Sudáfrica, el bono basura y la repetición de 1985

6/04/2017 | Crónicas y reportajes

Los acontecimientos actuales en Sudáfrica son reminiscencias de los ocurridos en 1985. En ese año, Sudáfrica sufrió por la depreciación de la moneda y los acontecimientos políticos adversos. Era el momento en que el país se enfrentaba a las crecientes sanciones internacionales y al aislamiento, mientras el tipo de cambio del rand seguía soportando fuertes presiones, con caídas en su valor internacional.

La estabilidad financiera de Sudáfrica se tambaleó tras el infame discurso del entonces presidente del Estado, P.W. Botha. Antes del discurso se tenían importantes expectativas sobre grandes cambios políticos, pero no se materializaron. Tras él, los bancos extranjeros se negaron a hacer nada con la deuda externa a corto plazo de Sudáfrica, causando una todavía mayor depreciación en el tipo de cambio del rand.

En 2016, Sudáfrica pudo ver una repetición a cámara lenta de los acontecimientos de 1985, culminando en una moratoria de la deuda. Podrían desencadenarse los siguientes eventos, que recuerdan a los ya sucedidos:

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– Una depreciación continuada del rand, acelerada por la inexplicable decisión del presidente de cesar a su ministro de Hacienda. La depreciación aumenta sustancialmente el valor del capital y los pagos de intereses sobre la deuda externa.

– Una bajada en la calificación crediticia de Sudáfrica, » bono basura» (junk), que daría lugar a la retirada de líneas de crédito por parte de los financiadores extranjeros, como los bancos.

Esta vez podemos ver los problemas delante de nosotros, y el gobierno debe actuar con responsabilidad para evitar otro 1985.

La moratoria de la deuda

La depreciación de su moneda puede ser beneficiosa para un país. Lo más obvio es el hecho de que las exportaciones sean más baratas y que, por lo tanto, la demanda de exportaciones suba.

Lamentablemente, la depreciación de la moneda no sólo trae ventajas. Los bienes y servicios importados también se vuelven más caros. Las importaciones más caras ejercen presión sobre la inflación interna, que pueda dar lugar a aumentos en las tasas de interés. En economía se dice a menudo que «no hay nada gratis, todo tiene un coste, aunque sea un coste de oportunidad».

La depreciación también aumenta el valor del capital de la deuda externa en la economía doméstica, donde la deuda externa se designa en moneda extranjera, y la carga de intereses sobre dicha deuda, ya que estos también se pagan en moneda extranjera.

En resumen, en 1985 la falta de voluntad de los bancos en el extranjero para conceder préstamos a entidades sudafricanas, aunque fuera por razones políticas, más la depreciación de la moneda, dio lugar a la incapacidad del país para pagar su deuda externa.

La crisis financiera culminó en una moratoria sobre el reembolso de la mayor parte de la deuda externa del sector privado en Sudáfrica, pero excluyendo a la deuda pública. Los reembolsos de deuda fueron administrados por un Comité de Deuda y reprogramados durante un lapso de tiempo prolongado, con el último pago efectuado en 2001.

La caída del rand

En los últimos meses, el tipo de cambio del rand ha mostrado una depreciación considerable. Esto es en realidad una aceleración de una tendencia a la baja a largo plazo, en términos económicos técnicos. El tipo de cambio nominal efectivo del rand ha perdido alrededor del 50% de su valor desde 2010.

sa2.pngEl Banco de Reserva de Sudáfrica describe el tipo de cambio nominal efectivo como «un tipo de cambio ponderado del rand medido frente a la moneda de los veinte socios comerciales más importantes de Sudáfrica. El cálculo se basa en el comercio y el consumo de bienes manufacturados«. Sobre esta base, medido contra 20 monedas, el rand ha perdido aproximadamente la mitad de su valor.

Al evaluar la moratoria de la deuda con el beneficio de la retrospectiva, es importante distinguir entre la deuda externa de Sudáfrica y la del gobierno de Sudáfrica, ya que sólo la deuda externa del sector privado se incluyó en la moratoria.

La deuda externa del país son todos los fondos prestados en el extranjero a los sudafricanos, incluidas las empresas, los particulares y otras entidades, e incluye también el endeudamiento externo del gobierno. A mediados de 2015, la deuda externa de Sudáfrica ascendía a unos 1.700 millones de rands, de los cuales el 46% estaba valorado en moneda extranjera. La deuda actual del gobierno en la actualidad asciende a unos 1.800 millones de rand. Y de estos, un 10% corresponden a deuda externa, sacando el resto de fondos de pensiones, bancos y similares.

La deuda externa de Sudáfrica incluye naturalmente la parte de la deuda que el gobierno ha solicitado en el exterior, que comprende alrededor de un 11% de la deuda externa del país. Por ejemplo, si un proveedor extranjero vende a una empresa sudafricana y proporciona una línea de crédito de seis meses, dicha línea de crédito es parte de la deuda externa del país durante seis meses. Esta línea de crédito no tiene nada que ver con la posición de la deuda del gobierno sudafricano, interna o externa. La deuda pública y la deuda externa del país no deben confundirse.

Desde 2007, la deuda externa sudafricana ha mostrado un aumento constante tanto en el PIB como en el ingreso total de exportaciones. Al mismo tiempo, los pagos de intereses sobre la deuda externa como porcentaje de las exportaciones han aumentado.

El status de «basura»

La posición de la deuda externa de Sudáfrica, que como ya hemos visto no debe confundirse con la deuda del gobierno sudafricano, es vulnerable en tres aspectos. En primer lugar, la depreciación de la moneda aumenta el valor del capital de los fondos prestados en el extranjero en moneda extranjera, lo que aumenta la carga de reembolso de los prestatarios sudafricanos. La deuda externa como porcentaje del PIB aumenta debido a la depreciación de la moneda.

En segundo lugar, los pagos de intereses sobre la deuda externa aumentan debido a la depreciación de la moneda. Esto se verá exacerbado por la normalización internacional de las tasas de interés.

Estos dos factores estuvieron presentes en 1985, pero se agravaron en el momento por razones políticas, a saber, que los bancos se negaban a prestar más dinero a Sudáfrica después del polémico discurso antes mencionado. El último elemento para repetir los hechos del 85 a cámara lenta podría ser provocado por algo similar 30 años más tarde: el que las agencias de calificación internacionales hayan otorgado el status de bono basura a Sudáfrica.

Ahora que ha recibido esta calificación de riesgo, los bancos internacionales y otras compañías serán mucho más precavidos a la hora de hacer préstamos a las entidades sudafricanas o incluso retirarán las líneas de crédito existentes.

Podría ser el terremoto que sacuda todo, como lo hizo en 1985, culminando con la moratoria de la deuda. El gobierno sudafricano deberá introducir oportunamente políticas para evitar la repetición de 1985.

Jannie Rossouw

Fuente: Mail&Guardian

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]


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