Colores para descubrir la identidad, por Chema Caballero

14/07/2017 | Bitácora africana

Marian Davies nació en Bata, Guinea Ecuatorial, y siendo joven su familia se trasladó a España. De su país natal se trajo un hatillo de recuerdos deslumbrados por el color. Ahora, al cabo de los años, rebusca en él para explorar su identidad. Una puerta que se ha abierto al sentarse ante los lienzos vacíos que ella llena de vida, de mujeres o del África que se quedó enredada entre la yema de sus dedos.

A Davies siempre le gustó pintar, pero nunca se había dedicado a ello realmente, era más un entretenimiento. Estudió diseño de moda, una actividad que, confiesa, “le llamaba bastante la atención”. Pero después de una temporada intentando hacerse un hueco en ese mundo y ver que no podía, decidió cambiar y buscar algo que le “diera de comer”. Optó por cursar secretariado de dirección. La nueva ocupación no consiguió adormecer su inquietud artística.

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Tras años de trabajo tuvieron que operarla y durante la larga convalecencia a la que se sometió, su gran pasión volvió a brotar, ahora con más fuerza. Se dio cuenta de que lo que realmente necesitaba era pintar. No podía quitarse este deseo de encima, así que decidió dejar todo y volver a la universidad. El pasado 23 de junio se graduó en Bellas Artes y una semana después inauguró su primera exposición individual en la galería Mamah Africa de Madrid, que se puede visitar hasta el 31 de julio y durante la primera quincena de septiembre.

Davies confiesa que le cuesta mucho expresar sus sentimientos y emociones en palabras, prefiere el arte o la escritura, y a pesar de ello hemos podido charlar con ella sobre su trabajo.

Pregunta. ¿Cómo es eso de dejarlo todo y dedicarse solo a estudiar?


Respuesta. Tengo el apoyo de mi marido. Sin él hubiera sido imposible hacer todo esto. Él ha tenido un papel fundamental a la hora de que yo pudiera hacer Bellas Artes, no solo económicamente, o por su apoyo moral incondicional, o sus críticas y sugerencias, sino también en las tareas domésticas, en aquellas cosas que hoy en día no se valoran porque de siempre las hemos realizado las mujeres y se da por hecho de que es nuestra obligación. Y también en el cuidado de nuestra hija. Junto a José, he tenido, cómo no, el aliento de mi madre y mis hermanos, sin todos ellos no hubiera conseguido llegar hasta aquí.

P. ¿Qué te empujó a tomar esa decisión?

R. Aunque me ganaba bien la vida de secretaria, notaba que me faltaba algo, no terminaba de estar satisfecha. Entonces fue cuando pensé que tenía que realizar un cambio; algo que desde un principio tenía que haber hecho, pero por las circunstancias tiré para otro lado y me había quedado como una asignatura pendiente. Era lo que tenía que haber hecho desde un principio.

P. Dicen que las cosas llegan cuando tienen que llegar

R. Supongo, pero hay que estar preparados también para recibir las cosas.

P. ¿De dónde surge tu pintura?

R. La verdad es que no sé de dónde surge realmente aunque en la facultad te enseñan a pensar las cosas. Yo pintaba porque me gustaba, dibujaba cosas que me hicieran sentirme bien, pero lo último que he hecho es distinto. Llevo tres años trabajando sobre África. Esto surge porque llegó un momento en el que sentí la necesidad de hablar de lo mío. Porque de acuerdo que he vivido aquí, en Madrid, pero me faltaba algo que es difícil de explicar. No sé, la manera de pintar esos colores tan vivos, es una especie de añoranza difícil de explicar.

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P. Hay personas que dicen que viven entre dos mundos y no pertenecen realmente a ninguno de los dos, ¿es este tu caso?

R. Después de tantos años en España, en Guinea no consideran que yo sea de allí, pero lo más triste es que los españoles tampoco me consideran de aquí.

P. ¿Cuáles son esos recuerdos de Guinea que dice que impregnan tu obra?

R. Son muchos, para haber venido tan pequeña tengo muchísimos recuerdos. La casa donde vivíamos, la finca, el colegio, la zona, los amigos del barrio, la playa, los olores…

P. Y a pesar de todo, ¿te faltaba algo, una parte de ti?

R. Sí. No es que lo eche de menos, no es realmente echar de menos, es la sensación de que si no tengo relación con ello no estoy completa. Es una cosa que no es fácil de explicar, son sensaciones.

P. ¿Reflejas todas estas sensaciones en tu pintura?

R. Más o menos. Parto de mis recuerdos, de una memoria lejana, quizás idealizada, no lo sé. Trabajo también mucho con fotografías. A mí me encantan los trajes africanos, y para lo último que he hecho he buscado fotos de tocados y he trabajado con ellos utilizando imágenes de fotógrafos nigerianos que fotografían tocados y peinados africanos como J.D`Okhai Ojeikere. Eso lo junto con mi memoria y a lo que me sale de dentro y luego lo plasmo en mis cuadros.

P. ¿Es esta exposición una muestra de todo esto?

R. Sí, hay un poco de todo esto y además una reflexión sobre mi identidad porque cuando hice el proyecto para el final de la carrera tuve que buscar un tema. Y yo tema real no tenía ninguno pero sí que me preocupaban mis raíces, por qué soy como soy. Entonces empecé a investigar un poco y eso me llevó a desarrollar esa búsqueda en pintura. Luego lo he ido ampliando de manera también más sociológica y ha salido un trabajo muy interesante.

P. ¿Con qué se van a encontrar los que acudan a Mamah Africa?

R. (Silencio largo). Van a ver cuadros, pero más allá de los cuadros van a ver una parte de mí, que está ahí y que necesito que salga y se exprese de alguna forma. Parte de mí y de mi búsqueda está ahí en esos cuadros.

P. ¿Cómo definirías tu estilo?

R. Yo creo que todavía no tengo un estilo definido, trabajo mucho con materias de carga, principalmente piedra pómez porque es muy ligero, y me gusta mucho el color, estoy entre pintura y escultura. Necesito que se vea la pintura, que se sienta, que se pueda tocar o por lo menos que yo pueda trabajar con masas. Por eso me cuesta tanto definirla, creo que todavía no estoy definida, ahora es cuando siento que empiezo a encontrar mi propio estilo.

P. ¿A definirte cómo artista?

R. No como artista, sino el estilo de mi trabajo. Artista me he sentido siempre porque me considero una persona muy creativa.

P. Dices que el color es muy importante para ti, ¿crees que eso se lo debes a Guinea?

R. Yo creo que sí, porque pienso que Guinea, o África en general, tiene un color diferente. Todo es más luminoso, más brillante, más alegre, más vivo.

P. ¿Es esta tu primera exposición?


R.
Es mi primera exposición individual, con anterioridad he hecho un par de cosas colectivas.

P. ¿Cómo surge esta exposición?

R. Yo conocía Mamah Africa y fui a hablar con Maica y Laura de la Carrera [las dueñas] para pedir información sobre alguna asociación de artistas africanos para un proyecto que estoy llevando a cabo, comenté que acababa de terminar Bellas Artes, me preguntaron si tenía alguna obra para mostrar y les enseñé algunas y les debieron gustar porque me propusieron hacer la exposición con ellas.

P. ¿Cómo te sientes ante todo esto?

R Yo digo que a mí todo esto me da un poco de vértigo, las cosas han sucedido demasiado rápidas. Sé que siempre hay que empezar por algo y este es un buen inicio, pero estoy muy asustada. Toda mi vida he querido hacer esto y de repente está aquí, por lo que no termino de creérmelo, no sé si seré capaz de estar a la altura, si al público le gustaran mis obras. Tengo muchas dudas. La verdad es que no me lo creo, no me lo esperaba. Ha venido todo muy deprisa y estoy un poco perdida, pero muy ilusionada.

Original en Blogs de El País . África no es un país

Autor

  • Chema Caballero nacido en septiembre de 1961, se licenció en derecho en 1984 y en Estudios eclesiásticos en 1995 Ordenado Sacerdote, dentro de la Congregación de los Misioneros Javerianos,
    en 1995. Llega a Sierra Leona en 1992, donde ha realizado trabajos de promoción de Justicia y Paz y Derechos Humanos. Desde 1999 fue director del programa de rehabilitación de niños y niñas soldados de los Misioneros Javerianos en Sierra Leona. En la , desde abril de 2004 compaginó esta labor con la dirección de un nuevo proyecto en la zona más subdesarrollada de Sierra Leona, Tonko Limba. El proyecto titulado “Educación como motor del desarrollo” consiste en la construcción de escuelas, formación de profesorado y concienciación de los padres para que manden a sus hijos e hijas al colegio.

    Regresó a España donde sigue trabajndo para y por África

    Tiene diversos premios entre ellos el premio Internacional Alfonso Comín y la medalla de extremadura.

    Es fundador de la ONG Desarrollo y educación en Sierra Leona .

    En Bitácora Africana se publicarán los escritos que Chema Caballero tiene en su blog de la página web de la ONG DYES, e iremos recogiendo tanto los que escribió durante su estancia en Sierra Leona, donde nos introduce en el trabajo diario que realizaba y vemos como es la sociedad en Madina , como los que ahora escribe ya en España , siempre con el corazón puesto en África

    www.ongdyes.es

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