llamamiento a las autoridades, los partidos políticos y la sociedad civil para que encuentren una solución a esta crisis mediante el diálogo, respetando la constitución, y que tras ello se impongan las reformas necesarias para responder a las peticiones de más justicia social y democracia, y por la buena gestión de los asuntos públicos”, según el comunicado publicado por la Unión Europea, el 6 de febrero.

Otros, tienes preocupaciones más apremiantes: “es fácil olvidar que todavía queda una estación de ciclones aquí. Es la época más difícil para la gente, y ahora, además de la crisis económica global, que se espera que afecte gravemente a África en 2009, tenemos una crisis política en Madagascar”, se queja Ramiarisom, “Estoy preocupado porque no podremos evitar la crisis de alimentos si no encuentran pronto una solución a esta situación”.

Será duro para Ravalomanana recuperar de estos sangrientos acontecimientos, a los que los medios locales han llamado “sábado rojo”, pero hay poca alternativa política al magnate de 69 años de edad. A la edad de 34, Rajoelina es considerado por muchos demasiado joven para ser presidente.

“no estoy a favor de Ravalomanana”, afirma Solofo, “pero fue elegido presidente y tenemos que dejarle terminar su mandato, Las protestas actuales son una advertencia, pero puede cambiar, y si no, estará fuera en las próximas elecciones”.

(IRIN, 11-02-09)

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster