El ANC contra la libertad de expresión en la red

16/03/2017 | Opinión

south_africa_internet_seguridad.jpgEl ministro de Seguridad del Estado sudafricano, David Mahlobo, al parecer está abogando por la regulación de las redes sociales, reemplazando un espacio de libre expresión por otro de vigilancia burocrática. Este alarmante escenario refleja la tensión entre privacidad y seguridad en todo el mundo, no sólo en Sudáfrica. Pero hay más.

La propuesta de Mahlobo es parte de la amplia estrategia del ANC para controlar los medios de comunicación sociales, si sus políticas sobre estos medios en la sesión informativa del domingo, como preparación de la conferencia de política del partido en junio, siguen adelante. Esta política pasa por la creación de un «tribunal de apelación de medios», algo que ya se discutió en Polokwane en 2007. El ANC también quiere una agenda mediática para «transformar los medios hostiles».

Los principales medios de comunicación están «desincronizados» con el resto del país, ha dicho el ANC en la mayoría de sus declaraciones sobre política en comunicaciones. Lo que supone que el ANC sí está en sincronía con el país. Y ese es un error común que el partido gobernante comete, confundiendo al país, a su gente y al mismo partido.

Ahora las redes sociales están fuera de sincronía con el partido gobernante. La posición por defecto es regularla y usar las «noticias falsas» como excusa. La realidad es que nadie sabe qué hacer con las noticias falsas. Pero regular internet y los medios sociales sería excesivo e inconsistente con el ruido y las fuertes contestaciones que caracterizan una democracia.

Facebook y Twitter, los dos medios más utilizados en Sudáfrica, permiten la libre expresión (aunque sólo para aquellos que tienen acceso a internet, claro). También son medios que permiten expresarse a aquellos que no puedan acceder a los medios convencionales.

Por supuesto, los medios de comunicación social están abiertos al abuso en la era de las «noticias falsas», desinformación, propaganda, mentiras, rumores, que ha existido desde siempre, pero siendo ahora una industria a gran escala. ANN7, por ejemplo, que observa todo lo que hacen los medios mainstream y luego dice y hace lo contrario. Es como tratar de convertir diamantes en pistachos.

El «razonamiento» del ministro de la Seguridad del Estado sobre los medios de comunicación sociales es parte de la trayectoria general del ANC: el deseo de controlar las noticias y la expresión individual para que pueda ganar mejores mayorías durante las elecciones. Va en paralelo con otras propuestas de control: la Ley de Protección de Información del Estado (mejor conocida como ley del secreto), el ya mentado tribunal de apelaciones sobre los medios de comunicación, la Ley de Cine y Publicaciones o la Ley sobre Crímenes de Odio y Discursos de Odio.

Los aspectos de todo lo anterior son inconstitucionales y esa es la razón más probable por la que, en su mayoría, no hayan cumplido completamente con los deseos del gobierno. Así que esto es política y legalidad. En términos prácticos, las redes sociales son un espacio demasiado grande para regularlas. WhatsApp, Snapchat, Instagram, mensajes en Facebook y tweets salen más rápido de lo que el gobierno puede intentar regular contra ellos. El racista random será detenido y esto no parará que alguien tenga una opinión desagradable sobre ello.

¿Qué pasaría por dejar las redes sociales como están? ¿Qué es lo que la gente dice o comparte en sus diversas plataformas? Un montón de tonterías narcisistas la mayor parte del tiempo, seguro. Como fotos de sus increíbles vacaciones para mostrar lo felices que son, besando a sus parejas en sitios románticos, de sus músculos y tabletas, de sus poses raras poniendo morritos.

Pero hay más: es una vía para el activismo, para la diversidad de opiniones, un espacio para mostrar la ira contra la corrupción en los sectores público o privado y para la falta de humanidad. Los medios de comunicación social se utilizan para quejarse de los funcionarios públicos que no hacen su trabajo pero aumentan su sueldo. Del estado de los hospitales. De las pobres condiciones de los libros de texto y del creciente desempleo. Vemos discusiones entre personas y grupos con diferentes puntos de vista, como a feministas blancas y feministas negras, preguntándose qué es lo universal y qué lo particular.

También se utilizan para intercambiar información. Una charla en una universidad, por ejemplo. O qué area se ha quedado sin luz ni electricidad y cuándo volverán a funcionar. Incluso en China y Zimbabue, países que regulan los medios de comunicación, la gente encuentra una manera de compartir información. El gobierno estaría perdiendo el tiempo.

En el buen sentido, las redes sociales pueden servir para coquetear con alguien, incluso usando emoticonos, como el de llorar de risa, que por alguna razón es uno especialmente popular en Sudáfrica. Se puede ser divertido y serio mientras intentamos lograr un equilibrio entre la seguridad y la privacidad, en un mundo de violencia, racismo, sexismo, pobreza, cambio climático e inhumanidad.

Todo esto tiene valor. Sólo por eso debería quedar claro que este espacio no debe ser regulado.

Pero también está claro que sólo aquellos que se sienten amenazados o inseguros quieren regularlo.

Glenda Daniels

* Glenda Daniels es profesora de estudios de medios en la Universidad de Witwatersand

Fuente: Mail&Guardian

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]


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