La piratería es un drama que está lejos de solucionarse

10/03/2017 | Crónicas y reportajes

Lo que sucedió siguió un patrón ahora familiar: un pequeño convoy de vehículos 4×4 polvorientos llega al borde de la pista de aterrizaje en Galkayo, Puntland, Somalia. Los guardias de seguridad toman posiciones cerca y una serie de hombres perplejos salen cuidadosamente de los coches y se alinean para que los medios de comunicación les hagan fotos.

En esta ocasión eran 11. Todos habían sido rehenes hasta esa mañana. Eran marineros de un buque de carga de Malasia que había sido secuestrado por piratas somalíes años atrás, cautivos hasta que se pagó un rescate por su liberación.

piratas.jpgUno de ellos resumió lo sucedido: «El 26 de noviembre de 2010 nuestra nave fue secuestrada en el Océano Índico. Pedían 20 millones. Después de eso amenazaron al propietario. O pagas o empezamos a disparar a la tripulación. Se niega y le disparan tres veces a un indio. Luego nos golpean y nos torturan. Dile a tu familia que traiga dinero o te matamos«.

La tripulación fue retenida durante tres años y medio, pero esos fueron los afortunados. Cinco de sus compañeros de tripulación murieron en ese tiempo. Ahora los supervivientes vuelven a casa y un avión de la ONU con dos enviados a bordo era enviado para mantenerles a salvo.

Estas escenas se han vuelto relativamente comunes en Galkayo en los últimos tiempos. El 80% del comercio mundial se realiza por mar y Somalia se encuentra en una ruta marítima clave que une Europa y Asia. Más de 18.000 buques pasan por sus costas cada año. Durante la última década, los piratas somalíes, a menudo expescadores cuyos medios de vida tradicionales han sido destruidos por los pesqueros industrializados extranjeros y por los vertidos tóxicos, han atacado a más de 300 barcos y secuestrado a más de 700 personas.

Frente a esta amenaza, la comunidad internacional respondió de manera agresiva. En 2008, varios países europeos, Estados Unidos y otros, comenzaron a enviar fuerzas navales a estos mares. Todavía siguen ahí hoy día: buques de guerra, aviones y helicópteros peinando miles de millas cuadradas e intentando mantener a raya a los secuestradores. La ONU también ha desempeñado un papel importante a la hora de facilitar las negociaciones para la liberación de rehenes, como la de los liberados en lugares como Galkayo, pagando grandes rescates.

En un intento por entender las razones, Bertrand Monnet, académico y cineasta francés, ha estado viajando a los puntos calientes de la piratería alrededor de la costa de África. En una serie de tensos encuentros, tuvo cara a cara a bandas piratas fuertemente armadas que operan en la delta del Níger y alrededores, donde la industria petrolera allí instalada ofrece un mundo de posibilidades para exigir rescates.

Va quedando claro que la piratería en África Occidental comparte muchas causas con la de Somalia y la de todas partes: aquellos que no participan en los beneficios y ganancias del comercio mundial cada vez tienen menos razones para respetar la seguridad de los que sí lo hacen.



Fuente: Aljazeera

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]


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