La caricatura del diario argelino “El Watan” (la nación) ilustra mejor que ningún comentario la noticia: Un banquero intenta atraer la atención de un piadoso musulmán que lleva a la espalda un saco repleto de dinero Según la legislación bancaria argelina no hay bancos autorizados y que puedan pretender justificadamente al estatuto de “islámicos” (esencialmente, sin intereses). Pero ahora el gobierno intenta captar los abundantes capitales que no están en el circuito financiero formal, esencialmente porque muchos ciudadanos consideran el sistema bancario como contrario a la ética musulmana.
Ya hemos hablado de las obligaciones del estado que Argelia lanzó el año pasado por estas fechas. Con la crisis del precio de los hidrocarburos poder recuperar los miles de millones que circulan informalmente en el país es un ejercicio que merece la pena intentarse: algunos hablan de entre 17.000 y 37.000 millones de dinares fuera de los bancos (entre 145 y 317 millones de euros). Según el nuevo ministro de economía Hadji Baba Ammi, se está estudiando la posibilidad de ofertar productos financieros que no conlleven intereses: “Yo no diría que son (productos) islámicos, sino participativos, que se financian no por los intereses sino por el rendimiento del de los proyectos financiados”. Es decir, que si un proyecto (una empresa de calzado, por ejemplo) ha sido financiada con estos fondos, no se percibirá un porcentaje fijo sobre el dinero que se invirtió (haya o no beneficios, que es lo que la banca islámica rechaza asimilándolo a la usura), sino que se percibe únicamente un porcentaje sobre el beneficio obtenido (con la venta del calzado, según el ejemplo anterior). Un matiz muy fino para los profanos, pero importante para los que están atentos a los aspectos éticos de la banca.
Fuente: El Watan
José María Cantal Rivas, editor de AfroIslam
[Fundación Sur]
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