Cuando los lideres del G20 se reunan en Hamburgo, el futuro de Africa será una de sus prioridades. La canciller alemana Angela Merkel se comprometió a usar su presidencia del grupo para promover el crecimiento «sostenible y los trabajos» en el continente, concentrandose en «inversiones en infraestructuras y energías renovables».
La energía no es una necesidad nueva para muchos africanos. Aunque hay partes de África que son ricas en energía, la electricidad sigue siendo frustrantemente escasa para la mayor parte del continente. De hecho, el Banco de Desarrollo Africano calcula que alrdededor de 620 millones de africanos viven sin acceso seguro a la electricidad.
Pero ahora que las economías avanzadas expresan apoyo para los esfuerzos de aumentar la disponibilidad de este derecho básico, quizas ha llegado el momento de encender el interruptor en uno de los desafios naturales y sociales más importante de Africa.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, África cuenta con el 13% de la población mundial, pero solo con el 4% de la demanda energética. Mientras habitantes de Londres o Nueva York se quejan de la lentitud de su ancho de banda o de la deficiente cobertura de los moviles, muchas personas en ciudades y pueblos africanos todavía tienen dificultades para acceder a la electricidad para iluminar sus casas y hacer funcionar sus negocios. Como he apuntado en alguna ocasion, en 36 paises africanos, solo 2 de cada 5 personas tienen electricidad a lo largo del día. En algunos paises ni 1 de cada 10 disponen de ella.
Teniendo en cuenta esto, no es sorprendente que tantos jovenes africanos crean que su mayor esperanza se encuentre en viajar a Europa y más alla. Una electricidad segura es algo más que hacer funcionar escuelas, hospitales y casas. Un suministro eléctrico seguro permite a los jovenes aprender competencias, encontrar trabajo, empezar un negocio – e incluso pueden permitir a los negocios ya existentes competir en pie de igualdad en los mercados regionales e internacionales. Debido a que la electricidad es fundamental para el desarrollo económico, suministrar a las comunidades y negocios energía limpia,segura y barata será mi objetivo principal durante mi mandato en la Unión Africana.
Como sugiere la agenda del G20 en Hamburgo, los paises africanos y occidentales tienen ahora incentivos comunes para colaborar en la resolución de los problemas de desarrollo en Africa. Africa no puede permitirse perder generaciones jovenes talentos que vayan a sitios como Alemania,Francia,Italia y otros paises europeos que tienen dificultades con una llegada constante de inmigrantes. Algunas de las mejores maneras de revertir estas tendencias es la cooperación entre economías desarrolladas y en desarrollo- particularmente en el sector de la energía.
Las oportunidades para la colaboración son abundantes. Según un informe en Febrero de 2015 de McKinsey & Company, África tiene unas reservas extraordinarias de potencial energético sin utilizar, incluyendo alrededor de 10 teravatios de energía solar en potencia, 350 gigavatios de energía hidroeléctrica, 110 gigavatios de energía eólica, e incluso 15 gigavatios adicionales de energía geotérmica. Aunque en su momento fue demasiado caro explotar estos amplios recursos de África, la tecnología provee soluciones que promoverán nuevas empresas y oportunidades. Con una inversion internacional suficiente, África tendra la oportunidad de usar estos recursos.
Ya hemos visto el impacto que las nuevas fuentes de energía pueden tener en las ciudades africanas. Hace dos años, los residentes de Conakry, la capital de Guinea, no podían encender sus casas más de 6 horas diarias, y los negocios carecían de la energía necesaria para funcionar. Ahora, gracias a la construcción de la presa hidroeléctrica de Kaleta por la Corporación Internacional de Agua y Electricidad China, los negocios tienen una fuente segura de energía 24 horas al día.
Y no es solo en Guinea. Desde los gigantescos proyectos solares y eólicos Panafricanos de Lekela, a las granjas eólicas en Kenia y los proyectos solares de Ruanda y Tanzania, países africanos tanto grandes como pequeños están utilizando sus recursos naturales para crear trabajos y producir energía limpia y barata.
Lo mejor de estos proyectos es, sin embargo, que no están sucediendo de forma aislada. Están siendo planeadas como parte de un proyecto mayor para crear una infraestructura de capacidad de generación energía a nivel industrial a lo largo de todo el continente.
La colaboración internacional y la inversión son esenciales para estos esfuerzos. Al trabajar con colaboración internacional en África Occidental, un interconector eléctrico completamente innovador permitirá exportar energía desde Costa de Marfil a Liberia, Sierra Leona y Guinea. Y esto será una de las primeras iniciativas público-privadas encaminadas a transformar como producen electricidad los países Africanos.
Si esta empresa resulta exitosa, no solo fortaleceremos la capacidad de las economías africanas de dar un trabajo y un futuro a nuestros jóvenes, abriremos nuevas oportunidades comerciales entre África y Occidente.
Tras haber dedicado el último año a coordinar la política energética dentro de la Unión Africana, me he encontrado con un creciente clima de impaciencia en los políticos africanos, así como en gran parte de la población. Los líderes africanos están demostrando una novedosa determinación en mejorar las perspectivas de las nuevas generaciones, empezando por electrificar nuestras economías.
En ningún otro momento de mi vida he visto a los líderes Africanos tan centrados en superar alguno de los problemas que han impedido avanzar a nuestro continente por tanto tiempo. Trabajando con socios internacionales en el sector público y privado podemos encontrar un camino nuevo y próspero para África y esperanzador para nuestros jóvenes. Si los líderes Africanos juntan su determinación con la promesa del G20 de invertir en proyectos conjuntos, el futuro para los africanos se iluminará de más de una forma
Alpha Condé
* Alpha Condé es presidente de Guinea y de la Unión Africana.
Fuente: The Namibian
[Traducción y edición, Fernando Martín]
[Fundación Sur]
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