Discurso de aceptación de Benedicte Kumbi Ndjoko, galardonada con el Premio Victoire Ingabire por la Paz 2017

24/03/2017 | Opinión


«Victoire es Lumumba en su valor indefectible hasta la muerte, Victoire es Sankara en el amor de su pueblo, Victoire es Nkrumah en su exigencia de unidad …»


Benedicte Kumbi Ndjoko

victoire_hasta_la.jpgLa historia hoy, la que no está escrita, quisiera que apoyáramos, o aclamáramos injusticias y mentiras encarnadas en gente como Paul Kagame, Yoweri Museveni o Joseph Kabila, y sus mentores occidentales, Bill Clinton anteayer, y Barack Obama ayer. Esa historia querría que dejáramos a nuestros héroes enterrados en ocultos rincones del recuerdo y reemplazados sólo por terror, el que hace a los hombres sumisos, a veces cobardes cuando no engendra verdugos. Así, lo que se nos propone cínicamente es la oscuridad, la banalidad del mal triunfante. Sin embargo, hay estrellas que, a través de su reluciente y tímido brillo, nos permiten percibir a través del claroscuro, un mundo de posibilidades. Victoire Ingabire Umuhoza es una de esas estrellas.

Mi encuentro con Victoire tuvo lugar por medio de un video, mientras yo estaba tratando de entender lo que estaba ocurriendo en el Congo.

Me conmovió lo que esta mujer, que yo no conocía, estaba diciendo. Ella hablaba de la necesidad de decir la verdad. Pero ¿decir la verdad sobre qué exactamente? Y ¿quién era esa mujer que se había comprometido a proclamar esa verdad? ¿Quién era esa mujer que, en medio de un silencio indecible, desafiaba la intimidación, las censuras para expresar que sus derechos, como los de miles de otras personas, tenían un valor, que había una narrativa que debía ser cuestionada y contada por fin?

No era solo un desafío, era cuestión de no ser cómplice de la barbarie.

Lo que esta mujer dijo era que estaba interesada en lo que caracteriza al ser humano. Lo que nos estaba diciendo era que ningún ser humano en esta tierra podría ser libre mientras otros seres humanos fueran silenciados, insultados, encarcelados, torturados y asesinados.

Destacó que mientras pruebas evidentes demostraban que intensas horribles intimidaciones, detenciones de personas inocentes y eliminación de hombres, mujeres y niños tenían lugar en Tingi Tingi, una comunidad internacional cómplice rendía homenaje a los asesinos. La voz de Victoire era esa verdad que, como brasas ardientes, escapaban y subían para alimentar otras farolas mientras trataba de ahogar la llama. Las mentiras de Paul Kagame y sus amigos estaban ahí para derribarnos, golpeándonos con terror, pero la verdad, la que escala montañas , que puede parecer que tarda mucho tiempo en llegar, vela para fortalecer nuestras convicciones, nuestras creencias en un mundo de justicia, de verdad y de paz. Es esa verdad, que Victoire proclamó públicamente.

Este profundo mensaje, de verdad, me conmovió, me perturbó porque en la guerra que nosotros los congoleños padecíamos, había al otro lado de la frontera, una voz, voces, gente que el mundo quería que odiáramos a la fuerza y estas voces decían que teníamos un destino común, que la solidaridad era nuestro futuro porque no podía haber una Ruanda libre, si no había un Congo libre y no podría haber un Congo libre, si no había una Ruanda libre. La lucha de Victoire es nuestra también y tiene una resonancia y una dimensión particular en el continente africano porque lo que nos ha sucedido en la región de los Grandes Lagos es una tragedia africana de lo más banal: africanos que son explotados, africanos armados para matarse entre sí, africanos despreciados por el color de su piel, africanos saqueados, africanos todavía alienados como consecuencia de sufrimientos que siglos de servidumbre aún no han logrado borrar, africanos que sufren este «ellos» que nunca es cuestionado.

En este contexto, la vida de Victoire Ingabire Umuhoza, su lucha, es un recordatorio de la necesidad de la memoria; la historicidad de todos los acontecimientos que deben, necesariamente ser entendidos para aportar soluciones y respuestas adecuadas. Lo que Victoire nos dice es que es importante que retomemos la iniciativa de nuestras vidas para que podamos, a nuestro turno contar nuestras experiencias, nuestras verdades, expresar también nuestros sufrimientos sin mordazas, llorar nuestros muertos y finalmente enterrarlos dignamente.

Por todas estas razones, estoy fuerte y emotivamente unida a la persona de Victoire. Esta mujer que en la adversidad, en la brutalidad extrema de la separación forzada de los suyos a la que está sometida, esta mujer se mantiene firme. Cada acción que Victoire realiza es siempre un no que opone a la barbarie, a la impotencia. Y en esto, Victoire Ingabire representa para nosotros lo que más valoramos y queremos, es decir, la vida. Lo que hay que celebrar y respetar. Esta vida tiene sentido solamente cuando se vive en libertad, lo que requiere, como preliminar indispensable, el establecimiento y la declaración de la verdad.

Y por eso es importante para mí decir hoy, como pude escribir hace unos años sobre Victoire Ingabire, que es esencial que celebremos a nuestros héroes mientras están vivos porque lo que importa es la vida. Mientras estén vivos nos dan la fuerza para continuar nuestra lucha, para que podamos verlos libres, que puedan hacernos crecer en su fuerza de carácter, y que el testimonio de sus vidas y su lucha se conviertan en estas numerosas murallas contra la abyección. Victoire es uno de nuestros modelos a seguir entre todas aquellas personas que ayer hoy y mañana estuvieron, están y estarán de pie en esta batalla por la libertad.

Por eso debemos apreciarla y valorarla. Por eso debemos respetar profundamente su llamada, y no debemos avergonzarnos ni temer defenderla pues así afirmamos que ella representa la verdad. Así que hoy les doy las gracias por el inmenso honor que me hacen, pero estas acciones que realizamos juntos no tendrían su razón de ser si no están guiadas por el espíritu y las acciones de estos seres excepcionales como Victoire que decidieron que la libertad, la justicia y el amor no eran negociables para que todos fuéramos libres. Por eso dedico este premio a los millones de personas que hemos perdido, en el Congo, en Ruanda, en Uganda, en Burundi, y en particular a todas esas mujeres, y lo dedico muy especialmente a esa mujer cuyo valor es una inspiración, cuya estrella está llamada a brillar eternamente en el universo africano, porque por su sacrificio y su coraje, se ha unido a nuestros grandes héroes legendarios.

Victoire es Lumumba en su coraje indefendible hasta la muerte, Victoire es Sankara en el amor de su pueblo, Victoire es Nkrumah en su exigencia de unidad, Victoire es la multitud (todos nosotros) y de hecho Victoire es Victoire, una mujer armada solamente con la verdad y el amor que ha hecho temblar a los que se armaron de odio y bayonetas, al mismo tiempo que se jactaban de haber parado el genocidio. ¿Podría ser de otra manera cuando ella tiene un nombre con promesas tan relevantes?

El 11 de marzo de 2017, la Red Internacional de Mujeres por la Democracia y la Paz (RIFDP), otorgó el Premio Victoire Ingabire Umuhoza a 4 ganadores. Los otros tres galardonados son: David Himbara, Anjan Sundaram y Alain de Brouwer.

Benedicte Kumbi Ndjoko

Fuente: Rising Continent

[Traducción, Jesús Esteibarlanda]

[Fundación Sur]



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